A Juan Marcelo Albornoz, un hombre oriundo de Las Flores que actualmente tiene 33 años de edad y figuraba con último domicilio en Cacharí, lo buscaban desde el 30 de diciembre de 2019.

En aquel entonces, desde el Juzgado de Ejecución Penal departamental número 2 que tiene sede en General Alvear, su titular -la magistrada Adriana Bianco- había ordenado su captura.

La medida fue dispuesta teniendo en cuenta que Albornoz, favorecido en esa época con salidas transitorias durante los fines de semana, en una de esas ocasiones decidió no regresar a la Unidad 27 del SPB.

En esa cárcel de régimen abierto, que está en la localidad olavarriense de Sierra Chica, permanecía alojado y cumplía la última parte de una condena a diecisiete años de prisión como uno de los coautores del asesinato del comerciante Juan Carlos Bulasio, uno de los siete crímenes que en Azul sucedieron durante 2007.

Hace dos días, un procedimiento de interceptación vehicular que policías del Comando de Patrullas realizaban en esta ciudad permitió localizarlo.

En horas de la tarde de este lunes que pasó, el auto que Albornoz manejaba -un Fiat 125 que después quedó secuestrado por falta de documentación habilitante para circular- fue interceptado en el cruce de las avenidas Mujica y 25 de Mayo.

Al cotejar la identidad de quien conducía el vehículo, se constató que se trataba de Albornoz. También, que estaba vigente para él ese pedido de captura que se tradujo en su inmediata detención.

Transitoriamente se encuentra alojado en la comisaría primera local, a la espera de que se consiga un cupo en el SPB para su traslado a una unidad penal, donde deberá continuar cumpliendo con esa condena que le fuera dictada por el asesinato del comerciante, homicidio que durante un robo se produjo en esta ciudad el 23 de abril de 2007. Ese mismo día, la UNESCO declaraba a Azul "Ciudad Cervantina de la Argentina".

El beneficio del que gozaba Albornoz y que ahora le será revocado, luego de haber quebrantado su condena cuando en diciembre de 2019 decidió no regresar al penal donde estaba alojado, le permitía salir durante todos los fines de semana de la Unidad 27.

Según lo señalado ayer a EL TIEMPO por fuentes judiciales, la decisión de otorgarle aquellas salidas transitorias al hombre que fue detenido hace dos días en esta ciudad había sido ordenada durante el año 2016 desde la Cámara Penal departamental con asiento en los tribunales de Azul; cuando en ese entonces sus integrantes eran los jueces Eduardo Uhalde y José Luis Piñeiro. Ambos, ya retirados de la función pública.

El crimen, el juicio oral y las condenas

El 23 de diciembre de 2008 finalizó en el Tribunal Oral en lo Criminal número 1 de Azul el juicio donde Juan Marcelo Albornoz resultó condenado como uno de los coautores del asesinato del comerciante Juan Carlos Bulasio.

Del mismo modo que sucediera con el hombre arrestado anteayer, Paola Vanesa Sánchez -oriunda de Cacharí y actualmente de 35 años de edad- también había sido sentenciada en primera instancia a "dieciocho años de prisión" por lo que fuera el quinto de los siete asesinatos ocurridos en Azul durante 2007, un hecho que a escala penal quedó definido como un homicidio en ocasión de robo.

Los jueces Joaquín Duba, Gustavo Borghi -ya jubilado- y Alejandra Raverta integraron el TOC 1 para aquel debate. Y de manera unánime a cada una de las cuestiones que se plantearon en la resolución, donde el primero en votar fue el actual vicepresidente de ese tribunal, se pronunciaron a favor de un veredicto condenatorio para los tres declarados coautores de aquel brutal homicidio.

En ese contexto, la pena más elevada la recibió un azuleño llamado Marcelo Javier Díaz, que actualmente tiene 49 años de edad. Fue condenado a "dieciocho años y seis meses de prisión", teniendo en cuenta -entre otras circunstancias señaladas en el fallo- que era alguien allegado a la víctima, a quien solía visitar habitualmente en ese polirrubro que atendía en un inmueble situado en una de las esquinas de Cáneva y Corrientes.

En ese lugar, en horas de la mañana del 23 de abril de 2007, Juan Carlos Bulasio -que tenía 63 años de edad- fue hallado sin vida, con su cabeza completamente destrozada por los golpes que le aplicaron con un trozo de hierro durante lo que fue, tal lo ya referido, un robo.

El hecho incluyó que los autores de aquel crimen se llevaran dinero, mercadería y otras pertenencias del dueño de ese negocio, cuyo nombre era "Papá Noel".

Las penas dictadas en ese debate para los tres coautores del hecho posteriormente serían rebajadas.

Apelación mediante de las defensas de los encausados ante el Tribunal de Casación Penal bonaerense, aquellas tres condenas fueran reducidas en un año.

En el juicio llevado a cabo en los tribunales de Azul había sido la defensora Oficial Adriana Hernández quien patrocinó a Albornoz. Y los abogados Gustavo Torchia y María Fernanda Giménez, respectivamente, hicieron lo propio con Díaz y Sánchez.

En septiembre de 2012 los jueces que integraban en ese momento la Sala III del Tribunal de Alzada con asiento en La Plata redujeron las penas para los coautores de aquel robo con homicidio.

De esa manera, Marcelo Javier Díaz terminó siendo condenado a diecisiete años y medio de prisión. En tanto, Paola Vanesa Sánchez y Juan Marcelo Albornoz recibieron en aquella segunda instancia respectivas penas a diecisiete años de cárcel.

Tiempo más tarde, las tres condenas adquirieron rango de firmeza. En el caso del hombre detenido anteayer, su sanción expira el 24 de abril de 2024. La de Díaz, ese mismo año; pero el 24 de octubre. Distinta, desde años atrás, es la situación de Paola Vanesa Sánchez.

El "homicidio en ocasión de robo" por el que Albornoz está nuevamente privado de la libertad había sucedido el 23 de abril de 2007 y al día siguiente se tradujo en su arresto. Años atrás, al hombre detenido otra vez anteayer le fueron otorgadas salidas transitorias. Estando en la Unidad 27 de Sierra Chica, en diciembre de 2019 no regresó de una de esas salidas y desde entonces estaba vigente su captura, a través de una orden dispuesta por la jueza de Ejecución Penal Adriana Bianco. FOTOS: ARCHIVO/EL TIEMPO

Esa condena de diecisiete años de prisión como una de las coautoras del asesinato del comerciante durante aquel robo que también la víctima sufriera continúa cumpliéndola actualmente bajo prisión domiciliaria. Un beneficio que le fuera otorgado desde la Cámara Penal de Azul, no con su actual integración, el 10 de abril de 2018.

La pena que le fuera dictada por este homicidio en ocasión de robo vence el 20 de mayo, también del año 2024.

El 21 de mayo de 2007 la mujer recién había quedado detenida como la tercera de las coautoras del quinto de los siete crímenes sucedidos en Azul aquel año.

Para ese entonces, Díaz y Albornoz ya estaban privados de la libertad. A ambos -contando con diferentes elementos colectados durante la instrucción de esta causa, llevada adelante por el hoy juez del TOC 1 Martín Céspedes cuando era fiscal- la Policía los demoró al día siguiente de ocurrido el asesinato de Bulasio. Y tiempo después, quedaron formalmente detenidos.

Los tres coautores de este hecho vivían en una casa situada sobre la Avenida 25 de Mayo, en cercanías al Cementerio Municipal, cuando la investigación por el crimen del comerciante se orientó hacia ellos.

La reconstrucción de lo sucedido permitió ubicar a un automóvil Peugeot 504 propiedad de Díaz en la escena del crimen. Había sido observado en las primeras horas de aquel 23 de abril de 2007, cuando testigos vieron a quienes eran sus ocupantes salir del inmueble donde Bulasio vivía y atendía su comercio, llevando bolsas de consorcio que cargaron en ese vehículo.

Una cortina de metal del polirrubro había quedado trabada. Y por ese pequeño espacio, que no tenía más de un metro de alto, tras abrir una de las puertas del negocio los autores de este homicidio salieron para subirse al auto que manejaba Díaz y abandonaron el lugar.

Según pudo determinarse también, desde calle Cáneva, en contramano el Peugeot 504 circuló hasta Sarmiento, donde al doblar se rozó con un colectivo que a esa hora hacía el habitual recorrido para trasladar a los trabajadores a la cerámica "San Lorenzo".

Aquella madrugada post crimen el auto con sus tres ocupantes se detuvo en la casa donde los autores de este hecho vivían. Y desde allí, luego de que Sánchez se cambiara sus prendas de vestir, algunas de las cuales estaban manchadas con sangre, siguió camino a Cacharí. Concretamente, hacia la casa donde vivía la madre de Albornoz.

Días después, allanamiento mediante, en ese inmueble serían hallados e incautados por la Policía artículos que fueron robados a Bulasio. Otros, en tanto, los entregó -enterada de lo que había pasado y de su procedencia ilícita- la joven que en ese entonces esperaba un hijo de Albornoz.

A pesar de diversos rastrillajes que se hicieron en la ruta, nunca pudo ser hallado ese trozo de metal con el que al comerciante le destrozaron la cabeza a golpes hasta matarlo.

Lo único que se supo de aquel improvisado elemento homicida fue que, en la huida a Cacharí, sobre la Ruta 3 se descartaron del mismo Sánchez, Díaz y Albornoz. Y que fue el hombre arrestado hace dos días en Azul quien tiró el fierro desde la ventanilla del auto cuando los tres iban en camino hacia la vecina localidad.

La noche anterior a que se registrara este homicidio, Paola Vanesa Sánchez había ido a encontrarse con Juan Carlos Bulasio. Ambos, según se mencionó en el fallo del juicio, acordaron tener una "reunión íntima".

Testigos que declararon en el debate refirieron, del mismo modo que Díaz lo dijera cuando estando detenido optó por declarar ante el Fiscal que investigaba el asesinato, que había sido ella quien atacó a golpes con ese trozo de hierro a Bulasio, que fue ultimado cuando estaba "acostado en la cama e indefenso", se mencionaría también en la resolución del debate.

Pero para los jueces, más allá de versiones que ubicaban a Sánchez como la agresora, la calificación otorgada a lo sucedido ubicó a los tres condenados con igual grado de responsabilidad a título penal.

"En el robo calificado del Artículo 165 del Código Penal la muerte puede ser tanto dolosa como culposa y, salvo caso fortuito, en el mismo quedan incursos todos los que hubiesen participado en el desapoderamiento violento aun cuando no hayan sido autores de la muerte", puede leerse en un tramo de aquel fallo en el que -además- se indicó: "El grado de participación debe analizarse respecto del ilícito base y no con relación al resultado cualificante".

Cuando aquel 23 de diciembre de 2008 se conoció el veredicto condenatorio para los tres coautores de este homicidio en ocasión de robo, las penas que en un principio les dictaron a Marcelo Javier Díaz, Juan Marcelo Albornoz y Paola Vanesa Sánchez fueron las mismas que en su alegato solicitara "Neli" Rosas, la representante del Ministerio Público Fiscal -también ya jubilada- en lo que había sido aquel debate oral y público.

EL DATO

Según fuentes judiciales señalaron ayer a EL TIEMPO, Marcelo Javier Díaz sigue preso en la Unidad 7. Beneficiado con salidas laborales, desde ese penal todos los días va a trabajar a una fábrica de pallets y luego regresa a dormir al establecimiento carcelario del SPB con asiento en Azul.