El 14 de junio de aquel año, en Tapalqué, sucedió uno de estos ilícitos, que tuvo como damnificada a una familia de esa vecina ciudad.

Alrededor de la hora 14.30 de ese día, los tres encausados "ingresaron por la fuerza" a la casa, ubicada sobre la calle Coronel Granada, donde cometieron este asalto.

"Mediante intimidación por el uso de arma de fuego, cuya aptitud para el disparo no pudo ser acreditada, redujeron y privaron de su libertad ambulatoria a Fernando Rubén Landera y su esposa Sandra Mariel Peñalva, a quienes mantuvieron en el interior de su domicilio atados", se señala en el fallo con relación a las características que tuvo el hecho.

En el marco de ese mismo accionar, luego hicieron lo propio con uno de los hijos de ese matrimonio, cuando llegó a su casa y se encontró con los asaltantes.

Dinero en efectivo -"entre 60.000 y 70.000 dólares estadounidenses, aproximadamente 1000 euros y aproximadamente 9.000 pesos"- robaron los ahora condenados. También, teléfonos celulares, diferentes joyas de oro y plata, un revólver calibre 32 y la llave de una camioneta Volkswagen Amarok propiedad de la familia asaltada.

El 4 de septiembre de 2019 sucedió en Azul otro de los robos por los cuales ahora los tres encausados fueron condenados.

Aquel día, en horas de la noche, asaltaron un local de venta de comidas que en ese entonces funcionaba en una de las esquinas de Burgos y Guido Spano.

En el referido local "se hicieron presentes dos sujetos de sexo masculino identificados como Lucas Damián Cao y Braian Ángel Andrés Cabrera; y portando armas de fuego cuyas aptitudes para el disparo no pudieron ser acreditadas amedrentaron a Florencia Angelini -una de las propietarias de ese "parripollo"-, apoderándose ilegítimamente de la suma de entre 15.000 y 20.000 pesos" y de tres juegos de llaves.

"Concretado el desapoderamiento, los sujetos a los que vengo haciendo referencia -escribió el juez Martín Céspedes en el fallo- se alejaron en un automóvil marca Citroën modelo C3, en el cual eran aguardados por Pablo Andrés Gómez a pocas cuadras del lugar del hecho".

Dos días después a ocurrido aquel asalto, los tres varones concretaron -nuevamente en Tapalqué- otro ilícito de características similares en una carnicería ubicada sobre la calle 25 de Mayo.

Poco antes de la hora diez, ese 6 de septiembre de 2019 Cao y Cabrera, portando armas de fuego, le apuntaron al propietario de ese local: llamado Marcos Mora. Y después, ambos robaron unos cuatro mil pesos y dos teléfonos celulares de los cuales luego se descartarían.

Al carnicero lo hicieron tirar al piso tras apuntarle con las armas de fuego y le inmovilizaron las manos con precintos de plástico.

"Concretado el desapoderamiento, los sujetos se alejaron del lugar en un automóvil marca Citroën modelo C3, en el cual eran aguardados por Pablo Andrés Gómez", se indica en la resolución.

En horas de la noche del 7 de septiembre de aquel año 2019, los condenados cometieron un nuevo asalto.

Escenario de ese episodio delictivo fue una carnicería situada en cercanías al Hospital Pintos, en una de las esquinas de Amado Diab y Alvear. Y resultaron víctimas de ese robo sus propietarios: dos hermanos llamados Carlos Fabián y Hugo Luis Castiglione.

Repitiendo la misma modalidad delictiva, cuando los Castiglione se disponían a cerrar el local Cao y Cabrera ingresaron con fines de robo y armados a ese comercio. Y actuando con extrema violencia, tras reducir a ambas víctimas se llevaron 74.000 pesos y un cheque.

Posteriormente, se dieron a la fuga y se subieron al auto que guiaba Gómez, quien los esperaba en cercanías a la carnicería para huir con lo obtenido durante aquel asalto a mano armada.

Dos hechos más

En tanto, el 9 de septiembre de 2019, un día antes a que los tres fueran arrestados durante una persecución policial que finalizara sobre la Avenida Cacique Catriel -en la zona de la Costanera de esta ciudad- Gómez, Cao y Cabrera cometieron dos episodios delictivos más.

El primero, alrededor de la hora 16, sucedió en la ciudad de Bolívar.

"Actuando en forma coordinada y conjunta, habiendo dividido los roles a asumir, movilizándose a bordo del vehículo Citroën, modelo C3, con dominio colocado LRK 007 conducido por Gómez, se apersonaron en el local 'Lavadero de Autos'", un comercio situado sobre la calle Falucho de esa referida ciudad distante a poco más de 160 kilómetros de Azul.

Al mismo tiempo que Gómez se quedó en el auto esperando el desenlace de aquel hecho, Cao y Cabrera ingresaron armados al lavadero para intimidar a las víctimas que tuvo ese ilícito, llamadas Agustina Villareal y Franco Daniel Larraburu.

Pero como la mujer pudo darse a la fuga para buscar ayuda y a la salida del local se topó con Gómez, "que estaba vigilando en aguardo de sus consortes y buscó disimular su participación" en lo sucedido, finalmente los tres no pudieron concretar ese robo, por lo que huyeron en el auto en el que habían llegado hasta esa ciudad.

De regreso nuevamente en Azul, ese mismo 9 de septiembre cometieron otro intento de robo que tuvo consecuencias graves para quien se convirtió en la víctima de aquel ilícito: un carnicero llamado José Antonio Ciappina, quien en su intención de resistirse al asalto que sufrió resultó herido de un disparo por uno de los ahora condenados en este juicio abreviado.

En un comercio situado en una de las esquinas de Necochea y Bogliano, ese hecho se produjo cuando era alrededor de la hora 20 de aquel día lunes.

Mientras Gómez y una mujer "rebelde a la fecha" los esperaban en el auto, Cabrera y Cao ingresaron a la carnicería -llamada "El Chiche"- a cometer el asalto. Y a Ciappina, apuntándoles con las armas que portaban, "un revólver color cromado y una pistola color negra", les exigieron la entrega del dinero que tenía.

Pero el comerciante se resistió al robo y arrojó una cuchilla a uno de los autores de este hecho, ocasión durante la cual recibió un golpe en el rostro y, lo más grave para él, "un disparo que impactó en su cuerpo" y le provocó una "herida en el abdomen y dorso" por la que instantes después tuvo que ser hospitalizado.

Esa noche los involucrados en este intento de robo se dieron a la fuga. Y un día después, los tres resultarían arrestados, luego de una persecución policial que finalizara en la ya referida zona de la Costanera, sobre la Avenida Cacique Catriel entre Bolívar y San Martín, la cual se había iniciado instantes antes, cuando ese automóvil Citroën C3 -que ya estaba identificado teniendo en cuenta la cantidad de ilícitos que venían sucediendo hasta ese momento- pudo ser observado por un efectivo policial, circulando en una actitud considerada sospechosa, en Avenida Perón y Cáneva de Azul.

Durante ese procedimiento que finalizara con las aprehensiones de los ahora condenados luego de la persecución policial, también había sido arrestada una mujer llamada Luciana Soledad Farina.

Era otra de las ocupantes de ese automóvil que fuera interceptado sobre la Avenida Cacique Catriel por la Policía.

Luego se supo que también vivía en Bahía Blanca y que estaba en Azul acompañando a su pareja, uno de los tres condenados en este proceso abreviado.

La venta del lote de un campo y un cheque adulterado

Además de por los asaltos e intentos de robo, la pena de seis años de prisión dictada a Pablo Andrés Gómez incluyó que fuera condenado por una defraudación por desbaratamiento de derechos acordados y por una estafa.

Aquellos dos hechos los había cometido en Azul. Y a través de los elementos reunidos en una de esas causas penales, el juez Martín Céspedes dio por acreditado que el primero de los ilícitos referidos lo concretó 21 de septiembre de 2017.

Ese día, haciéndose pasar por el propietario de una fracción de un campo ubicado en el Partido de Tapalqué, vendió dicho lote, "declarando que el mismo se encontraba libre de ocupantes y de todo gravamen, embargo, hipoteca, locación y /o cualquier otro derecho real que pudiere afectarlo, por la suma de 180.000 dólares, recibiendo en dicha oportunidad 45.000 dólares a cuenta del precio pactado", se señala textualmente en el fallo.

Pero esa maniobra terminó siendo una defraudación hacia quien se convirtió en el adquiriente del lote, al quedar demostrado que Gómez realizó la operación comercial "a sabiendas de que el campo en cuestión estaba ocupado y que los derechos adquiridos sobre el mismo resultarían de imposible concreción", ya que con anterioridad esa propiedad había sido enajenada en favor de otra persona.

En tanto, la estafa por la que el azuleño también fue condenado en este proceso abreviado se remonta a un hecho sucedido entre noviembre y diciembre de 2018, cuando "al menos tres personas -entre las que estaba Gómez- actuando de manera conjunta" adulteraron cheques que uno de los damnificados por esta maniobra le entregó al encausado como pago por la compra de un carro.

La maniobra consistió en modificar el monto de esos cartulares, "de cinco mil a quince mil pesos", logrando de esa manera cobrar Gómez y los demás implicados en esta estafa un monto superior de dinero al que se correspondía por la venta del referido carro.

En esa causa figura imputada también una mujer, identificada en la resolución de este juicio abreviado como "Sandra Marcela Ajís", quien es señalada como la que cobró ese cheque que previamente fuera adulterado.

Hasta el momento, en el marco de esa investigación penal, Ajís está declarada "en rebeldía".

El Juez que condenó a Gómez por esta estafa resolvió excusarse de continuar interviniendo en la tramitación de dicho sumario con relación a la situación de esa otra acusada mencionada.