En principio, un poco de historia y de datos de los últimos períodos registrados frente a la problemática del clima. La Tierra tiene, en la actualidad, una temperatura 1,1 °C superior a la que tenía en el siglo XIX. No estamos en vías de cumplir el objetivo del Acuerdo de París, de evitar que la temperatura global supere los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Se considera que ese es el límite superior para evitar las peores consecuencias del cambio climático.

La temperatura global de la superficie ha aumentado más rápido desde 1970 que en cualquier otro período de cincuenta años durante al menos los últimos dos mil años. Si las emisiones de dióxido de carbono siguen su curso actual, la temperatura podría aumentar hasta 4,4 °C a finales de siglo.

Los años del 2015 al 2019 fueron los cinco más cálidos registrados, mientras que la década de 2010 a 2019 fue la década más cálida observada de todos los tiempos. En 2019, las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos. Los niveles de dióxido de carbono fueron el 148 % de los niveles preindustriales.

Los ecosistemas sanos pueden proporcionar el 37 % de la mitigación necesaria para limitar el aumento de la temperatura global. Los ecosistemas dañados liberan carbono en lugar de almacenarlo. Aproximadamente, el 25 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta proceden del desmonte de tierras, la producción de cultivos y la fertilización, y los alimentos de origen animal contribuyen en un 75 %.

Con un calentamiento global de 1,5 °C a 2 °C, se prevé que la mayoría de las áreas de distribución de las especies terrestres se reduzcan drásticamente. Los cambios en las áreas de distribución pueden afectar negativamente a la conservación de las especies, aumentar en gran medida la rotación de las especies locales e incrementar sustancialmente el riesgo de extinciones globales.

El cambio climático se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades zoonóticas. En el caso de algunos contagios, el aumento de las temperaturas o de las precipitaciones puede afectar drásticamente a los ciclos vitales del patógeno o de su vector, la especie intermedia que propaga la enfermedad desde el huésped original a los seres humanos.

Para desgranar un poco estos conceptos y hablar específicamente de lo que sucede en nuestra ciudad, EL TIEMPO mantuvo una entrevista con el Ingeniero Agrónomo Hernán Godoy, quien se desempeña en la subdirección de Parques y Paseos dependiente de la Municipalidad de Azul y es docente en la facultad de agronomía de nuestra ciudad.

Calentamiento global

-¿Cuáles son los factores determinantes que han llevado a esta situación de calentamiento global?

- Hay un conjunto de factores. Tenemos muchos adelantos tecnológicos, cantidad de motores a combustión, de distintos tipos y tamaño, que ha crecido a lo largo del tiempo, en cantidad y calidad. Y ese aumento también ha ido de la mano de un aumento de producción, de un aumento de la población. Eso ha afectado a muchas áreas que han sido deforestadas. Un ejemplo es el Amazonas, o nuestros bosques, que han sido invadidos por el crecimiento humano. Todas esas áreas son productoras de un montón de beneficios, servicios ecosistémicos que han ido bajando. A los árboles a veces se los valora solamente cuando hay sol, porque se puede estacionar el auto a la sombra; pero los beneficios que dan son múltiples. Los árboles nos permiten atenuar el cambio climático. Como especie nos hemos abusado de nuestro ecosistema, los árboles nos filtran el aire.

-Y los seres humanos necesitan de los árboles para respirar. ¿Cómo se explica la deforestación o quitar casi compulsivamente los árboles de las veredas?

- Una persona adulta necesita entre siete y ocho litros de aire por minuto, de los cuales la quinta parte que es oxígeno. Esa producción de oxígeno la realiza en gran parte el arbolado. Nosotros necesitamos en forma directa el oxígeno para respirar. Y, lamentablemente, la cantidad de árboles que tenemos cada vez son menos, digo a nivel país y a nivel local. Si recorremos la ciudad, vemos que año a año vamos teniendo una menor cantidad, un menor crecimiento en cantidad de árboles, acorde a lo que es el crecimiento demográfico de la ciudad.

La necesidad de concientización

-¿De qué manera puede colaborar una persona para revertir esta situación?

- Afortunadamente tenemos un grupo de vecinos que ha conformado el Consejo de Arbolado, que están trabajando muy bien y que están preocupados por esto mismo, por tratar de mejorar nuestro arbolado; pero, lamentablemente, a veces no vemos que sea valorado el arbolado urbano que deberíamos tener.

-¿Qué ocurre a nivel local?

- Tenemos que aprender a valorar nuestras cosas. A veces, posiblemente, nos falte concientización. El Consejo del Arbolado es un consejo asesor y, dentro de sus funciones, está la concientización. Sería muy bueno poder avanzar en eso. Nosotros, desde la Municipalidad, hemos dado charlas en escuelas, con grupos de chicos, que son los propagadores y los mejores promotores en cuanto a las buenas prácticas de todos nuestros árboles. Y son los que a veces nos retan y nos obligan a no maltratar, a no podar innecesariamente.

-¿Por qué se "poda innecesariamente"? ¿Qué significa?

- Hay una costumbre en nuestra sociedad -cuando llega la época invernal- que hay que salir a cortar el árbol, como si la planta lo hubiese querido; y, en realidad, las podas las debe hacer la Municipalidad. Y hacerlo en los casos que es estrictamente necesario, no porque el árbol sea alto. El árbol tiene su volumen, que lo balancea en forma normal. En casos de peligro en las construcciones, o ramas secas, peligro en los cableados, ahí es cuando se hace obligatoria la intervención, pero no es una necesidad del árbol como tal. Lo vemos en árboles muy chiquitos. Por ejemplo, los crespones -son los que se ubican sobre calle bolívar, que dan flores- que son de un pequeño porte y que, en general, no hace falta nunca podarlos, precisamente porque son de pequeño tamaño. Pero en general vemos que se los poda también. Es un maltrato innecesario al árbol. La poda es una práctica cultural que se realiza cuando sólo es necesario. El árbol, por su naturaleza, se balancea solo. Cuando ese desbalance, es porque está en un conflicto por algo.

- ¿Por qué la gente retira los árboles de las veredas?

- Lamentablemente, lo vemos con frecuencia. Les molesta porque les tira las hojas, el fruto, que ensucia; es decir, problemas que no tienen la relevancia si se comparara con los beneficios que les da un árbol.

Vivero municipal y los naranjos

-¿Han creado un vivero municipal?

- Sí, estamos armando un pequeño vivero. Todavía le falta un poco más de proyección, de armado. Estamos trabajando específicamente sobre naranjos amargos, que es una de las especies más representativas de la ciudad. Tenemos árboles en Azul que superan los setenta años o más, según los registros de lo que se tiene y, dentro de todo, se conservan bastante bien por ser bastante añosos, y que en el ambiente urbano tienen algunos inconvenientes que hace falta intervenir a veces, no con poda, porque los cítricos prácticamente no requieren poda, a no ser casos excepcionalísimos. Con los naranjos amargos estamos trabajando en reposición, porque hoy por hoy no se consiguen casi en viveros. Tienen un problema de una plaga que es a nivel mundial, que es el HLB, y obliga a producir a los viveros bajo invernáculo. Entonces los viveros producen los cítricos que salen más, los que se reproducen más fáciles, que hacen en gran cantidad y la gente compra, como por ejemplo el limonero, los naranjos. Los naranjos amargos son una producción muy pequeña que, lamentablemente, somos pocos los que lo requerimos.

- Hay muchos vecinos que, por la calle donde viven, saben que les correspondería colocar naranjos, pero por alguna causa ya no tienen en sus veredas. ¿Ustedes están trabajando en eso, en reponer esos ejemplares?

- Sí, algunas son plantaciones muy viejas. Algunos se han repuesto y faltan muchos más, y no se consiguen. Lo producimos de semilla. Lo hemos trabajado siempre incurriendo en gasto cero, porque hemos conseguido material reciclable, como botellas, y ahí sembramos y las usamos como macetas. Hacemos toda la etapa del crecimiento, desde la de plántula hasta poder pasarla. Eso lleva un par de años. Tenemos ejemplares de unos cuarenta a cincuenta centímetros de altura, pero todavía no están en condiciones de poder ser colocados en la calle, por cuestión de clima, por tiempo, porque los tallos son muy finos y porque los pueden vandalizar. Arrancamos a fines de 2020 y eso lleva tiempo. El naranjo es una planta que crece bien, da buena semilla, ya está adaptada a la zona. Tenemos fríos muy intensos y calores muy importantes, y nuestros naranjos han aguantado bastante bien. Y pese a que al ser añosos tienen algunos problemas sanitarios, es la especie que mejor se ha adaptado a nuestro clima. Hoy tenemos 400 plantines en el vivero.

-Un vecino, cualquier persona, ¿puede tomar las semillas de sus naranjos y hacer todo este proceso que usted describe, para aumentar la cantidad de árboles en su vereda?

- Totalmente. Lleva cuidados mínimos, en cuanto a la extracción de las semillas. Hay que tomarlo de frutos muy maduros, limpiar bien la semilla para quitarle los inhibidores de crecimiento -que sirven para que no germinen adentro del fruto- y darle las condiciones necesarias para que funcione como en un germinador de los que hacíamos en la escuela. Y, además, tiene muchas aplicaciones: para mermeladas, dulces, muchas aplicaciones culinarias; y una de las aplicaciones es el aprovechamiento de las semillas.

Pino de San Lorenzo

-¿Trabajan con naranjos solamente o alguna otra especie?

- Trabajamos en general con ejemplares muy especiales y que hay que reponer y por ahí hay pocos ejemplares. También con el pino de San Lorenzo. Es el árbol de Azul, hijo del pino de San Lorenzo debajo del cual San Martín escribió sus memorias. El pino padre, como tal, ya no existe, y están sus hijos. Uno de ellos es el que está en el parque. Nosotros estamos haciendo la generación del nieto de ese pino, para poder tener un futuro, reemplazo o ubicar en algún lugar que sea conveniente. Tratamos de garantizar una futura descendencia de ese pino original.