El allanamiento realizado en la casa donde se domicilia Néstor Eduardo Scaserra había finalizado el sábado pasado con el hallazgo del ya referido revólver.

De acuerdo con lo informado, el arma de fuego fue encontrada por los policías de la Federal arriba de una heladera, en el comedor de la casa donde el ahora imputado se domicilia, que está ubicada en Villa Fidelidad, sobre la calle Roca entre San Carlos y Laprida.

Más de 16.800 pesos y un teléfono celular se habían incautado también durante el allanamiento que se tradujo en la aprehensión del azuleño ahora imputado en esta investigación penal.

En tanto, esos más de dos kilos de marihuana los efectivos de la Federal -que en los procedimientos utilizaron un perro que se llama Bruno y está entrenado para detectar estupefacientes- se hallaron en los allanamientos que se hicieron en las viviendas donde residen las dos jóvenes que también fueron arrestadas el pasado sábado.

Araceli Elizabeth Otegui se domicilia en un inmueble que está situado sobre la calle Avendaño, en el Barrio Juan Domingo Perón de esta ciudad.

Según lo investigado, cuando fue arrestada "tenía ilegítimamente bajo su guarda y disposición con fines de comercialización en dosis fraccionadas" más de un kilo trescientos de marihuana compactada.

Algunos trozos se hallaron adentro de un placard de una habitación del inmueble allanado. Y también, los policías de la Federal secuestraron marihuana adentro de un mate y en otros lugares de la vivienda convertida en escenario de este procedimiento.

Junto con la droga, en la casa donde la joven vive se secuestraron dinero en efectivo -en una suma cercana a los 100.000 pesos-, dos teléfonos celulares,"un picador de metal", una balanza y cuatro plantines de cannabis sativa "de pequeñas dimensiones", según se menciona en estas actuaciones penales.

Johanna Belén Ocanto, la otra joven arrestada el sábado, cumplía hasta ese día prisión domiciliaria en una casa situada en Avenida Madres de Plaza de Mayo y Ruta 51.

En ese lugar, durante el allanamiento que hicieron los efectivos de la Federal, en la causa penal se señala que en una de las habitaciones tenía -también con "fines de comercialización"- más de 850 gramos de marihuana que estaban en dos envoltorios que fueron hallados en un placard.

En ese procedimiento se incautaron también cuatro teléfonos celulares y más de 14.400 pesos en efectivo.

Solicitados desde la UFI 22 por el fiscal Lucas Moyano, todos estos allanamientos habían sido ordenados por Magdalena Forbes, la magistrada a cargo del Juzgado de Garantías número 1 con asiento en el Palacio de Justicia de Azul, "a los fines de proceder a secuestrar sustancias estupefacientes y todo otro elemento de interés para la presente pesquisa", según se indicaba en lo dispuesto.

Las órdenes que se libraron el sábado incluían los registros, también en busca de estupefacientes y de elementos utilizados para su fraccionamiento y posterior venta al menudeo, de dos automóviles.

Esas diligencias las llevaron a cabo los policías de la Federal en algunos de los objetivos allanados.

EL DATO

Los procedimientos habían sido presenciados por Lucas Moyano, el fiscal que lleva adelante esta investigación penal, y también por Marcelo Sobrino, el fiscal General del Departamento Judicial Azul.

Escuchas telefónicas y un preso en la cárcel de Urdampilleta que también es investigado

Varias horas de escuchas a los teléfonos de los investigados, móviles que habían sido intervenidos tiempo atrás desde la Justicia, se convirtieron en las pruebas reunidas para solicitar los allanamientos que se hicieron el sábado que pasó en tres inmuebles de esta ciudad, procedimientos que incluyeron los arrestos de quienes ahora figuran imputados por esta infracción a la Ley 23737: Araceli Elizabeth Otegui, Johanna Belén Ocanto y Néstor Eduardo "Lalo" Scaserra.

"Al menos en el período comprendido entre el mes de mayo y el día 24 de octubre del corriente año los aquí imputados -señaló ayer el fiscal Lucas Moyano en el escrito donde solicitó sus detenciones- se dedicaron en forma organizada a la comercialización de estupefacientes del tipo clorhidrato de cocaína y marihuana en dosis fraccionadas destinadas directamente al consumidor, en esta ciudad de Azul".

En mayo pasado, una denuncia anónima formulada de manera telefónica en la Policía comenzó a tener a Scaserra como el primer sospechado en esta causa penal por la que ahora se encuentra privado de la libertad.

Después, al llevarse a cabo las intervenciones telefónicas desde la Justicia, en esos entrecruzamientos de llamados comenzaron a aparecer también como sospechadas Otegui y Ocanto.

A través de las escuchas surgían "conversaciones crípticas referidas a la comercialización de estupefacientes", se menciona en esta causa penal, entre el hombre y las dos jóvenes que ahora están aprehendidos, quienes solían utilizar varios teléfonos celulares para llevar a cabo esta actividad ilícita.

"Remera verde" para aludir a la marihuana; "finitos" cuando se referían a los porros o la palabra "reloj" -que según los investigadores los ahora imputados utilizaban al hablar del uso de una balanza de precisión para pesar la droga- aparecen en esas escuchas telefónicas como palabras mencionadas de manera connotativa por los sospechados para dialogar sobre esa actividad ilícita que al parecer desarrollaban.

Además, se llevaron adelante tareas de vigilancia en los domicilios de los ahora imputados por parte del personal policial ligado a esta pesquisa que el sábado finalizó con el hallazgo y posterior secuestro de una importante cantidad de marihuana.

Los investigadores pudieron establecer también que la comercialización de estupefacientes al menudeo se llevaba a cabo a través de "kiosquitos" o bajo la modalidad conocida como "delivery"; y que era habitual observar en los domicilios de los acusados a personas que concurrían a comprar droga.

En las escuchas telefónicas fue posible identificar también al azuleño que está preso en la cárcel de Urdampilleta, Carlos José María Cano, hablando con Araceli Otegui.

Ambos figuran procesados en esa otra causa, también por drogas, que en diciembre del año pasado había dado lugar al arresto de Otegui y de varias personas más en Azul, lo cual se produjo mientras Cano estaba preso en una de las cárceles del SPB con asiento en General Alvear.

Al parecer, esas charlas telefónicas que ambos mantenían estaban relacionadas con la entrega, a través de un transporte de encomiendas y previamente acordada por el recluso, de estupefacientes en los domicilios de esa joven y también de Scaserra, para que después se llevara a cabo la venta de esas sustancias bajo la modalidad conocida como "narcomenudeo".

De esa actividad ilegal, supuestamente, también participaba Ocanto desde la casa situada en Avenida Madres de Plaza de Mayo y Ruta 51, el inmueble allanado el sábado pasado y donde hasta ese día la joven cumplía arresto domiciliario por ese otro sumario penal donde está procesada por un intento de homicidio.

El Fiscal que interviene en esta investigación penal sostiene que a través de las escuchas telefónicas era posible concluir que "el interno Carlos Cano efectuaba conversaciones con los imputados desde su lugar de detención", lo que el sábado que pasó -en un procedimiento "de urgencia"- había derivado en que en la celda que ocupa en la Unidad 17 de Urdampilleta le fuera secuestrado un teléfono celular.

Ese mismo "modo de operar", afirma también el titular de la UFI 22, Cano llevaba adelante cuando en diciembre pasado resultara procesado por otra infracción a la Ley 23737. En ese entonces, mientras estaba preso en la Unidad 30 de Alvear.

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