YO DIGO
Apuntes sobre el periodismo y, fundamentalmente, de lo mucho que significa para la autora de estas reflexiones: Sofía Berlingieri, una estudiante de Comunicación Social. "Elegí la intensa, alocada e insaciable aventura de contar historias en la forma que sea que se presenten", confiesa la joven azuleña a propósito de cómo en ella repercute el arte de "escribir para vivir", o de "vivir para escribir".
8 de junio de 2024
Escribe: Sofía Berlingieri (*)
¿Qué es, en definitiva, el periodismo?
Según la definición de la Real Academia Española es la "actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones, a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico".
Una definición breve para una actividad tan extensa y ardua.
¿Qué es el periodismo para mí?
Llevo poco más de tres años incursionando en las distintas formas, orígenes y repercusiones de la comunicación. De forma académica, claro.
Sus contenidos, intenciones y consecuencias pueden ser informativas, sanadoras, esperanzadoras, instructoras, hirientes y hasta catastróficas.
Para mí, el periodismo es eso: la plasmación del ingenio y la creatividad para contar una historia, en cualquiera de sus variadas formas y longitudes; para luego volcarla y transmitirla en el formato que sea o parezca más adecuado. A través de la palabra. Escrita, oral o audiovisual, según la preferencia de su autor; y más importante aún, su objetivo de impacto.
Desde las pinturas rupestres en las cavernas hasta los algoritmos de las redes sociales y el uso de la inteligencia artificial para acelerar los procesos creativos y de redacción, el camino del periodismo y el valor de la comunicación han sufrido una trayectoria digna de tomar su lugar en los libros de historia.
El periodismo ha evolucionado a la par de los avances tecnológicos; y la prueba de ello reside, incluso, en la actual fidelidad de los radioyentes, los televidentes y, para sorpresa de muchos, de los lectores también.
En este preciso momento, sea con un diario impreso entre manos o "scrolleando" en una pantalla digital, se está ejercitando la lectura, lo que por consecuencia -y de forma automática- implica que todos quienes están leyendo esto son lectores.
Puede cuestionarse la relevancia de la radio y de la televisión en estos tiempos. Y ni hablar de los medios gráficos e impresos como las revistas y el periódico, que sin embargo son medios de comunicación que todavía prevalecen.
En esta nueva era digital, el periodismo se ve frente a un obstáculo inminente: adaptarse a las nuevas reglas y demandas del mundo tecnológico.
Aunque bien lo ha logrado antes, los medios de comunicación y el periodismo tradicionales se ven amenazados por la mayor de las dificultades que trajeron consigo las redes sociales con sus algoritmos: la personalización o individualización de la información.
Esto quiere decir que aquello que consumimos, sea información o entretenimiento, es específicamente curado en base a nuestros "clics", "likes", "follows" y suscripciones, entre otras acciones.
No obstante, de una manera u otra, sentimos la necesidad de salir de esas burbujas digitales y ver qué está pasando en el mundo. Y es ahí donde los medios tradicionales de comunicación hacen su esplendorosa entrada.
Por necesidad o por costumbre, somos seres que vivimos en sociedad. Y por lo tanto, es sólo natural querer saber qué ocurre en ella.
Escribir, investigar, contar historias, leer, aprender.
Todas estas actividades, en ocasiones pasatiempos y en otras obligaciones, han sido parte de mi vida desde que empecé a leer y a escribir.
Pasaron años de ejercitar estas habilidades; y las elegí para que sean el trabajo de mi vida.
Elegí la intensa, alocada e insaciable aventura de contar historias en la forma que sea que se presenten.
La carrera de Comunicación Social me ofrece precisamente eso: un sinfín de posibilidades donde poder ampliar y aplicar mi conocimiento y mis habilidades, explorarlas en profundidad y perfeccionarlas.
Algunos creerán en la voluntad de Dios. Otros, en la alineación de los planetas y de los astros. Incluso, quizás, en el destino.
Pero casualidad o coincidencia seguro no lo sea que -ni más ni menos- en el Día del Periodista haya nacido uno de los miembros de este periódico.
Curiosidad, ambición, creatividad, minuciosidad e ingenio son algunas de las tantas características que hacen a un gran periodista. Características y cualidades que no le faltan a Fabián Sotes.
¡Muy feliz cumpleaños, querido amigo!
Gracias a Fabián hoy estoy entre las páginas de este diario una vez más, degustando uno de todos los posibles futuros de mi vida profesional. Pero más importante aún, cargada de gratificación y felicidad plena en mi vida personal. Impregnada por eso de escribir para vivir; o de vivir para escribir.
(*) Estudiante de la carrera de Comunicación Social en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES)
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