9 de diciembre de 2025
Por Diputada provincial
Laura Aloisi
En la Legislatura bonaerense aprobamos la Ley de Financiamiento requerida por el gobernador Axel Kicillof, cuya gestión ahora sí podrá disponer de tres herramientas fundamentales en materia de economía y finanzas, aunque las implicancias son todas las que hacen a una provincia. Esto mismo se replicó en el Senado y así se convirtió en ley.
En la madrugada del jueves y luego de un enorme trabajo de gestión de acuerdos, el proyecto de ley fue sancionado y ahora nuestro gobernador cuenta con -y tomo sus palabras- "las herramientas adecuadas para dar respuestas en tiempos difíciles": Presupuesto, Fiscal Impositiva y Financiamiento.
Estos tiempos difíciles, los actuales, son los que más allá de los procesos históricos insoslayables, deben mucho al modelo de gestión que propone Milei, "distinguida" por entre otros valores, la mezquindad política. Justamente, la antípoda de un gobernador que debió emprender prácticamente una cruzada (ante todas las representaciones partidarias) para disponer de herramientas constitucionales que le permitan afrontar la gestión de una provincia (17 millones de personas) a la que la mezquindad de Milei le niega aún hoy casi 13 billones de pesos. Como lo expresara la semana pasada, Buenos Aires es la provincia que aporta el 38 % de los ingresos fiscales a un Estado Nacional le devuelve apenas el 6,8 %.
Nuestra provincia sigue siendo desfinanciada en ese grado y, hasta el jueves a las 3 AM, se le negaban el total de herramientas para afrontar financieramente semejante desfalco. De lo que no estuvo privada (de lo que no estuvimos privados las y los bonaerenses) es de los vencimientos de la deuda tomada por Vidal, que esta gestión afrontó.
La misma mezquindad es la que construye el sentido que dice que "Kicillof quiere tomar deuda", como si tratara de una actividad personal del compañero. En el proyecto de ley que aprobamos se garantizan beneficios para los municipios a través de los fondos de Emergencia y Fortalecimiento de la Inversión Municipal, que serán repartidos entre los gobiernos locales (conforme se produzca el ingreso de los fondos) por el equivalente en pesos al 8% de esos fondos. El fondo se distribuirá del siguiente modo: el 70% irá a los municipios de acuerdo al Coeficiente Único de Distribución (CUD) para el ejercicio 2025, en tanto que el 30% restante será destinado a programas provinciales en materia de infraestructura, transporte y ambiente, por 250 mil millones de pesos entre 2026 y 2027.
Como lo viene haciendo desde que asumió su primer mandato, el criterio político de nuestro gobernador y su gestión es priorizar la contención de 17 millones de vecinos y vecinas, redoblar la presencia en los 135 municipios, muchos de los cuales se gestionan en emergencia, y fortalecer el ámbito de lo público es aspectos imperiosos como la salud, el trabajo, la educación, la ciencia, la obra pública, la cultura, y tanto más.
La mezquindad de la que hablo no puede disimularse cuando hacemos una síntesis comparativa entre todo este proceso con el que lidió la gestión Kicillof y otros gobiernos provinciales y Capital Federal. En apropiadamente los últimos 12 meses, fueron 16 las provincias argentinas que tomaron créditos y en el caso de CABA, uno de 600 millones de dólares, tratándose de una ciudad que habitan 3.100.000 personas. Mientras tanto, el gobierno Federal aumentó la deuda (desde dic '23) en 120 mil millones de dólares, datos que publica el Ministerio de Economía de la Nación. Lo aprobado por Diputados en la madrugada del jueves -3035 millones- representa el 2.48% del total de la deuda que, en los últimos dos años, ha tomado el Estado Nacional.
En esa síntesis comparativa no puedo pasar por la alto la institucionalidad de cada caso. El acceso al crédito que solicitara el gobernador Kicillof fue tratado por la legislatura provincial: se debatió, se acordó, hubo reuniones, prórrogas, mil idas y vueltas, intermedios y todo lo que pueda ser observado como "rosca". Bien, así es. Pero lo tratamos los y las legisladoras de la provincia de Buenos Aires, elegidos por voto popular. La deuda que tomaron los Milei y su banda no tuvo tratamiento en el Congreso, no tuvo comportamiento democrático, el pueblo debe lo que sus representantes no pudieron tratar y en todo caso aprobar.
Hemos convertido en leyes los proyectos que, pensados como parte de una política inequívocamente antagónica a la de Milei, se definen por no comprometer aspectos esenciales de una población al afrontar deudas heredadas de gestiones irresponsables y descomprometidas. No obstante, como bien expresó el compañero Axel, la aprobación no modifica el cuadro general de emergencia a nivel país y que afecta a la provincia de Buenos Aires, con la caída de fuentes de trabajo, la destrucción industrial, el falso paraíso económico y la desinversión de lo público. Y en consonancia con el gobernador, seguimos exigiéndole al Ejecutivo Nacional los fondos que corresponden a cada bonaerense: casi 13 billones de pesos.
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