27 de octubre de 2013
La trigésima cuarta calle de nuestro recorrido fue denominada como Tandil en 1879, en reconocimiento a la vecina localidad serrana. Sin embargo, en el año del Centenario de la Revolución de Mayo fue rebautizada como España, homenajeando a la Madre Patria. Por Eduardo Agüero Mielhuerry
El Presidente de la Corporación Municipal de Azul, Federico Julián Olivencia, a través del Decreto N°183 del 25 de marzo de 1879, le impuso nombres a las apenas 36 calles que tenía el pueblo, denominadas hasta ese momento con números romanos.
La decimosexta calle "paralela" al Arroyo Azul, era la que llevaba el número romano "XXXIV" y fue llamada Tandil, en reconocimiento a la serrana localidad vecina.
Es importante aclarar que en la actualidad la primera calle que sigue el ondeante camino del arroyo es la que conocemos como Avenida Cacique Cipriano Catriel. Sin embargo, por aquellos años, no se hallaba correctamente trazada y no era más que "el camino de la costa" o "costanera" -sin poseer una denominación "oficial"-, siendo, en consecuencia, La Rioja (hoy Comandante Franco) la primera, Jujuy la segunda y, tras una sucesión de varias calles, la Tandil ocupaba el decimosexto lugar desde el Arroyo Azul.
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La Piedra que late
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Hacia 1770 el Virrey Juan José de Vértiz envió una expedición al sur que llegó por primera vez a la zona actual de Tandil y dos años después cruzó el cordón serrano hasta las inmediaciones del arroyo Chapaleofú.
A comienzos de la década de 1820, tanto el gobierno como el grupo que apoyaba el emprendimiento, eran conscientes de que la futura prosperidad se encontraba en el desarrollo de la ganadería, por ello no vacilaron en llevar a cabo las acciones necesarias para extender las fronteras desde las márgenes del río Salado hasta las sierras bonaerenses.
Por entonces se comisionó al coronel Pedro Andrés García para llevar a cabo una expedición hasta las Sierras de la Ventana, a fin de parlamentar con los indios, proponerles tratados de paz y apreciar sus fuerzas y recursos. Estas maniobras dieron resultados temporarios y, en consecuencia, el gobernador brigadier Martín Rodríguez decidió salir a escarmentar a los indígenas.
El Pacto de Miraflores, que había logrado una paz relativa con los llamados indios amigos, fue roto y nuevos malones comenzaron a sucederse en toda la frontera.
La guerra contra los naturales recomenzaba y éstos atacaron Chascomús, Pergamino, Dolores y Salto, arreando decenas de miles de cabezas de ganado vacuno. Pero la peor consecuencia fueron los centenares de muertos y otro tanto de mujeres tomadas en cautiverio.
El Gobernador se convenció que lo único que se podía hacer era vencer por la fuerza a los indios. Entonces, con prisa y sin pausa organizó una nueva y más planificada campaña en 1822. El principal objetivo era hacer efectiva la soberanía de la provincia y expandir la zona de explotación ganadera hasta la zona conocida como Chapaleofú.
El 4 de abril de 1823, Martín Rodríguez estableció el Fuerte Independencia (donde hoy está emplazada la iglesia del Santísimo Sacramento frente a la plaza principal), el cual dio origen al núcleo fundacional de la futura ciudad serrana de Tandil. El poblado fue fundado por recomendación del coronel García quien vio la necesidad de crear dos fuertes, uno en la sierra del Volcán y otro en las sierras del Tandil, dando inicio al camino que los uniría con Carmen de Patagones.
Llegando al final de su mandato, Martín Rodríguez realizó una segunda campaña, en la que llegó cerca de la actual Bahía Blanca, pero no logró mayores avances. Para ese momento, en el Tandil se percibía el crecimiento poblacional quedando atrás los primigenios cuatrocientos habitantes que habían arribado con la caravana fundacional.
Sobre el origen del nombre Tandil hay varias hipótesis. Sin embargo, la más probable indica que el topónimo proceda de los vocablos mapuches o araucanos, donde dil, podría ser una deformación de lil, equivalente a "roca" o "peñasco"; en cuanto a tan se afirma que deriva de thaun, que significa "latir", en consecuencia, según ésta etimología Tandil significaría entonces "piedra que late" en obvia referencia a la Piedra Movediza.
Hacia 1850 Tandil comenzó a constituirse en un importante centro agropecuario en el que se registró la llegada de los primeros colonos extranjeros que comenzaron el desarrollo de la agricultura, a punto tal que para la década del "80 ya había en el Partido más de 4.000 hectáreas cultivadas. El Partido del Chapaleofú, tal la primitiva denominación del pago, en sus primeras tres décadas de existencia, se había convertido en un importante proveedor de ganado hacia distintos lugares de la provincia.
El desarrollo del proceso poblacional se dio, como en casi todo el interior bonaerense (y la República en general) con una fuerte injerencia de los inmigrantes, quienes constituyeron cuerpos de trabajo y progreso revalorizando sus orígenes, pero adaptándose a un ideal de país. Las fuentes de las principales corrientes inmigratorias fueron mayoritariamente italianas y españolas, pero también fueron numerosas las colectividades de vascos-franceses y, sobre todo, daneses.
Estos extranjeros, pioneros que se asentaron en la frontera, unieron sus esfuerzos laborales para engrandecer la zona de Tandil. Entre ellos figuró Juan Fugl, dinamarqués de origen, quien encabezó la fundación de la iglesia Luterana, estableció la primera colonia danesa en el país y fue electo intendente de la ciudad. Como maestro y por indicación del entonces presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento, Fugl dotó a Tandil de su primera escuela.
Junto con este destacado danés, otro notable personaje fue el español Ramón Santamarina, que con la compra de unas cuantas carretas, aprovechando la carencia de transporte, unió Buenos Aires con Tandil. Él y sus descendientes fundaron numerosas estancias.
En mucha menor cantidad se fueron sumando inmigrantes yugoslavos, israelíes, árabes, ingleses, alemanes y holandeses.
En la noche del 31 de diciembre de 1871 y 1 de enero de 1872, se produjo en la ciudad la gran matanza de inmigrantes europeos (hombres, mujeres y niños) provocada por una asonada de caballos comandados por nativos de la región. Los hechos le fueron atribuidos a Gerónimo de Solané, conocido como "Tata Dios", que se presentaba como profeta y enviado divino. Solané fue detenido y el 6 de enero apareció sin vida en el calabozo del juzgado tandilense. De la caravana asesina, apenas once pudieron ser detenidos. Se los juzgó y se los condenó a muerte, siendo fusilados el 13 de septiembre.
Más allá de tremendo y desgraciado episodio, el pueblo continuó buscando abrirse camino, creciendo y desarrollándose con bríos renovados, jugando el aspecto natural un papel fundamental.
Al comenzar el promisorio y deslumbrante siglo XX, Tandil era una ciudad próspera que atraía a los turistas de la ciudad de Buenos Aires y otras zonas del país e incluso del exterior por los paisajes de sus sierras, en especial por una geoforma oscilante: la Piedra Movediza, la cual era casi cónica apoyada sólo por un pequeño saliente en un cerro al borde de un precipicio. Fue una roca de aproximadamente 300 toneladas. La particularidad de dicha mole de granito fue que logró mantenerse en equilibrio al borde de un cerro hasta el día jueves 29 de febrero de 1912, cuando cayó, quedando partida en tres pedazos en la base del cerro. El misterio sobre su caída es una larga historia
historia que contaremos otro domingo cuando ahondemos en la actual calle Tandil.
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De Tandil a España
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El gobernador Marcelino Ugarte, quien de por sí era adicto a controlar férreamente el poder a través de cualquier estrategia "caudillista", dispuso el nombramiento de comisionados en varios Partidos bonaerenses. Incluso su sucesor, Ignacio Darío Irigoyen, continuó con su misma política de manejo territorial y fue él quien nombró a Alcides Carballeda Bazín como Comisionado Municipal de Azul.
A pesar de que la figura del Comisionado se hallaba sumamente cuestionada, fue él quien llevó adelante los actos celebratorios del Centenario de la Revolución de Mayo. En dicho sentido, organizó una interesante programación en la que incluyó dos cambios sustanciales en la cuadricula azuleña. A través del Decreto 576 del 21 de mayo de 1910 determinó que en adelante la calle Tandil y la Avenida La Plata recibieran los nombres de España y Avenida Centenario, respectivamente, homenajeando con la primera a la "Madre Patria" y con la segunda al primer siglo cumplido desde el glorioso 25 de Mayo de 1810. El nombre de la Capital de la provincia de Buenos Aires no volvió a ser utilizado en la nomenclatura de las calles azuleñas; en cambio la denominación de la ciudad serrana reapareció casi tres lustros después (1924) nombrando a otra arteria (en su ubicación actual), de la cual nos ocuparemos en profundidad en su debido momento.
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El 25 de mayo de 1910 en Azul
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Con los corazones henchidos de un profundo patriotismo y envueltos en gloriosas escarapelas celestes y blancas, los azuleños se dispusieron a celebrar con exaltación el Centenario de la Revolución de Mayo. La ciudad se vistió de gala; los preparativos para la celebración se iniciaron con antelación y uno de los puntos destacados fue la participación de la población, que se sumó a los actos inclusive embanderando los domicilios y comercios.
A las 6 de la mañana del 25 de mayo, las fuerzas militares comenzaron con la invocación al Sol del Centenario entonando las estrofas del Himno Nacional y con una sucesión de cien salvas.
El Te Deum (A ti, Dios) fue celebrado en la iglesia Nuestra Señora del Rosario (actual Catedral). A partir de las 13, la comitiva oficial, encabezada por el Comisionado municipal Alcides Carballeda Bazín, y las sociedades establecidas en Azul (italianos, suizos, franceses, españoles, etc.), con sus banderas, ingresaron al Templo. El Padre César Cáneva estuvo al frente de la celebración, y el Capellán de la Armada, Aurelio Alcoba, desde el púlpito habló a los presentes con encendido fervor.
Culminada la acción de gracias, los presentes cruzaron a la Plaza Colón (actual San Martín) donde se colocó la piedra fundacional del monumento a la "Primera Junta" (que nunca se concretó). Después del acto formal comenzaron los desfiles alrededor de la Plaza. Tanto militares como diversas colectividades y todos los establecimientos educacionales de la ciudad desfilaron frente al Palacio Municipal donde se hallaba emplazado el palco oficial.
Dos modificaciones importantes se dieron en la cuadricula urbana. En la esquina Norte de San Martín y Avenida La Plata (donde aún hoy se pueden ver las marcas en la pared del antiguo edificio), se descubrió una placa que renombraba como Avenida Centenario a la última arteria mencionada. Las palabras de ocasión estuvieron a cargo del señor Gilberto Laurencena.
Poco antes, en la esquina Oeste de San Martín y Tandil, donde se habían congregado unas mil personas, se descubrió una placa a través de la cual se efectivizó la imposición del nombre España a la otrora calle Tandil. Varios fueron los oradores en el lugar, sin embargo, los más iluminados fueron los discursos del comisionado municipal Alcides Carballeda Bazín y el ingeniero Alejandro Marquestau en nombre del Cónsul español.
Cabe aclarar que ninguna de las dos placas llegó hasta nuestros días, desconociéndose el destino que han tenido.
En el transcurso de los actos, la mayoría de los oradores intentó definir la importancia de la Revolución de Mayo, honrar a sus protagonistas y recordar sus bases y principios expresando el deseo de que éstos iluminaran el quehacer nacional -y local- en los años por venir. Atada a la reflexión sobre la independencia lograda, fuente de orgullo argentino, se percibía una reivindicación de la filiación con España y una exaltación de los rasgos en común entre los dos países intentando contextualizar los momentos de tensión en la relación de los mismos. Dominaba el optimismo y el orgullo derivado del progreso económico logrado para 1910. Progreso, "fruto del capital europeo", hecho que impregnó la mayoría de los discursos de gran simpatía hacia las potencias extranjeras. El rasgo más sobresaliente de la lectura de aquél momento fue la exaltación de las virtudes y valores alcanzados en la estrecha relación con las naciones extranjeras.
Finalmente, buena parte de la comitiva oficial y los vecinos se trasladaron a la zona de la Plaza General Rivas -ex Plaza Marte-, actual Parque Municipal "Domingo F. Sarmiento", donde se concretaron destrezas hípicas, carreras de sortijas, competencias de aperos y bailes populares.
A la puesta del sol, se entonaron las estrofas del Himno Nacional y, poco más tarde, se arrojaron fuegos artificiales en la esquina de las Avenidas Mitre y 25 de Mayo. El final de las celebraciones se suscitó en el bellísimo Teatro Español con un baile de gala excepcional, donde damas y caballeros, portando en sus vestidos y solapas los colores patrios, se lucieron en una ocasión memorable.
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La Madre Patria
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Los iberos fueron los primeros pueblos de los que se tiene constancia escrita de que ocuparon la península ibérica. Entre los años 1200 a. C. y 800 a. C. se fueron configurando lentamente las posteriores comunidades. Los fenicios llegaron a la península y fundaron, ochenta años después de la guerra de Troya, la que hoy es Cádiz (ciudad de Europa Occidental de cuya fundación se tienen referencias más antiguas). A su vez, los griegos fundaron sus colonias en la costa mediterránea de Iberia, nombre que dieron a la península.
Entre la primera y segunda de las Guerras Púnicas entre Roma y Cartago, los cartagineses invadieron la península. Empero la ocupación culminó con las conquistas de Julio César, logrando el pleno dominio de la península bajo el poder romano y su conversión en provincia bajo el nombre de Hispania. Sus habitantes adoptaron la cultura romana, su lengua y sus leyes, y adquirieron gran importancia en el conjunto del Imperio, puesto que incluso tres emperadores romanos (Trajano, Adriano y Teodosio) y otros personajes importantes, nacieron en la península.
Tiempo más tarde, la primera idea de Hispania/España como país se materializó con la monarquía visigoda, la que consiguió las sucesivas derrotas de los suevos, vascones y bizantinos que habían invadido la península ibérica. Además, los visigodos establecieron una capital que centralizaba tanto el poder político como el religioso en Toletum (Toledo).
En el año 689 los árabes llegaron al África noroccidental. Una docena de años más tarde, tras la victoria de los árabes frente a los godos, se inició la Invasión musulmana de la península que terminó convirtiendo a ésta en un emirato o provincia del imperio árabe llamada al-Ándalus con capital en la ciudad de Córdoba. El avance musulmán fue veloz y en el 712 cayó Toledo. Desde entonces, fueron avanzando hacia el norte, y todas las ciudades fueron capitulando o siendo conquistadas. Los visigodos resistieron algunos años, pero después de la caída del reino, la península quedó dominada por los musulmanes. En el año 722 tuvo lugar la batalla de Covadonga, que sirvió para marcar el momento de fundación del Reino de Asturias y dar inicio al período conocido como Reconquista, entendido como el restablecimiento del poder cristiano en la península ibérica.
Los godos que habían huido al reino de los francos les pidieron ayuda. Carlomagno emprendió una serie de campañas militares con la intención de establecer un territorio de distensión militar, más conocido como marca (Marca Hispánica), para evitar la penetración de los musulmanes en el Reino de los Francos. A fines del siglo VIII, al-Ándalus se convirtió en Califato independiente de Damasco, comenzando una época de pujanza cultural, gracias a las innovaciones en las ciencias, las artes y las letras. Las urbes más importantes de al-Ándalus fueron Valencia, Zaragoza, Toledo, Sevilla y Córdoba. Esta llegó a ser la mayor ciudad de Europa Occidental y el mayor centro cultural de la época. Sin embargo, la decadencia de los territorios musulmanes empezó cuando comenzaron las pugnas entre las distintas familias reales y el califato se desmembró.
Mientras tanto, cerca de los Pirineos se configuraron otros dos reinos cristianos: Navarra y Aragón. Al avanzar la expansión cristiana por la península, el que hasta entonces había sido reino de Asturias, se transformó en reino de León en el año 910 al repartir Alfonso III el Magno sus territorios entre sus hijos. Años después, subió al trono Ordoño II de León, que aglutinó bajo su corona los territorios de Galicia, Asturias y León.
El avance de las conquistas hacia el sur y la aglutinación en torno a León de un territorio cada vez más amplio trajo consigo el nacimiento de "subunidades" político-territoriales como el condado de Castilla. Este fue adquirido por el rey navarro Sancho III el Mayor, que lo dejó a su muerte en herencia a su hijo Fernando. Casado este con la hermana del rey leonés, formó una coalición navarro-castellana que, tras una guerra y la muerte del rey de León, le permitió acceder al trono. Sin embargo, a su muerte los territorios volvieron a ser repartidos entre sus hijos, para conformar con el paso de los siglos la Corona de Castilla. Los distintos territorios conservaban su carácter de reino y diversas particularidades jurídicas, aunque en realidad no conservaran una autonomía similar a la de la Corona de Aragón. Asimismo, nació en León otra unidad territorial de gran trascendencia posterior: Portugal, que se constituyó como reino. Cabe señalar que el rey Alfonso VII, fue el primero en adoptar el título de Emperador de España.
El devenir de los reinos cristianos peninsulares en las décadas siguientes pasó por la constitución de cuatro unidades monárquicas: la denominada Corona de Castilla (un solo monarca sobre diversos reinos y territorios: León y la propia Castilla, además de Galicia y otros); la Corona de Aragón (unión dinástica del reino de Aragón y el condado de Barcelona); el reino de Navarra y el reino de Portugal. A ello hay que sumar toda una serie de reinos de Taifa musulmanes.
En el siglo XIII la Corona de Castilla, la más pujante de las hispánicas, amplió sus dominios hacia el sur peninsular, mientras que la de Aragón añadiría los reinos de Valencia y de Mallorca. A la muerte del Rey Martín I el Humano (1410), los representantes de los Estados que constituían la Corona de Aragón eligieron en el Compromiso de Caspe a Fernando de Antequera, de la castellana Casa de Trastámara, como futuro rey Fernando I.
Después de la expansión por el Reino de Nápoles durante el reinado de Alfonso V el Magnánimo, la Corona de Aragón sufrió una crisis en el Principado. Esto debilitó a Cataluña, que perdió así la hegemonía dentro de la Corona aragonesa. En contrapartida, Valencia se convirtió en el puerto marítimo que centralizó la expansión comercial de la Corona de Aragón, experimentando paralelamente un auge cultural (siglo de Oro Valenciano).
Con el ascenso al trono en 1479 de Fernando el Católico, segundo hijo y heredero de Juan II, las tensiones sociales que desde hacía algún tiempo se estaban produciendo comenzaron a reducirse.
Con el matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, se materializó la unión dinástica de las dos coronas peninsulares, que conquistaron el Reino nazarí de Granada en 1492 y el de Navarra una década más tarde. Los reyes navarros en el siglo XVI llegarían a ser reyes de Francia, al tiempo que comenzaron una política matrimonial con Portugal.
En 1492 se decretó la expulsión de los judíos que no hubiesen aceptado la conversión al cristianismo, imitando a Felipe IV de Francia. El 12 de octubre de ese mismo año Cristóbal Colón, en nombre de los Reyes Católicos, desembarcó en América con sus naves, empezando así la carrera por la exploración y conquista de las nuevas tierras, a la que se unirían posteriormente otros países como Portugal, Francia e Inglaterra.
La Monarquía Española se convirtió, en un proceso iniciado al final de la Reconquista, en la nación más poderosa e influyente del mundo. Durante el reinado de los Reyes Católicos se inició también una tímida expansión norteafricana con la conquista de varias ciudades.
Tras la muerte de Isabel la Católica (1504), su hija Juana I le sucedió en el trono de Castilla. Juana estaba casada con Felipe I el Hermoso, hijo del Archiduque de Austria y Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. Felipe murió muy joven y a Juana se la incapacitó por loca. Su hijo Carlos I de España heredó las Coronas de Castilla y Aragón, además del sacro Imperio Romano-Germánico y las posesiones de la Casa de Borgoña. En su madurez, decidió retirarse a la vida religiosa, recluyéndose en el Monasterio de Yuste (Cáceres). Su hijo Felipe II heredó la Corona Hispánica con todas sus posesiones y su hermano Fernando I de Habsburgo el Sacro Imperio Romano-Germánico.
Felipe II de España se coronó rey de Portugal en 1580 con el nombre de Felipe I de Portugal, siendo quien unió por última vez bajo un mismo soberano toda la Península Ibérica. Durante su reinado se produjeron la gran victoria en la batalla de Lepanto en 1571, con la que se consiguió frenar la expansión del Imperio Otomano por el Mediterráneo, y la desastrosa aventura de la Grande y Felicísima Armada en 1588. España, y en mayor medida Castilla, dada la prohibición de comercio con América para la Corona de Aragón, seguía prosperando bajo la dinastía Habsburgo gracias al comercio con las colonias americanas.
Cuando el último rey de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II de España, murió sin descendencia en 1700, Felipe de Borbón, sobrino nieto de Carlos II y nieto del rey de Francia, Luis XIV, le sucedió en el trono con el nombre de Felipe V de España, siendo aceptado y jurado por todos los territorios de España. A los pocos años de reinado, se produjo la Guerra de Sucesión Española. Tras la firma del Tratado de Utrecht (1713), España dejó de ser la primera potencia mundial, desplazada por Francia y el Reino Unido.
El siglo XVIII fue el Siglo de la Ilustración. Fernando VI y Carlos III, hijos y sucesores de Felipe V, pusieron en marcha una serie de políticas de renovación que modernizaron España, en lo que se conoce como Despotismo Ilustrado.
En 1805, en la batalla de Trafalgar, una escuadra hispano-francesa fue derrotada por el Reino Unido, lo que significó el fin de la supremacía española en los mares en favor del Reino Unido, mientras Napoleón Bonaparte, emperador de Francia que había tomado el poder en el país galo en el complejo escenario político planteado tras el triunfo de la Revolución Francesa, aprovechó las disputas entre Carlos IV de España y su hijo Fernando y ordenó el envío de su poderoso ejército a España en 1808. Su pretexto era invadir Portugal. El Emperador francés impuso a su hermano José I en el trono, lo que desató la Guerra de la Independencia. En ese tiempo se elaboró la primera Constitución española (promulgada el 19 de marzo de 1812), y una de las primeras del mundo, en las denominadas Cortes de Cádiz. Tras la derrota de las tropas de Napoleón, Fernando VII volvió al trono de España.
Durante el reinado de Fernando VII la monarquía española experimentó el paso del viejo régimen al estado Liberal. Tras su llegada a España, derogó la Constitución de 1812 y persiguió a los liberales constitucionalistas, dando comienzo a un rígido absolutismo. Mientras tanto, la Guerra de Independencia Hispanoamericana continuó su curso, y a pesar del esfuerzo bélico de los defensores de la monarquía española, al concluir el conflicto únicamente las islas de Cuba y Puerto Rico, en América, seguían bajo gobierno español.
Terminada la década ominosa y con el apoyo de los políticos liberales, España se organizó nuevamente en monarquía parlamentaria. El final del reinado de Fernando VII, tras su muerte en 1833, señaló también la extinción del Absolutismo en todo el mundo hispánico y abrió un nuevo período de inestabilidad política y económica. Su hermano Carlos María Isidro, apoyado en los partidarios absolutistas, se rebeló contra la designación de Isabel II, hija de Fernando VII, como heredera y reina constitucional, y contra la derogación de la Ley Sálica de la dinastía Borbón, que impedía la sucesión de mujeres a la corona. Estalló así la Primera Guerra Carlista.
La revolución de 1868, denominada La Gloriosa, obligó a Isabel II a abandonar España. Se convocaron Cortes Constituyentes que se pronunciaron por el régimen monárquico y se ofreció la corona a Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia. Su reinado fue breve por el rechazo a su persona de importantes sectores de la sociedad, a lo que se sumó la pérdida de su principal apoyo, el general Prim, que fuera asesinado. Seguidamente se proclamó la I República, que tampoco gozó de larga vida, aunque sí muy agitada: en once meses tuvo cuatro presidentes. Durante este convulso período se produjeron graves tensiones territoriales y enfrentamientos bélicos, los cuales culminaron en 1874.
La Restauración borbónica en España proclamó rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II. Se vivió por entonces una gran estabilidad política gracias al sistema de gobierno preconizado por el político conservador Antonio Cánovas del Castillo, que se basaba en el turno en el gobierno de los partidos Conservador y Liberal. En 1885 murió Alfonso XII y se encargó la regencia a su viuda María Cristina, hasta la mayoría de edad de su hijo Alfonso XIII, nacido tras la muerte de su padre. La rebelión independentista de Cuba en 1895 indujo a los Estados Unidos a intervenir en la zona. Tras el confuso incidente de la explosión del acorazado Maine el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana, los Estados Unidos le declararon la guerra a España. Derrotada por la nación norteamericana, España perdió sus últimas colonias (Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico) en ultramar, y aunque vencida y en crisis, España recibió al siglo XX con una carga enorme de anhelos venturosos
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Numeración
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En el año 1953, el intendente Ernesto María Malére, pretendió modificar radicalmente la denominación de las calles azuleñas utilizando un sistema numérico arábigo. De esta manera, a través de la Ordenanza N°18 sancionada por el Concejo Deliberante el 8 de julio de aquél año y promulgada el día 11 del mismo mes, se enumeró del 1 al 59 a las calles paralelas a la Avenida Intendente Juan José Mujica (que le correspondía el 1) y del 60 en adelante desde la primera arteria paralela a la Ruta Nacional N° 3.
Según esta nueva denominación, a la calle España le correspondió el número 78. Sin embargo, como en otras oportunidades hemos aclarado, el sistema numérico no tuvo buena aceptación en la comunidad y aunque se podría decir que aún hoy convive con el sistema nominal -pues la Ordenanza nunca fue derogada-, ya nadie lo usa, quedando hecha la salvedad en cuanto a las calles que por nombre llevan un número desde entonces.
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Para culminar
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El nombre de España deriva de Hispania, con el que los romanos designaban geográficamente al conjunto de la península ibérica, término alternativo al nombre Iberia, preferido por los autores griegos para referirse al mismo espacio. Sin embargo, el hecho de que el término Hispania no es de raíz latina ha llevado a la formulación de varias teorías sobre su origen, algunas de ellas controvertidas.
Hispania proviene del fenicio i-spn-ya. Los romanos tomaron la denominación de los vencidos cartagineses, interpretando el prefijo i como "costa", "isla" o "tierra", con ya significando "región" y el lexema spn se tradujo como "conejos" (en realidad damanes, unos animales del tamaño del conejo extendidos por África y el Creciente Fértil). Los romanos, por tanto, le dieron a Hispania el significado de "tierra de conejos".
A partir de los últimos años del siglo XII se generalizó el uso del nombre de España para toda la península, sea de musulmanes o de cristianos. A medida que avanzó la reconquista, varios reyes se proclamaron príncipes de España, tratando de reflejar la importancia de sus reinos en la península. Tras la unión dinástica de Castilla y Aragón, se comienza a usar en estos dos reinos el nombre de España para referirse a ambos.
El próximo domingo nos ocuparemos de la calle Dolores, la cual, tras el fallecimiento del General Francisco Leyría, fue rebautizada con su nombre hace poco más de cien años.
El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de Su Majestad el Rey de España, que lo emplea en las ceremonias de Estado, aunque ya no habita en él.
Con el matrimonio de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, se materializó la unión dinástica de las dos coronas peninsulares.
Fernando VII fue depuesto por el emperador francés Napoleón Bonaparte, que impuso a su hermano José I en el trono español. En paralelo a estos hechos se produjo en las Provincias Unidas del Río de la Plata la trascendente Revolución de Mayo.
El topónimo Tandil procede de los vocablos mapuches o araucanos, siendo su significado "piedra que late" en obvia referencia a la Piedra Movediza. Su balanceo increíble cesó el jueves 29 de febrero de 1912 cuando, repentinamente, cayó.
AGRADECIMIENTOS Y FUENTES
" Muchas gracias a Carlos Alvarado por contribuir con su red de contactos.
" Muchas gracias a Norma Iglesias por su incansable colaboración y esmerada ayuda en el complejo camino de la historia azuleña.
" Gracias a Stella Tumminaro del Honorable Concejo Deliberante de Azul.
" Gracias a Alicia Medel y Norma Binzuña del Archivo Municipal.
" Gracias a Chelita, Yesica, Daniela y Alicia de la Biblioteca Pública "Monseñor César A. Cáneva".
" Hemeroteca de la Biblioteca Popular "Bernardino Rivadavia" de Tandil.
" Hemeroteca de Azul "Juan Miguel Oyhanarte".
" José María Julio Araya. "Cien años de El Eco de Tandil". Publicación Especial Aniversario. (1982). Tandil.
" Luis Enrique Otero Carvajal. "Historia de España". (2008). Madrid.
" Alberto Sarramone. "Historia del antiguo pago del Azul". (1997). Biblos. Azul.
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La fecha central conmemorativa es hoy y, hasta el 1 de octubre, se realizarán acciones en diversos puntos de la ciudad y localidades del Partido de Azul. Concretada la ronda sanitaria en dos barrios, se anunció el cronograma completo de actividades planificadas de los CAPS.
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