18 de julio de 2025
El hecho que le continúan atribuyendo a un azuleño sucedió el pasado 19 de mayo: se llevó 50.000 pesos de un kiosco, tras amenazar de muerte a un empleado del local con un tubo fluorescente roto. Desde la Cámara Penal quedó ratificada la medida cautelar para el encausado, que sigue encarcelado.
Luego de que en mayo pasado un joven resultara aprehendido instantes después a que cometiera un robo en un comercio, ilícito para el cual utilizó un tubo fluorescente roto a modo de "arma impropia", desde la Cámara Penal quedó confirmada su prisión preventiva.
Lo decidido fue en respuesta a una apelación que no prosperó, recurso que la Defensa Oficial del encausado había presentado ante la Alzada semanas atrás. Específicamente, para que se decretara el cese de la cautelar que lo sigue teniendo encarcelado al acusado o que, en su defecto, le fuera concedida una medida alternativa a la que recientemente quedó ratificada.
De 29 años de edad, no bien se hiciera efectiva su aprehensión hace dos meses -durante un procedimiento policial en la calle- el investigado había sido identificado como Facundo Zeberio.
A través de lo decidido de manera unánime el viernes de la semana anterior por Damián Cini, Agustín Echevarría y Carlos Pagliere (h), ese joven que sigue preso continúa siendo considerado autor de un robo agravado por el uso de arma.
Entre las circunstancias valoradas para no dar lugar en esta segunda instancia a lo pretendido para su representado por el defensor Oficial Diego Prado, se tuvo en cuenta el monto de la pena que contempla el delito que le atribuyen al joven si resulta condenado en un futuro juicio por el hecho que le siguen atribuyendo: desde los cinco a los quince años de prisión. Una sanción que, indefectiblemente, sería a cumplir.
En un principio, la detención de Facundo Zeberio había sido convertida en prisión preventiva el pasado 2 de junio, cautelar ordenada en aquel entonces por el magistrado Federico Barberena desde el Juzgado de Garantías 1 en respuesta a un pedido de Adrián Peiretti, el fiscal a cargo de la UFI 13 que iniciara una causa penal por este hecho.
"Encuentro que el ilícito que se le reprocha al encausado -robo agravado por el uso de arma impropia- tiene una escala punitiva en expectativa que, tanto por su máximo como por su mínimo, imposibilita subsumirlo en las vías excarcelatorias previstas", escribió el camarista Damián Cini en lo resuelto para concluir que "la magnitud de la pena en expectativa" se constituía "en un indicio de peligro de elusión" por parte del acusado si, como pretendía su Defensor Oficial, recuperaba la libertad.
Para rechazar por "inadmisible" ese recurso de apelación, también se valoró en esta instancia de revisión de la causa "la objetiva gravedad del hecho que se le endilga al imputado", determinada por "el aprovechamiento de la nocturnidad para facilitar su acometimiento" y por "la alta lesividad del adminículo ofensivo utilizado". Ese ya mencionado tubo fluorescente "estallado con extremos filosos y cortantes".
"Ahora te vengo a robar"
Los empleados que trabajan en el kiosco -ubicado en una de las esquinas de 25 de Mayo y Tandil- donde se produjo este robo el pasado 19 de mayo conocían a Zeberio desde tiempo antes, ya que era habitual que concurriera a ese local.
Aquel día lunes, cuando era alrededor de la hora 23, se produjo el ilícito que le continúan imputando.
Según lo que el empleado y víctima de lo ocurrido contara, instantes antes el imputado se había hecho presente en el comercio, ocasión durante la cual ese trabajador le regaló un cigarrillo.
Pero minutos más tarde Zeberio regresó con fines delictivos.
"Ahora te vengo a robar", se menciona en la causa que le expresó a la víctima, quedando -además- todo su accionar delictivo registrado en cámaras de seguridad instaladas en ese local.
A través de esas filmaciones es posible observar el momento en que el agresor estalla el fluorescente que portaba contra el filo de un mostrador y cómo lo utiliza para llevar a cabo el ilícito en perjuicio del empleado.
En aquel entonces la víctima se refugió en un baño; mientras el acusado le apoyaba en su cuerpo una de las puntas del tubo que había roto y, también, amenazaba con matarlo.
Estando en el baño, el empleado del comercio llamó al 911, lo cual sucedió mientras el encausado -que tiempo más tarde sería arrestado por la Policía sobre calle Rivadavia, en cercanías al cruce con Tiro Federal- se apoderaba de manera ilegítima de unos 50.000 pesos, que tomó del interior de una caja registradora, para después huir a pie.
El dato
El azuleño acusado de este robo agravado, ahora ya a la espera del juicio al que deberá ser sometido por ese hecho, sigue preso en la Unidad 7 de Azul.
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