12 de junio de 2021
Edson Arantes do Nascimento, "O"Rei" Pelé, le dio la espalda a la Copa América cuando este certamen se denominada Campeonato Sudamericano, pero en su única participación en Argentina 1959, donde el seleccionado albiceleste fue campeón, dejó su sello de calidad con una actuación formidable, además de erigirse en el goleador del torneo.
Y si no hizo más historia Pelé en este certamen fue simplemente porque no quiso, pero sí dio el puntapié inicial a una "maldición" que parece perseguir a las dos más importantes figuras del fútbol de su país y de Argentina en la Copa América.
Es que ni él ni su "sucesor", Neymar, pudieron ganar nunca esta competencia, así como tampoco lograron hacerlo Diego Maradona y Lionel Messi en Argentina, aunque "Ney" y "Lío" aun están a tiempo de reivindicarse en esta 47ma. edición que está a punto de comenzar.
Pelé llegó a aquel Campeonato Sudamericano con el envión que le había prodigado a Brasil el primer título mundial de su historia conseguido el año anterior en Suecia 1958, formando parte de un "scratch" histórico del que también formaban parte otras figuras como Garrincha, Didí, Djalma Santos, Dorval, Paulo Valentin y el arquero Gilmar, entre más.
La posibilidad de refrendar ese título ecuménico con otro sudamericano, logrado especialmente en Argentina, era un desafío que los brasileños creían poder alcanzar sin demasiados sobresaltos, a la luz de sus frescos pergaminos mundialistas. Y por eso llegaron con su mejor dotación para alcanzar ese segundo objetivo.
Pero enfrente se iban a encontrar con un seleccionado argentino que no le iba en zaga, pero ya no por individualidades, más allá de contar con algunas figuras locales como Juan José Pizzuti, Rubén Sosa, Vladislao Cap, Eliseo Mouriño, Oreste Omar Corbatta, Raúl Belén o Bernardo Griffa, sino por su fisonomía colectiva, diseñada por el entrenador, Victorio Spinetto.
El torneo se disputó con solo siete de los 10 seleccionados sudamericanos presentes, ante las ausencias de Colombia, Ecuador y Venezuela, y Brasil pagaría caro en la última fecha ante Argentina el empate 2 a 2 del debut frente al buen equipo de Perú, que quería abrevar en el estilo de juego de los "verdeamarillos", sobre todo después de ir ganando 2 a 0 con un tanto de Pelé.
Ese fue el arranque nomás del por entonces juvenil futbolista de 18 años nacido en Minas Gerais un 23 de octubre de 1940, que luego le anotaría dos más a Chile, uno a Bolivia y un triplete a Paraguay, además del que le anotaría a Argentina en la final para el empate 1 a 1, luego de que Pizzutti abriera el marcador para el seleccionado albiceleste.
El torneo se disputó por el sistema de todos contra todos y a ese encuentro definitorio se llegó a través de un fixture "prolijamente" diagramado, en el que justamente argentinos y brasileños se iban a cruzar recién en la última jornada.
Argentina arribó a ese último encuentro con 10 puntos, producto de cinco victorias en la misma cantidad de presentaciones previas (por entonces no existía todavía la concesión de tres unidades por triunfo), mientras que Brasil sumaba 9 por aquel empate inicial, al que luego le sucedieron cuatro éxitos en fila.
Un estadio Monumental de River Plate colmado por unos 85.000 espectadores fue testigo del accionar de un Pelé que ya se empezaba a probar desde muy joven la corona de mejor del mundo, y a los que enmudeció luego de alcanzar el empate a los 13 minutos del segundo tiempo, luego de que el futuro entrenador del Racing Club campeón intercontinental de 1967 abriera el marcador a los 40 del primero.
Pero Argentina sostuvo la paridad hasta el final y por ese punto de ventaja con el que llegó al sexto partido se consagró campeón invicto (lo mismo que su rival), en esa 26ta. edición de un certamen que se disputó entre marzo y abril, pero que tendría un nuevo capítulo antes de fin de año, en diciembre, en Ecuador.
Los al parecer sempiternos desórdenes organizativos de la Confederación Sudamericana de Fútbol ya eran corrientes seis décadas atrás y al segundo torneo, que contó con apenas cinco participantes, Brasil le dio la espalda enviando en su representación a un combinado pernambucano. Salió tercero, detrás del campeón Uruguay y de su escolta, Argentina, que contó con el goleador del certamen con 6 tantos, José Sanfilippo.
Pero Pelé ya estaba muy alejado de esa competición sudcontinental, a la que nunca volvería, porque el foco estuvo siempre puesto en "su" Santos y en la selección con la que volvería a ganar el campeonato del mundo siguiente en Chile 1962 y completaría esa tríada con el de México 1970.
Por eso para él, como después pasó con Maradona, Messi y Neymar, "(la Copa) América no fue para los (mejores) americanos".
(Télam/DIB)
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