CONTEXTOS
La jubilada dedicó toda su vida al cuidado de su hijo, enfrentando con fortaleza, los desafíos que ambos encuentran. A medida que envejece, su papel como cuidadora se volvió cada vez más exigente, y su situación económica también agregó una carga, con ingresos limitados que provienen de su jubilación y la pensión de su hijo. Es una historia conmovedora de resiliencia y sacrificio.
11 de septiembre de 2024
Mabel Sánchez, de 74 años, vive en un hogar modesto (en España 77, entre Pringles y Lamadrid) junto a su único hijo de 41 años, quien padece una discapacidad, diagnosticado con retraso mental desde temprana edad. A lo largo de su vida, Mabel ha sido su principal cuidadora, brindándole todo el apoyo necesario para manejar las limitaciones diarias que enfrentan. Con el paso de los años, su labor como madre y cuidadora se ha vuelto más desafiante debido a su propia avanzada edad y las limitaciones físicas que conlleva.
La situación económica del hogar es precaria. Los únicos ingresos que perciben provienen de la jubilación mínima que Mabel recibe, un monto de 200.000 pesos, tras haber trabajado durante años en el Sanatorio Azul. Por su parte, su hijo recibe una pensión no contributiva, que también es inferior a los 200.000 pesos. Estos ingresos combinados no son suficientes para cubrir todas las necesidades del hogar, ya que deben enfrentar los costos de medicamentos, atención médica, y otros gastos cotidianos. No cuentan con más familiares que puedan ayudarles, lo que convierte su situación en un reto diario de supervivencia. Mabel, aunque agotada por los años, continúa dedicándose plenamente al cuidado de su hijo, quien depende totalmente de ella para las actividades básicas de la vida diaria. La falta de una red de apoyo cercana hace que enfrenten estos desafíos de manera solitaria, lo que añade una carga emocional y física significativa a su día a día.
Aunque el hijo toma medicación psiquiátrica, según Mabel la situación tiende a regularizarse ya que posiblemente se la comiencen a donar.
Consultada sobre cómo hacen para vivir, especificó que "en la Ceal me tienen que esperar porque yo cobro el 20 de cada mes. Les avisé, no tengo gas y cocino con carbón ya sea fideos, puré y hace poco Jorge Duclós me trajo huesitos de vaca y con eso, voy a preparar una salsita".
Sobre qué estaría necesitando, Mabel señaló que alimentos no perecederos. "Ahora me trajeron de Los Pinos, pan, porque mi hijo tiene locura con el pan y él no entiende que no hay...., a veces le compro fiambre o manteca".
Mabel también agregó que "ocurre que esta situación es actual porque antes no la pasábamos tan mal, pero nos quedamos solos. Yo trabajé en el sanatorio y en una casa, así nos compramos con papá las dos casas de las cuales una ya vendimos".
Detrás de su casa, al haber un terreno tan grande, la señora mencionó que quizás lo venda, por ahora puso gallinas.
Para terminar, la jubilada manifestó que "yo lo único que quiero es que me traigan comida en la medida que se pueda. Gracias a todos los que me ayudan".
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