MARINA BOHN

MARINA BOHN

"Para hacer Pole Dance se necesita disciplina, constancia y romper con algunos prejuicios"

De esta manera lo destacó la bailarina, coreógrafa de tango y precursora de la actividad en esta ciudad. Contó cómo arrancó a desarrollar la técnica y su desempeño actual con relación a este arte: la docencia.

Por: Laura Méndez
26 de mayo de 2024

Comenzó la charla comentando con comicidad "mi viejo me dijo que me iba a desheredar" (por su cambio de apellido en las redes sociales) (risas). Es Ordoñez, aunque se hace llamar Marina Bohn (el apellido de su mamá).

Agregó que "él fue uno de los que me dijo 'eso no va a funcionar en Azul'".

Claro que estábamos hablando de esta disciplina que según Marina hace 15 años que se instaló en el planeta: se llama Pole Dance y antiguamente era el 'baile del caño' aunque hay que romper con algunos prejuicios acerca de esta técnica de danza moderna porque muchos creen que porque alguien se suba a bailar a un caño está exhibiéndose para erotizar. No obstante Marina explicó que muchas de las chicas que van a sus clases sólo lo hacen para divertirse, para tonificar su cuerpo, para verse bellas (tal como son) y muchas cosas más que abordó en esta entrevista.

Amor por la danza, salud y desprejuicio

En primer lugar, hay que destacar que Marina era muy chica cuando empezó a inscursionar en las artes escénicas. Fue cuando hacía tango en Capital durante varios años. No obstante, una de sus parejas de baile le comentó que estaba "pesada" en uno de esos trucos cuando la quiso levantar. Eso hizo que ella volviera a recordar los episodios de bulimia y anorexia sufridos en la adolescencia donde estaba obsesionada con la imagen, pero ahora con una mirada mas madura percibiendo el cuerpo y la belleza desde otro lugar.

Como resultado visitó un gym y observó que en una gigantografía estaban promocionando el Pole: era la imagen de una mujer sobre una barra en vertical. Al principio pensó que era photoshop, pero después entendió que no, y de hecho eso era lo que quería hacer el resto de su vida.

EL TIEMPO dialogó con la bailarina quien contó sus comienzos, ya que es la precursora, sin dudas del Pole en Azul, ya sea haciendo muestras o enseñándoles a sus alumnas porque hace años que está ejerciendo la docencia y ya pasaron 45 instructoras de este arte por su espacio. Actualmente Marina está enseñando en su estudio ubicado en el Barrio Bidegain trabajando únicamente del Pole Dance y clases privadas de tango.

La bailarina además, hizo hincapié a estos cánones de belleza y lo que les transmite a sus alumnas, entre un sinfín de cuestiones que tienen que ver con este ejercicio que requiere tanta fuerza física.

"Con el pole entendí que en las clases el cuerpo deja de ser físico"

En principio, se refirió al comentario de su papá que se menciona al comienzo: "fue el termómetro para saber cuántas personas piensan como él, que el Pole no iba a funcionar en Azul a través de lo que yo les pueda contar para que haya un punto de vista diferente y empiecen a ver esta actividad como algo profesional".

De la misma manera agregó que "que una chica haga Pole no significa que quiera que le escriban, simplemente se está mirando hermosa, disfrutando de sus logros y compartiéndolo con los demás, sin que se generen estas situaciones que, hasta a veces, son incómodas, tanto con los hombres como con las mujeres".

En ese orden Marina se define como bailarina "porque en realidad vengo del tango, clásico, español, jazz desde muy chica en el Jockey Club con Moira Labataglia. Luego con Cristina Sabella, Laura Juárez, altas referentes de Azul, aunque cuando llegué al tango, dije: 'me quedo acá'. Esa cuestión milonguera y de compartir con otro la noche, me fascinó".

Del mismo modo, apuntó que "yo me había ido a vivir a Buenos Aires por el tango. Tome clases con grandes maestros que hoy ya no están. En ese momento una situación complicada de pareja y practicábamos 'Tango Escenario' juntos".

Explicó que "en esta categoría se necesita otra postura para estar un poco más preparada para un salto y él me dijo 'estás pesada' y ahí tocó todos esos puntos que me llevaron a recordar episodios que tuve en la adolescencia de bulimia y anorexia".

Más tarde admitió que los episodios de bulimarexia los continuó teniendo, incluso de adulta, ya teniendo a sus dos hijas y el último fue después de una discusión con su mamá.

De hecho añadió, con mucha responsabilidad y conciencia que "mi testimonio se los cuento a las chicas que sufren estas enfermedades porque en el caño se ven tan hermosas y yo les advierto 'chicas no hagan pavadas porque estamos haciendo una actividad que es riesgosa, tienen que alimentarse bien para evitar accidentes'. Pero sí, más de una me confesó que atravesaron ese tipo de problemas".

Al respecto destacó que "con el Pole entendí que en las clases el cuerpo deja de ser físico porque estás pendiente que de te salgan figuras o hacer lo que esta planificado, no te importan los 'rollos', la celulitis, igual es un proceso. Y estas cosas pasan de largo, es que no te dan ni ganas de pensar en no comer porque es lo contrario: ¡quiero comer para sentirme más fuerte y poder superarme cada día más".

Desde sus inicios a su formación de docente

Marina retomó sus primeros tiempos del Pole.

"Después del comentario de mi ex novio arranqué con un conflicto interno en el que yo sabía que en algún punto tenía razón, pero no lo dijo de la forma adecuada, o sea, hubiera sido más sencillo decirme: 'armate, bajá los dorsales, prepárate para saltar, disocia tu cuerpo; es decir, la técnica y yo hubiera entendido qué me estaba queriendo decir", aclaró.

"Fue así que me puse a investigar hasta que llegué a un gimnasio y vi una publicidad de Pole. En la foto había una chica haciendo una suspensión con una mano en básico arriba y otra en full bracket y yo pensé: '¡esto es photoshop, le sacaron el banco, no puede ser!'. Después fui a un estudio como muy 'cheto' en zona norte y entré. No sabía lo que pasaba porque había salas con muchos caños y pensé ahora va a entrar una 'loca' re 'grosa' y me pregunté ¿'qué hago acá?''. Y sí, entró una chica, pero petiza, rellenita y saludó 'hola chicas, cómo están' y comenzó a dictar la clase, mostrar las figuras sin sacarse la ropa, incluso invertía vestida y yo tocaba el caño y me resbalaba, no lo podía creer. O sea, llegué a la conclusión de que estaba llena de prejuicios".

Así que me propuse "yo tengo que aprender a hacer esto". "Después me di cuenta que mis manos que son ásperas para eso. Porque recuerdo tener un novio que me decía 'que manos secas que tenés' aunque me pase crema". (risas).

Continuó "después de ese episodio me mudé, hace siete años, me fui a un estudio un poco más de barrio, en Once, donde estuve un año y medio o más hasta que me mudé nuevamente a Azul".

"Llegué en 2019 ya que tengo a mis hijas y un nieto. Mi hija mayor tiene 19 años que es mamá de Toby de 1 añito y la más chiquita que vive conmigo que tiene 16".

"Cuando llegué acá, era principiante, aunque siempre trabajé en la docencia ya que soy profesora de inglés. Y fue cuando se me despertó el interrogante de volver a la docencia o no. Yo ya tenía mis caños y dije 'me abro mi estudio'".

Ahí arrancó todo: "me costó mucho porque estaba sujeta a esa comodidad de recibir un sueldo mensual... y decir ¿cuándo arranco?, ¿cómo lo hago? y me llevó muchos años decidir".

"Por otro lado noté que me enfermaba cuando nunca me enfermo. Y pensé 'estoy haciendo algo que no tendría que estar haciendo, hasta que en un momento lo pude dejar completamente y dedicarme al Pole", puntualizó.

Siguió la conversación "lo cual no quería decir que nunca más volviera a trabajar en eso. Es que pienso ¿por qué nos tenemos que limitar que algo tiene que ser para siempre?. Y la verdad que no me importó, lo mismo con la antigüedad, tampoco me importó, entonces, ya está, lo solté".

"Yo sé que si tengo que volver vuelvo, pero también disfruto, es una parte de lo que soy".

Posteriormente contó una anécdota: "Cuando empezó la pandemia había inaugurado mi lugar pero me desmotivó. No podía creer lo que estaba pasando, el confinamiento. Incluso atravesé una situación que se la cuento a mis alumnas, a las cuales les cuesta creer. En ese momento no podías andar en la calle hasta las 5 de la tarde, después no podía quedar nadie en la calle y yo estaba filmando en mi estudio, sola dando las clases virtuales y pasó una chica, yo me había olvidado la malla en ese momento entonces me puse en bombacha una tanga, o sea, lo mismo que una malla pero de otra tela. Esta chica me miró por la vidriera con una cara como diciendo 'ahora vas a ver'. Al rato un par de chicas que son policías me escribieron ¿'Mari estás en el estudio?, porque te hicieron una denuncia, andate ya '. En ese momento me agarró pánico y además al video le faltaba cargarse 10 minutos. Observé que pasó un patrullero, apagué la luz, me quedé con la compu cargando el video y la luz del patrullero se quedó fija. Me asusté y me encerré en el baño. Golpearon la puerta, pero el vehículo antes se subió al patrullero arriba de la vereda, con las luces enfocando adentro del estudio y golpeando la puerta como si fuera una asesina. Fueron a buscar a la piba que me denunció y la chica decía 'yo sé que está dentro de esa chica' y me quedé en shock".

"Yo tendría que haber salido y enfrentado la situación de otra manera. Decir que estaba en mi local, que si quería me quedaba a dormir ahí pero en ese momento toda esa situación me abatató", precisó.

Continuó su relato "después me fui a mi casa y no quería salir más. Ahí me angustié porque pensé en dar clases pero de manera virtual pero tampoco se podía porque las chicas no tienen caños en sus casas. Así que focalicé un poco más trabajo de piso".

"Después de la pandemia volvimos, nos mudamos tres veces y ahí me di cuenta que hay un público para todo".

En ese sentido amplió que "creo que cada docente tiene su librito, pero todos hablamos de lo mismo. Entonces hay gente que conecta con uno, hay gente que conecta con otro y de tantísimas personas que pasaron por todos estos años y por todos esos estudios algunas conectaron conmigo y otras conectaron con las instructoras que trabajaban conmigo, o sea que estaban dando clases en mi estudio y está buenísimo que eso pase. Ahora yo estoy dando clases en mi casa, formé 45 instructoras y 2 en Uruguay".

De hecho recordó que "presenté a una de mis alumnas a la competencia Exotic Sundays. Ella trajo el primer lugar en Pole Sport y yo traje el tercero en Pole Exótico y después ella se mudó a dar clases sola Mar del Plata. Yo les enseño a planificar a las chicas, eso es muy importante que no te los enseñan en los instructorados y agradezco a la docencia por eso. Las chicas que tengan una planificación de un mes con figuras, por ejemplo".

Siguió "esta chiquita hermosa se preparó sola dos veces más y ahora es tricampeona, no lo podes creer y está viviendo en Mar del Plata y hay otra que se abrió su propio estudio en Azul Belu, esta como Belén Blas Metamorfosis. Yo, como mencioné, estoy dando en mi casa, hay algunas alumnas que me siguen a mí y otras a ella".

"O tenemos cuerpos fuertes o flexibles"

Por otra parte, Marina explicó que hay dos tipos de Pole: el Sport y el Pole Exotic.

"El Pole Sport es más deportivo que quizás también se pueda llamar Pole fitness, porque está dirigido a las mujeres que vienen a hacer ejercicios solamente para estar más en estado, lo toman más para el lado del fitness. Si ya lo querés hacer más para competir o se obsesionan con las líneas, y quieren que la figura les salgas de manera perfecta es Pole Sport. Después, el exótico tiene su propia técnica con música, zapatos y mucho más. Quizás se caracteriza por esos zapatos de gigantes con unas plataformas de 24 cm., pero no quiere decir que no hagas figuras de Pole Sport. Para mí es un desafío poder hacer éstas cosas pero de manera sensual y despertando esa DIOSA que tenemos todas adentro cuando nos vemos haciendo algo que tiene técnica. Todo lo que menciono no implica que la mujer tenga que ser sensual, porque se aprende, es decir hay una técnica y aseguro que se van a ver hermosas".

Sobre qué se necesita para hacer Pole Dance "ganas, ganas de superarte a vos misma. Actualmente es una disciplina que requiere fuerza física. Yo creo que: o tenemos cuerpos fuertes o tenemos cuerpos flexibles y no importa en el estado físico que estés ahora, sí vos tenés ganas de hacerlo, lo podés hacer porque he visto las transformaciones. Hay alumnas que se acercan con sobrepeso, otras que vienen con lesiones y han visto la transformación en el tiempo. El cuerpo solo se va a modificando, si vos dejas de pensar en el cuerpo y en decirte todas las cosas feas que te decís, te liberas, tenés ganas y lo querés hacer, sólo en unos meses no lo podes creer, empiezan a salir los músculos que es lo primero que se siente cuando vas a una clase de Pole. Salís con una energía desde adentro hacia afuera que te dan ganas de decirle a todas las mujeres, 'quiero que hagan Pole' porque se mejora la postura incluso".

Continuó "a veces vemos cosas figuras que nos parecen muy difíciles y nos decepcionamos. Sin embargo, es lograr flexibilidad, fuerza y hay que entender eso para dejar las limitaciones de lado. Es entrenamiento constante y en cuanto al dolor, uno se va acostumbrando. Las personas que practicamos estas disciplinas tenemos una resistencia mayor a lo normal al dolor y con el tiempo se va haciendo cada vez más tolerable hasta que en un momento deja de doler".

"Pero sí, respondiendo a tu pregunta para hacer Pole Dance se necesita disciplina, constancia y romper con algunos prejuicios. Después se ve el fruto de todo ese trabajo".

Para terminar, fue consultada sobre si sigue dictando clases, a lo que respondió que; si sigue dictando clases grupales y privadas para mujeres que no les gusta el gimnasio o se aburren de las actividades y terminan abandonando, en su mayoría mujeres de mas de 30 años aunque las más jóvenes. También dijo que se ven atraídas por la actividad, la más grande es Marisa con 65 años y la mas joven 20 añitos.

La exposición

En otro tramo de la charla Marina sostuvo qué sucede con la exposición.

Al respecto recordó que "hicimos una muestra, fue un éxito, pero implica mucha energía de mi parte para organizar y además, no todas las chicas tienen la intención de exponerse porque también es algo muy interno. Estas transformaciones o empoderamiento del que hablaba es algo que le pasa a cada una y hay quienes lo quieren mostrar y otras que no".

De esta misma manera comentó que "a mis alumnas les hablo de exponernos, primero, con nosotras mismas. Entonces en clase usamos el teléfono para filmar, yo les enseño a ubicarlo para que se vean hermosas. Y cada una elige si quiere subirlo a las redes o lo quiere guardar en un drive lo mas importante es verse, evaluar en progreso y ver crecer a esa diosa del Pole Dance".

EL DATO

En su Instagram con más de 10 mil seguidores pueden encontrar mas información La Santa Pole Dance o en su web lasantapoledance.club.

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