MARTÍN SELVAGGI

MARTÍN SELVAGGI

"La única discapacidad es no darse cuenta que todos somos iguales"

Lo expresó el joven azuleño que recibió un trasplante de riñón y en la clínica donde está internado se contagió de Coronavirus por negligencia de un paciente. Cuenta una desgarradora historia de vida. Este verdadero luchador desea que la gente tome conciencia de que el virus realmente existe y que no se discrimine más a una persona con una patología.

19 de julio de 2020

Por Laura Méndez de la Redacción de El Tiempo

El 30 de julio el azuleño Marín Selvaggi cumple 30 años aunque cuando cuenta su historia uno se da cuenta que atravesó tantos traspiés que demuestra más edad.

A los 7 meses de su nacimiento, a Martín le diagnosticaron el Síndrome Urémico Hemolítico por tomar un vaso de agua. Él vivía junto a su familia en el Barrio Pedro Burgos y en esa oportunidad estaba con su hermano y con más amigos. Aunque él era el único menor de un año, tomaron agua de la canilla y se desató esta patología.

Por tal motivo estuvo internado en el Hospital "María Ludovico" sin esperanzas de vida. Los médicos le dijeron a su mamá que era cuestión de tiempo.

Pero Martín fue fuerte de pequeño y se salvó de esta enfermedad.

Si bien quedó con secuelas la más importante fue la insuficiencia renal, así que tuvo que tener toda su vida cuidados y limitaciones. Entre ellas ejemplificó un orden alimentario muy estricto y poco esfuerzo físico. De esta manera fue creciendo muy conciente de lo que estaba padeciendo y aprendiendo a vivir con ello.

Su paso por la escuela no fue para nada fácil, sufrió bullyng, "más de lo que hubiera querido", expresó el joven a EL TIEMPO.

Recordó el hecho de no poder comer con sal por la hipertensión y las burlas en los cumpleaños o celebraciones donde iba, hizo que se convirtiera en una persona muy solitaria, ensimismada. Después de adolescente y más tarde adulto pasó por más discriminaciones a causa de su enfermedad. Incluso no conseguía trabajo por ser paciente renal.

Aunque Martín supo entender con mucha madurez que lo que le ocurrió de chico son cuestiones, justamente de chicos y de adolescente-adulto no guarda rencores aunque sí abandonó tuvo que abandonar la escuela.

Martín trabajó en albañilería, en herrería, después tuvo su primer trabajo en blanco bañando perros. No olvida a su primer "patrón", como él dice: "siempre entendió lo que me pasaba, a quien le agradezco muchísimo su confianza", mencionó.

"Los hospitales son mi segunda casa"

Hace, aproximadamente, un año comenzó a sentirse mal, a descompensarse, estuvo internado en el Hospital "Ángel Pintos" con una riñón grave. A causa de ello estuvo un año sin trabajar, con reposo como recomendación médica. Y aunque pasó por otras recaídas más, pidió permiso para trabajar.

De esta manera sostuvo que "los hospitales son mi segunda casa".

"Ya en el 2016 ingresé a hemodiálisis, mi sangre estaba totalmente contaminada, estaba muy delgado y estuve 4 años con dicho tratamiento" explicó el joven.

"Fue difícil adaptarme a eso, es doloroso, emocionalmente afecta muchísimo y yo veía que tenía para largo...", expresó con sufrimiento.

Pero no se quedó de brazos cruzados, así que pidió permiso a sus médicos para trabajar y siempre con los recaudos que corresponden, se lo permitieron.

"Pero en el momento de buscar trabajo era complicado porque la gente no entiende o no quiere tomar a alguien que tiene dos días de la semana libres y/o que es paciente de hemodiálisis", señaló el joven.

Así que tomó la decisión de hacer trabajos de carpintería de manera independiente y comenzó con madera reciclada de palets, como "cuchas" de perros y demás. Después se fue capacitando como autodidacta y llegó a hacer elegantes muebles por encargue.

Con ese ingreso ayudaba en su casa y se mantenía "vivo", según sus palabras.

Cuando arrancó la cuarentena se encerró en su casa, su mamá estaba sin trabajo y fue difícil sobrellevar la situación.

Martín continuaba teniendo encargos en madera aunque continuaba con las descompensaciones y no podía cumplir con los tiempos estipulados. Fue mucho el estrés y las tensiones por las que atravesó Martín durante este período porque hubo clientes que comprendieron la situación y otros que no.

Seguía con las hemodiálisis, lo llevaba su "remisora" Mara Levigna a quien Martín quiere mucho, lo acompañó durante estos años. De hecho, contó a modo anecdótico que "aunque en ese momento uno estaba medio bajón, era imposible que mi estado de ánimo no cambiara favorablemente al subirme al coche porque es imposible no reírse con Mara, es una fenómeno, le mando un abrazo enorme".

Un llamado "inesperado"

"El pasado viernes 19 de junio de 2020, después de la diálisis recibí un llamado si me quería transplantar y acepté enseguida, me quedé helado. Y si bien me habían avisado que existía la posibilidad de que me llamaran, no estaba preparado emocionalmente, así que fue un momento muy emotivo, la abracé a Mara y lloramos juntos", recordó el joven.

Agregó que cuando llegó el momento de viajar se preparó su mochila y se fue enseguida, a las horas del dichoso llamado.

Añadió que "partí para Buenos Aires con el remisero Antonio Tocino que con una paz interior impensada, mucha responsabilidad con los cuidados y el protocolo sanitario por el coronavirus, llegué a las 16 a Buenos Aires, a la clínica ITAC (Instituto de Transplantes de Alta Complejidad). A las 20 nos convocaron a 3 personas para los transplantes de riñón. Así que después de 4 horas de espera les avisé a mis familiares".

De la misma manera rememoró que "como veíamos de afuera nos aislaron en una habitación, nos hicieron los hisopados y a las 15 del otro día nos dieron los resultados, todos negativos. Pasamos frío, hambre, dormí en el piso por elección, fue un momento tenso pero después me di cuenta que estaba el sistema sanitario colapsado, así que entendí que no pudo haber sido de otra manera".

"Estaba muy cansado, había pasado por diálisis en Azul, por el viaje a Buenos Aires, por dormir en el piso de la clínica y recién después descansé un rato, me desperté y estaba mi mamá, lo cual muy alentador. No se separó desde ese momento. Entré al quirófano a las 20 y salí a las 23, fui directo a terapia intensiva y al día siguiente a una habitación común".

Post trasplante

Cuando salió del quirófano tampoco fue fácil para Martín. Contó que los primeros días del transplante estaba muy dolorido, le costaba caminar y después comenzó con dolores muy fuertes.

De esta manera "me observé un hematoma en la herida desde el pecho hasta la ingle y nos comentaron que el riñón había venido golpeado en el accidente y cuando lograron que esté en mi organismo el órgano reventó y se me hizo un derrame interno. Así que me hicieron una transfusión de urgencia porque había perdido mucha sangre. Ahí comenzaron los dolores durante 13 días aproximadamente. No podía hacer nada porque estaba muy débil, entonces los médicos querían que me estabilice para operarme y sacarme los coágulos".

Finalmente cuando planearon la cirugía, mágicamente, los coágulos (de 3 cm.) comenzaron a salir por el drenaje.

Después de ello "comencé a moverme porque estuve 3 días inmovilizado, mamá estuvo conmigo todo el tiempo y después de ese tiempo me sentía un poco mejor. Me sacaron la sonda y empecé a orinar con dolores de vejiga, me hicieron una tomografía y ocurrió que tenía una fisura de dicho órgano. A raí de esto, se me llenó el estómago de orina lo que me estaba comprometiendo el resto de los órganos. Por ende no podían operarme porque ahí es fue cuando me contagié de Covid-19".

Coronavirus

Al ser una clínica de transplantes Martín estuvo acompañado en la sala con otros pacientes. Uno de ellos tenía síntomas de coronavirus y no lo comunicó.

"No sé por que no tomaron los mismos recaudos con él que conmigo. Yo comencé con tos y avisé, así que me hicieron un hisopado y di positivo. Fue ese momento que me desilusioné totalmente porque tantos cuidados en mi casa y me vine a contagiar coronavirus en un lugar donde me tenían que salvar la vida", destacó.

En cambio su mamá que había compartido espacio con el paciente positivo en coronavirus no se contagió, aunque inmediatamente la aislaron pero ella quería ser positivo para quedarse con su hijo. "Ocurre que con mamá siempre fuimos muy respetuosos con el protocolo sanitario, hasta dormíamos con barbijo, en cambio la persona que me contagió era bastante irresponsable, nos hablaba a cada rato sin tapabocas puesto, por ejemplo", señaló Selvaggi.

"Todo continuó sin mamá, ella se fue al hotel donde está haciendo la cuarentena y esperando que me reponga. Hace 10 días que me operaron de la vejiga, se arriesgó todo el equipo de cirujanos a contagiarse de coronavirus. Además después de la cirugía fue mucho el dolor,¡ jamás en la vida había sentido tanto dolor!. No salió del todo bien la operación pero no podían hacer más porque estaba muy débil".

Martín contó los síntomas del coronavirus: "el pecho se me empezó a hervir, me ahogaba, tosía, era una tos como que se me desgarraban los pulmones, respiraba por la nariz con un aire frío, sangraba por los orificios nasales; así que me pusieron oxígeno, me llevaron a terapia y ahí ví lo peor del coronavirus. La gente, literalmente, se estaba muriendo".

Al respecto subrayó que "ocurre que la gente que no cree que el virus existe, debería entrar a terapia para darse cuenta de lo equivocada que está, que no tiene idea de lo que dice, la tele no es ni el 1 por ciento de lo pasa realmente. No lo digo para generar miedo, sino conciencia, no tienen idea de lo que es realmente este virus. Estuve 4 días ahí y llevo un mes en la clínica".

Asimismo mencionó que "estoy haciendo ejercicios porque aun tengo los pulmones un poco hinchados, ya no me ahogo, a veces se me cierra la garganta, pero me pongo boca abajo para que los pulmones 'trabajen' menos".

"El pasado jueves, por complicaciones urinarias me operaron de urgencia nuevamente y tiene que esperar 21 para hacerse un segundo hisopado, recién van 16 días", apuntó.

Mamá e hijo. Paula Crocco y Martín Selvaggi unidos por el amor y la fuerza.

EL DATO: Puede ser que necesite dos operaciones más.

Un mensaje conmovedor

En el último tramo de la charla que mantuvo con este medio Martín quiso dejar un mensaje de concientización. Hace un tiempo comenzó grabando videos y los proyectaba por las redes sociales.

"Yo solo quiero que la gente entienda que esto es real. Yo en un principio grababa videos para explicar qué es la insuficiencia renal, y mucha gente entendió finalmente gracias a esas transmisiones. Mi objetivo siempre fue ayudar, explicar qué es el coronavirus. El virus existe, la gente debe cuidarse, esto es real y además de los dolores, genera estrés. Estoy por cumplir 30 años y esto casi me 'tumba' y hace 29 años que vengo luchando con una enfermedad renal".

"Y quienes lamentablemente contraen el coronavirus que lo comuniquen porque este hombre que me contagió, lo hizo con media clínica. En el tercer piso había 6 enfermeros y ahora hay 1 porque el resto está contagiado. Es un estrés constante como corren para ayudar a uno, a otro. Tratan de tomar gente nueva pero se contagian, el virus se esparce muy rápidamente.

Me gustaría, con todo respeto, que el señor Intendente comience a cerrar la cuidad, a poner orden, que la gente haga caso, al laburante lo defiendo a morir, pero todos tomen conciencia.

Hago esto para que se termine con el egoísmo, no hablo de todos pero se habla sin saber y quisiera que en mi ciudad, aunque sea, que nos dejan de ver como muertos vivientes, que nos dejen de tratar como si no tuviéramos derechos, porque estamos enfermos y ya hemos sufrido mucho, no hagan que lo hagamos más". "Tenemos derecho como cualquiera. A nosotros nos lleva más tiempo hacer algo. La única discapacidad es no darse cuenta que todos somos iguales", finalizó.

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