6 de agosto de 2023
Después de una vigorosa carrera en amateur, el representante local tuvo la gran oportunidad de su vida, cuando a mediados de los '60 pasó por el profesionalismo y compitió contra grandes boxeadores.
Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO
Adolfo Orlando Cejas nació en Azul el 11 de octubre de 1946. Su papá Antonio era trabajador rural y había aprendido el oficio de peluquero en el Colegio Don Bosco, de La Plata, donde también aprendió a boxear. A los 6 años, recién llegados del campo, los Cejas se instalaron en el barrio La Tosquera.
El niño Cejas y su familia fueron ayudados por el gobierno peronista durante aquellos años del Estado benefactor para los sectores humildes. En la esquina de Belgrano y Necochea, donde funcionaba el Correo Argentino, Adolfo hacía la cola para ir a buscar el pan dulce y la sidra para disfrutar las fiestas de fin de año junto con su familia. Recuerdos imborrables en la memoria de aquellos tiempos vividos. En su infancia, como una ley divina que marca a fuego a muchos boxeadores, su ámbito de combate y demostración de bravura fueron las calles del barrio en la década del 50 y entrados los 60.
Empezó a formarse como boxeador en la calle, en el barrio bravo, donde el fuerte temperamento que se despertaba dentro, ante ciertos atropellos, que fueron marcando la confianza en sus puños.
El joven Cejas pegaba fuerte, duro. Golpe de nocaut, se pega fuerte, no se explica, puede haber rotación perfecta del cuerpo o manos grandes, pero no se explica. Se pega fuerte, se tiene la mano pesada. Adolfo experimentó esto desde su niñez, y años más tarde lo transformaría en lo que muchos dicen que fue el mejor boxeador que dio la ciudad de Azul en toda su historia.
Cuando tenía 14 años, fue a aprender boxeo al gimnasio. Dejó el fútbol en las inferiores de Vélez Sarsfield de Azul, luego de una lesión sufrida en los ligamentos del tobillo derecho. Un amigo que vivía enfrente de su casa, Eduardo Corbalán, fue quien lo llevó al Boxing Club Justo Suárez, que quedaba en la calle Maipú, a media cuadra de la cancha de Alumni Azuleño. Allí, el entrenador era "Cacho" Fortunato, quien después de enseñarle todo a Cejas, lo desafió a pelear, pero con suerte esquiva, ya que el alumno noqueó al maestro.
Buscando superarse, Cejas se fue a entrenar al Club Alumni, donde conoció a un hombre de suma importancia en su vida y en la de muchos boxeadores azuleños: Octavio Andrada; el legendario amigo y rival de "Goyo" Peralta, y entrenador de Avenamar Peralta, entre otros.
La carrera amateur de Cejas fue estupenda y digna de contar: no solo enfrentó a rivales de primer nivel, como el campeón panamericano Oscar Trotta, Carlos Rolón, Omar Simonetto y Ricardo Stanovich, sino que fue subcampeón nacional amateur "Guantes de Oro", y perdió en Mar del Plata frente a Aníbal Di Lella. Y también es necesario nombrar a su gran rival en lo profesional, quien sería uno de los mejores boxeadores de la historia argentina: Víctor Galíndez.
De su rivalidad con Galíndez es dable destacar los números de Cejas en el campo amateur, ya que en 1968 el periodista de boxeo Julio Ernesto Vila, en la revista KO Mundial, expresó que Cejas tenía el récord Sudamericano de 27 peleas ganadas en forma consecutiva por nocaut. Cerraría entonces su excelente performance amateur con 84 peleas en total, 64 ganadas por nocaut, 2 empates y 1 perdida. El resto lo ganó por puntos.
Su paso por el profesionalismo
Mientras trabajaba en la sección de equipajes de la empresa de transporte La Estrella, Cejas batió récords de recaudación en cada una de sus presentaciones en Azul, Olavarría y Tandil. Era muy popular y aclamado por el público de la zona. Se enfrentaba para ese entonces con la posibilidad de combatir en el campo rentado; sus actuaciones en el amateurismo llegaron a oídos de Lectoure y de la empresa Luna Park, quienes enviaron a Héctor Nesci y a Alfredo Porzio, que manejaban a "Goyo" Peralta, a convencer a Cejas de pasar al profesionalismo.
Siempre dedicado a entrenarse y a estar en impecable forma física, Cejas no esquivó la oportunidad y fue así como, en 1967, decidió pasar al campo rentado. La decisión cambió su vida para siempre, ya que renunció a su trabajo y pasó a formar parte del equipo del Luna Park: un trabajo pago por mes, donde siempre tenía que estar en forma para presentarse en cualquier festival y en el que afianzó un tridente fenomenal de la historia del boxeo azuleño. Casi siempre se presentaron juntos Adolfo Cejas, Armando Gigena y Avenamar Peralta. Manejados por Lectoure, los tres hicieron una brillante campaña profesional. Los entrenamientos eran en Alumni y, cuando se acercaba alguna presentación en Capital Federal, en el Luna Park. En aquella ciudad se alojaban, como todos los boxeadores del Luna, en el Hotel Splendid, en la esquina de Lavalle y Bouchard.
Como profesional, Cejas se inició ganándole a otro debutante, Roberto Cena. La pelea comenzó complicada para Cejas debido al estilo enredado de su rival, pero gracias al poderío de sus manos fulminó a Cena ganando por nocaut el 17 de junio de 1967 en el Club Alumni Azuleño.
A continuación, el primero de diciembre de 1967, en Azul, Adolfo Cejas se enfrentaba al experimentado Alfredo Navarro, quien había perdido contra Luis Federico Thompson, Antonio Aguilar, Andrés Selpa y Jorge Fernández. Navarro hizo valer su experiencia solo en el primer round, que fue de trámite parejo, ya que después Cejas se lo llevó por delante con una actuación no solo demoledora, si no con grandes avances en la defensa. Navarro sufrió una herida que sangró de manera profusa, bajo el arco superciliar izquierdo. Al terminar la quinta vuelta, el médico Zandona subió al ring a examinar aquella herida, para luego permitirle a Navarro seguir combatiendo, pero este desistió, ya que su herida sangraba continuamente. De esta manera, Cejas sumaba su sexto triunfo consecutivo.
En las preliminares, en el primer combate de la noche, Alberto Peralta venció a Ramón Andrade. En la segunda, Armando Peralta se impuso a Rafael Lescano, y luego Carlos Jauregui se impuso por abandono ante Luis Balderrama, y en la siguiente, Miguel Alonso le ganó a Pedro Ferreyra también por abandono. Tanto Lescano como Balderrama y Ferreyra fueron pupilos de Federico Thompson, quien pasó una mala noche, ya que vio vencidos a sus muchachos por diferencias abrumadoras.
El siguiente combate que realizó Cejas fue en Alumni frente al visitante Carlos Colque, quien por aquel entonces tenía 25 años y sus armas principales eran la izquierda en punta y su velocidad en los desplazamientos.
Aparte de los hermanos Cejas, en dicho festival pelearon Carlos Pouyannes, Carlos Jauregui y Roberto Castagno. Fue así entonces que el sábado 1º de febrero de 1968 y con inferioridad física debida a la dislocación de su brazo derecho, Cejas obtuvo una victoria por abandono ante el debutante Carlos Colque, quien en el octavo asalto no salió a pelear.
Las lesiones en el brazo derecho lo acompañarían el resto de su campaña, no solo una dislocación o desgarros, sino también lo más grave, que no fue el famoso "manguito rotador", sino un problema en los tendones y el músculo del hombro derecho, perjudicado también por un accidente en auto que le demandó a esa zona lesionada una sutura de 18 puntos. El problema que llevó Adolfo hasta su última pelea se presentaba cuando tiraba un golpe con la derecha y no llegaba a destino, o sea que quedaba en el aire. Esto lo obligaba a pelear en la corta distancia para no errar, haciendo más temerarios sus combates y privándolo de su poderosa mano derecha. A esta la usaba solo cuando estaba muy cerca y sin la misma continuidad de sus comienzos. A pesar de todo, la alta escuela de combate y el uso de su también pesada mano izquierda hicieron que el récord final como profesional de Cejas sea indiscutible.
En ese momento, luego de tomarle tres radiografías, los médicos recomendaron a Adolfo estar quince días inactivo, lo que derivó en la suspensión de una pelea pactada con Matías Colque, hermano de Carlos, en el Luna Park el 20 de abril. En ese mes apareció el número 800 de la revista KO Mundial con el ranking oficial confeccionado por la Federación Argentina de Box. En la categoría mediano juniors (69.850), el campeón era José Roberto Chirino, de San Juan, y en el puesto número uno aparecía Esteban Osuna, de Entre Ríos. Adolfo Cejas, con tan solo 21 años, estaba ubicado en el escalafón número siete del ranking nacional.
Así, el representante local cosechó ocho victorias consecutivas por nocaut en sus primeras ocho presentaciones, frente al mencionado Cena, al también debutante Vercellino, a Carlos "Otro" Monzón (homónimo del campeón del mundo) y a Alfredo Navarro (vencedor del gran Jorge Fernández), entre otros.
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