SALUD
La meningitis es una enfermedad infecciosa grave, que causa secuelas a largo plazo y tiene una alta tasa de letalidad.
25 de abril de 2024
Esta semana se conmemora el Día Mundial de la Meningitis, patología infecciosa considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las enfermedades más peligrosas.
Según el Comité Nacional de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), el principal objetivo en este día es "concientizar sobre la importancia de su prevención a través de la vacunación, asimismo, por la gravedad y rapidez con que se presenta debe siempre ser considerada una urgencia médica ya que, la meningitis meningocócica o la meningococcemia, puede ocasionar daños neurológicos permanentes y es mortal hasta en 50% de los casos si no se la trata".
Los especialistas de la SAP indicaron además que "a pesar de que en nuestro calendario nacional de inmunización contamos con vacunas gratuitas contra microorganismos que causan meningitis, estamos en una situación preocupante con respecto a las coberturas de vacunación a nivel nacional, por eso debemos redoblar nuestro esfuerzo para brindar información a la población de la importancia que tiene a nivel individual y colectivo la adherencia a la vacunación y así alcanzar las coberturas optimas y seguras".
Según describe la OMS, la meningitis es una enfermedad devastadora que causa graves secuelas a largo plazo y tiene una alta tasa de letalidad. Consiste en la inflamación de los tejidos que rodean el cerebro y la médula espinal. Su origen más frecuente es infeccioso, puede ser mortal y requiere atención médica inmediata.
Hay varias especies de bacterias, virus, hongos y parásitos que pueden causarla. El tipo más común de meningitis peligrosa es de causa bacteriana y puede ocasionar la muerte en menos de 24 horas.
Hay cuatro bacterias principales que causan meningitis:
Neisseria meningitidis (meningococo);
Streptococcus pneumoniae (neumococo);
Haemophilus influenzae;
Streptococcus agalactiae (estreptococo del grupo B).
Estas bacterias causan más de la mitad de las muertes por meningitis en el mundo y puedan dar lugar a otros problemas, como la septicemia y la neumonía. De acuerdo a las estadísticas, una de cada diez personas que contrae la enfermedad fallece.
Hay otras bacterias que también son causas importantes de meningitis: Mycobacterium tuberculosis, Salmonella, Listeria, Streptococcus y Staphylococcus. Pero también virus (como los enterovirus y el virus de la parotiditis), hongos, (sobre todo, Cryptococcus) y parásitos (como Amoeba).
Transmisión
La vía de transmisión varía según el organismo. La mayoría de las bacterias que causan meningitis, como el meningococo, el neumococo y Haemophilus influenzae, son portadas por los seres humanos en la nariz y la garganta. Se propagan de una persona a otra a través de gotículas respiratorias o secreciones de la garganta. El estreptococo del grupo B suele estar en el intestino o la vagina de los seres humanos y puede contagiarse de la madre al recién nacido en el momento del parto.
El estado de portador de estos organismos no suele causar síntomas y ayuda a desarrollar inmunidad contra la infección, pero a veces las bacterias invaden el cuerpo, causando meningitis y septicemia.
Signos y síntomas
Las manifestaciones clínicas de los pacientes con meningitis varían en función de la causa, la evolución de la enfermedad (aguda, subaguda o crónica), la afectación encefálica (meningoencefalitis) y las complicaciones sistémicas (por ejemplo, septicemia).
Los síntomas habituales de la meningitis son: rigidez de nuca, fiebre, confusión o alteración del estado mental, cefaleas, náuseas y vómitos. Otros síntomas menos frecuentes son: convulsiones, coma y deficiencias neurológicas (por ejemplo, pérdida de audición o visión, deterioro cognitivo o debilidad de las extremidades).
Una de cada cinco personas que sobrevive a una meningitis bacteriana puede tener secuelas de larga duración, entre las que se describen: pérdida de audición, convulsiones, debilidad de las extremidades, problemas de la visión, dificultades en el habla y el lenguaje, afección en la memoria y la comunicación, y deformidades cicatriciales y amputaciones de extremidades tras la septicemia.
Vacunas
La mejor forma de prevenir la enfermedad es respetar el calendario de vacunación y aplicarse todas las dosis y refuerzos obligatorios. Si bien las personas de cualquier edad pueden desarrollar la enfermedad, los niños pequeños constituyen la población más susceptible.
Tal como apunta el ministerio de Salud bonaerense en su cuenta de X/Twitter en este día, las vacunas contra la meningitis se aplican en las siguientes edades de la primera infancia:
Vacuna contra el neumococo: a los 2, 4 y 12 meses;
Vacuna contra Haemophilus influenzae: a los 2, 4, 6 y 15 meses;
Vacuna contra el meningococo: a los 2, 5 y 15 meses; y a los 11 años.
A nivel mundial la OMS, con el apoyo de otras sociedades y organizaciones, puso en marcha en 2020 la hoja de ruta mundial "Acabar con la Meningitis para 2030". Los lineamientos de esta estrategia establecen una visión integral "hacia un mundo sin meningitis" y tiene tres objetivos centrales:
·Eliminar las epidemias de meningitis bacteriana;
·Reducir el número de casos de meningitis bacteriana prevenible mediante vacunación en un 50% y las defunciones en un 70%;
·Reducir la discapacidad y mejorar la calidad de vida después de una meningitis debida a cualquier causa.
Es fundamental que los equipos de salud sospechen de forma temprana la enfermedad y se realice una administración adecuada y precoz del tratamiento, además de promover la vacunación en la población como herramienta de prevención fundamental.
(DIB) ACR
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