15 de octubre de 2023
Ambos boxeadores han protagonizado veladas inolvidables que son retratadas por el especialista Juan José Zurro y forman parte de la memoria colectiva de los azuleños por sus peleas notables, llenas de épica y gloria.
Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO
En la temporada 1990-1991 abrió en Azul un gimnasio que también sería un lugar para organizar festivales boxísticos. Se trató del gimnasio de Fanazul, en el centro de la ciudad. Casi en las intersecciones de las calles Belgrano y Rivadavia, aquel espacio albergó dos jornadas en las que se destacaron boxeadores azuleños. Esto ocurrió en septiembre y luego en octubre del mismo año, 1991. En la primera jornada, ante un marco de más de seiscientas personas, se presentaron: Jorge García (entrenador) en exhibición frente a Miguel "Caníbal" Maldonado, el peso pesado Fabián Montenegro y los livianos Darío Flamengo, Carlos Herrera, Carlos Rodríguez, David "Tata" Echeverría y Carlos Álvarez.
Un mes más tarde, con una apreciable concurrencia de público, se presentaron: el tandilense Fabián Saporiti, Carlos Romero, "Polvorita" Acosta, nuevamente Montenegro, Flamengo y Carlos "Pulga" Álvarez. En aquellas jornadas históricas de boxeo azuleño fueron jurados: Ismael Cañas, Moguillansky, Osan, "Nino" Peralta, Abel Orchuela y Adolfo y Raúl Cejas. Y como árbitros: también los hermanos Cejas, y "Nino", más Ramón Britos. Los organizadores: Lima, García y Eleuterio Pereyra.
Años más tarde, realizando actividad de jurado se encontraron "Merme" Marturano, Adolfo Cejas y, en la actualidad, Fabián Montenegro y Juan Sosa. Marturano no solo fue jurado, sino también dirigente en la Comisión Municipal de Box, al igual que Adolfo Cejas.
¿Te acordás de Darío Flamengo?
De aquella camada de los años '80 y '90, Darío Flamengo se destacó y fue un gran representante del boxeo azuleño. Nació en el barrio de Plaza Oubiñas, lugar donde el legendario entrenador "Cacho" Fortunato tenía su gimnasio en la calle Maipú. Allí este último formó a muchos boxeadores azuleños, entre ellos, los hermanos Cejas, y uno de ellos, Adolfo, fue aquel notable boxeador que supo enfrentarse a Víctor Galíndez.
El entusiasmo de Flamengo por el boxeo comenzó a los 10 años, cuando admiraba a Nicolino Locche y a Carlos Monzón. A los 12 años, en el barrio, en un potrero, alguien trajo un par de guantes de boxeo, y se enganchó, al igual que los chicos que estaban jugando al fútbol y que también se pusieron a jugar con los guantes. Fue su primer acercamiento a ese deporte.
Comenzó a entrenar cuando se abrió una escuela de boxeo en el Club Velocidad y Resistencia, al mando de Miguel Ibarra. Allí también ayudaba "Paisano" Andrade, y había muchos boxeadores en actividad, que en ese momento daban una mano a los que se iniciaban. Ahí comienza la actividad boxística de Flamengo, quien debutó en Olavarría y la segunda pelea la protagonizó en Cesuar frente al "Pitón" Vega de Benito Juárez.
Cuando volvió al boxeo en Azul, se dio el lujo de empatar en una pelea de fondo con el reconocido boxeador marplatense César Leiva. Fue una pelea importantísima por la expectativa, porque fue de fondo y con todo el público a favor. Aquella velada en Fanazul, como se anunció al principio, fue de las más importantes de esos años, ya que debutó Fabián Montenegro y se presentaron "Pulga" Álvarez y David Echeverría, y en exhibición Miguel "Caníbal" Maldonado frente al entrenador Jorge García, y luego, de fondo, Flamengo-Leiva.
La revancha frente a Leiva se hizo en el Superdomo de Mar del Plata el 13 de marzo de 1992. En aquel festival, Carlos "Polvorita" Acosta se enfrentó al futuro campeón del mundo Luis Lazarte. La pelea Flamengo versus Leiva terminó empatada; se repitieron el resultado y las acciones de la vibrante pelea realizada en Fanazul meses atrás.
Hubo otra pelea de importancia para Flamengo en el clasificatorio para los Juegos Panamericanos de Mar del Plata, donde peleó con el futuro campeón Walter Crucce. Dos nombres importantes en su carrera amateur, en la que hizo un total de 30 peleas, con un boxeo de gran técnica, pero sin mucha pegada.
Su preparación, en tanto, estuvo a cargo de Octavio Andrada y de "Torito" Orchuela, aquel gran boxeador azuleño de la década del 50. También lo prepararon García y Navarro de Tandil. En esta ciudad se enfrentó a Fabián Saporiti en una pelea de fondo, siempre como amateur. Flamengo hizo una gran pelea, con el público de pie al finalizar el encuentro. Sin embargo, ganó el local en un fallo dividido.
En un festival que se estaba realizando en Olavarría, al faltar rivales, le ofrecieron pelear con su compañero de gimnasio, "Pulga" Álvarez. Ambos aceptaron hacer la pelea como si fuera uno de los guanteos diarios, pero alguna mano se escapó, y la pelea se "picó". Terminó siendo un combate emotivo y agresivo, con una ida y vuelta de golpes fenomenales. Terminaron empatando.
Fue tan bueno el combate que los organizadores llevaron la revancha a la ciudad de Claromecó, el viernes 23 de febrero de 1996, donde en la pelea estelar se presentó Ramón Collado, boxeador profesional que supo entrenarse en Azul, frente al oriundo de Daireaux, Raúl Garnica. La revancha Flamengo-Álvarez fue de semifondo en categoría liviano a cinco rounds y resultó ser como la primera, una gran pelea. Otro empate y cierre de enfrentamientos para los dos grandes boxeadores azuleños.
Flamengo tuvo como entrenador al gran "Toto" Andrada.
Cuando Montenegro estuvo listo para subir al ring
En los primeros años de la década del '90 el boxeo azuleño tuvo otra aparición espectacular. Se trata de Fabián Montenegro, nacido en Lamadrid pero que vivió desde niño en Azul. Debutó con un espectacular nocaut ante Aldo Basso, de Rauch, en el gimnasio de Fanazul. De físico grande y con un boxeo inteligente, prolijo y contundente, Montenegro causó sensación en el boxeo local. Su categoría fue la de crucero, que en aquellos años se implementó como intermedia entre los medio pesados y pesados. Los boxeadores en dicha categoría tenían que pesar entre 80 y 91 kg, aunque siempre se buscaba equivalencias para que no hubiera tanta diferencia de pesos, es decir, dos boxeadores que pesen 85 kg o una diferencia de solo un kilo.
Su primer acercamiento al boxeo fue de niño, por su papá, que era policía y que practicaba con los compañeros. También lo marcaron las peleas por televisión que veía de figuras como Leonard, Hagler o Durán. En Azul, empezó a practicarlo en el Club Velocidad a los 14 años con Hugo Lucero, Juan Sosa y Ricardo Lima como compañeros, y como profesor, el "Paisano" Andrada.
A los 16 años ya estaba listo para debutar. Trabajador desde chico, tuvo que esperar 10 años para debutar como boxeador, ya que una lesión en su mano, más un parate importante en ese tiempo en el boxeo local, hicieron que se postergue su debut. Se armaron festivales, pero en otras localidades.
El boxeo local sumaba para ese entonces un entrenador de Tandil, que estaba de paso por temas laborales. Se trató de Jorge García, quien en aquellos años fue director técnico y formador de varios boxeadores, y que dejó un grato recuerdo entre sus pupilos.
Montenegro, con 26 años, en su debut derrotó rápidamente a Basso, y el periodista local Mario Vitale (recientemente fallecido), sin demora, lo apodó "Dinamita", nombre que lo acompañaría en su corta, pero eficaz carrera. Si bien era derecho, su arma letal era la izquierda. Su carrera fue toda en el amateurismo.
Tuvo una pelea más en Fanazul contra el marplatense Landino, más joven que Montenegro y más pesado, ya que pesó 91 kilos. Fue la pelea en la que más recibió, ya que el marplatense tenía pantalones con flecos, que distrajeron a Montenegro. Landino, al mover las piernas y hacer sonar los flecos, hacía bajar la vista a Montenegro, que, en un momento de distracción, recibió una mano de lleno en la nariz, que hizo que saliera sangre durante el combate. Una pelea de constante ataque y contragolpe, que finalmente terminó en empate.
Estuvo también bajo las órdenes de Octavio Andrada, en el gimnasio que el puntano tenía en forma particular. Allí Montenegro conoció a un compañero que sería fundamental en su carrera: José López, nacido en Balcarce, quien actualmente tiene la escuela de boxeo en River.
Tras un triunfo en su siguiente pelea, a Montenegro se le presentó la oportunidad de competir en un torneo provincial en San Miguel del Monte. En la previa a ese torneo ganó un combate en Tandil y encontró en José López a un gran compañero de gimnasio, que lo ayudaba en los guanteos.
Llegó el momento de viajar a Monte, y la actuación fue sobresaliente, ya que llegó a la semifinal, donde le tocó Alberto Coman, múltiple campeón argentino y provincial. Esa pelea fue pactada en un peso de 86 kilos, y Montenegro tuvo que bajar un kilo. Pero mayor fue la sorpresa cuando pesó Coman y dio 91 kilos. La pelea se hizo igual.
El combate fue en un festival de doble fondo: en la última pelea iba la estrella de Las Flores Walter Crucce, y en la anterior, Coman-Montenegro. Viajó sin García, su director técnico, y planteó la pelea a su manera: de mayor a menor. La pelea era a cinco rounds, los primeros dos los ganó, el tercero fue empate, pero empezó a faltarle el aire. La esquina de Coman vio esto, y el experimentado boxeador supo aprovechar y mandó a la lona a Montenegro en el cuarto round.
El reconocido árbitro Luis Stella contó hasta ocho. Montenegro se levantó, pero Stella dio por finalizado el combate por nocaut; no vio en buenas condiciones a Montenegro. Mientras se dirigía a cambiarse al vestuario, fue maldiciendo su suerte, ya que no se sintió superado técnicamente por Coman. En el vestuario de aquel gimnasio donde se realizó el festival se cambiaba Montenegro, y a pocos metros también lo hacía Stella, quien al ver el fastidio de éste le comentó que había perdido contra un rival de jerarquía. "Si peleamos de nuevo, le gano", contestó Montenegro.
Crucce padre a los pocos días llamó a Montenegro y le dio una nueva oportunidad de enfrentar a Coman. Resultó ser que el rival de la final de ese campeonato no se presentaría y le daban la oportunidad a Montenegro de volver a enfrentar a Coman, para determinar quién era el mejor. Habían pasado veinte días de la semifinal, y Montenegro pidió una semana más porque había estado parado.
Otra vez de nuevo a la ciudad de Monte y con un gimnasio repleto, volvieron a encontrarse Coman-Montenegro. Esta vez lo acompañó García en su rincón y el plan de pelea fue al revés, de menor a mayor.
Montenegro se sintió local, se hicieron todas las finales y la última pelea de la jornada fue la suya. Con mejor boxeo dominó a Coman en toda la pelea, pero pasaron los cinco rounds y nunca pudo voltearlo, ya que Coman, con mucho oficio, duró las dos peleas en pie.
Fueron a los puntos. Con seguridad, Montenegro no dudaba de que había perdido, pero en el anuncio del fallo el presentador del festival lo dio como ganador en un fallo unánime. Importante triunfo para Montenegro, quien tenía para ese entonces diez peleas contra un Coman varias veces campeón y con más de cincuenta peleas como amateur.
Sus últimas peleas fueron en Laprida con "Chichilo" Baigorria, de Lamadrid, a quien derrotó. Fue el final de la carrera de Montenegro, ya que le habían diagnosticado problemas de presión, y esto es peligroso para un boxeador. En Olavarría se suspendió una pelea en los vestuarios ya que le había dado 20 de presión, y el médico no autorizó el combate.
Con ya dos hijos mayores, Gisela y Mariano, Montenegro se despidió del boxeo en Lamadrid, en una revancha contra Baigorria en Bomberos Voluntarios, donde lo acompañaron Octavio Andrada y Antonio Oliveto. Se hizo la pelea y fue empate. Punto final para una corta pero consagratoria carrera como boxeador amateur.
La noche azuelaña ha sabido ser partícipe de noches inigualables dentro del pugilismo regional. De esas veladas, se pueden recordar la pelea protagonizada por Fabián Montenegro en el gimnasio de Fanazul.
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