23 de abril de 2023
Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO
El Club Alumni Azuleño tuvo a cargo la organización y la realización de varios festivales durante el año 1936. En aquellos eventos la presencia de público fue irregular, según las condiciones climáticas. Seguía activo Aníbal Sánchez, y alcanzaron su pico de popularidad Maringola, quien se hacía llamar "Máscara Roja", y Spadavecchia.
Estos dos últimos púgiles tuvieron reuniones con motivo de organizar un combate entre ellos. Sin embargo, había diferencias en el peso (Maringola era más pesado) y en el lugar donde pelearían. Spadavecchia quería una sala cinematográfica, y Maringola deseaba pelear en Alumni.
Provasi, el joven dirigente de Alumni, fue el que tenía a su cargo la organización de las actividades boxísticas dentro del club, como la práctica y la realización de veladas. En ese momento, debido a la gran popularidad del deporte de los puños, hubo muchos inscriptos para practicarlo, y también la ciudad contaba con la presencia del regimiento, con varios cientos de soldados con sus suboficiales amantes de este deporte, lo que hizo propicio realizar un registro de aficionados.
El joven Alberto Musso vivía en la calle Alvear entre San Martín y Bolívar. Sus comienzos como boxeador fueron en la entidad albinegra, donde hoy se encuentra su sede, es decir, en San Martín entre Rivadavia y Alvear. Allí, se practicaba boxeo al aire libre. Sus directores técnicos eran su padre Álvaro Musso y Luis Garay, almacenero que tenía su negocio en Alvear y Bolívar. En ese gimnasio al aire libre se entrenaron, entre otros, Aníbal Sánchez, Maringola, Dante Villarreal, "Sarudo" y "la Pantera", Ernesto Zárate.
Aníbal Sánchez fue el maestro de Alumni en ese tiempo, y se veían en la esquina de San Martín y Rivadavia a muchos jóvenes aficionados practicando el deporte. La gente que pasaba por la vereda del club miraba con atención el entrenamiento de los púgiles: salto a la cuerda, práctica con la cuerda, sombra, guantes, masajes, de todo.
Para finales de 1937, el gran animador del boxeo azuleño fue Ricardo Maringola. Las actuaciones eran de una demostración de valentía y entereza que dejaban eufórico al público. Con una gran simpatía fuera del ring, hizo de su campaña en el boxeo local algo muy popular y respetado por todos. También empezaron a surgir nuevos apellidos. Se trataba de jóvenes aficionados que ya empezaban a demostrar cualidades: entre ellos, se puede nombrar a Danet Villarreal, Alberto Musso, "Kid Cachetada", Albisini, Pinello e Iglesias.
El gran problema de ese año fue la falta de un local cerrado para realizar festivales. Alumni era la cita obligada, pero era al aire libre. La llegada del otoño y del invierno con las consiguientes bajas temperaturas hizo que la actividad boxística se suspendiera. Ante esto, Alumni intentó en vano conseguir un local cerrado; se pensó en dos lugares (la esquina de Burgos y 9 de Julio, y otro local sobre la calle Colón, casi 9 de Julio), pero no se concretaron. Se pensó volver al local de La Garibaldina en la calle Belgrano (actual Club Boca Juniors). Sin embargo, como en la década anterior, tampoco prosperó.
Héctor Provasi, activo dirigente de Alumni, buscaba crear una subcomisión de boxeo dentro del club para organizar tanto las actividades como los futuros festivales boxísticos. El Club Sportivo Piazza proponía en sus asambleas incluir al boxeo en sus actividades y buscaba también un lugar cerrado para la práctica.
El mánager del Luna Park de Buenos Aires de apellido Mira visitó Azul en noviembre con la posibilidad de organizar peleas. Con él estaba el azuleño Juan Carlos Marturano, quien, después de pasar unos años entrenando y combatiendo en rings porteños, quería demostrar en su ciudad todo lo aprendido. Para eso se organizó un festival donde Marturano enfrentaría a Juan "Caballo" Mancieri, quien había combatido y perdido por el título argentino de los medio pesados frente a José Carattoli. El combate generó mucha expectativa. Ambos entrenaron en Azul Athletic Club. Marturano lo hacía a las 17, y a las 19 entraba Mancieri. A medida que se acercaba el día de la pelea, el gimnasio de la calle Burgos se llenaba de gente que presenciaba los entrenamientos.
Se veía a un Marturano diferente a aquel que se había ido de Azul en busca de nuevos horizontes. Más marcado, más ágil y con mucha más escuela. Mancieri ya era un consagrado a nivel nacional, y su entrenador era Alfredo Porzio, futuro manejador de Gregorio "Goyo" Peralta.
La velada se desarrolló en un Teatro Español colmado de público. Mancieri, luego de varios rounds, en los que demostró su jerarquía y categoría, noqueó de un derechazo a un Marturano, que fue puro corazón y cero desborde. El público, muy conforme con la pelea, despidió con aplausos a ambos púgiles.
Ricardo Maringola gestionaba por todos lados en busca de algún rival. Escribió cartas a distintas ciudades en busca de desafíos. Mientras tanto, entrenaba en el gimnasio que Sportivo Piazza había puesto en San Martín y Castellar, quizá la semilla de lo que sería luego Sportivo Barracas y más tarde Defensores de Barracas, lugar fundamental en el desarrollo del boxeo azuleño y en donde Maringola tendría un papel fundamental no ya como boxeador, sino como entrenador, juez y dirigente.
Obtuvo respuesta Maringola desde Olavarría. Un austríaco llamado Rodolfo Hafner, quien decía poseer el título de campeón en su país y haber combatido luego con franceses e ingleses, estaba dispuesto a pelear con "el Ñato". Allá fue Maringola con su hinchada, rumbo a Olavarría. Sin tanta escuela o boxeo científico, puso nocaut al austríaco a los pocos segundos de iniciada la pelea.
Se siguió destacando Maringola en cuanto festival había. En un torneo selectivo realizado entre septiembre y octubre de 1938 en Azul Athletic Club, tuvo una actuación destacada, en donde brillaron también F. Corso en mosca, J. Giamella en pluma, Alberto Musso con solo 16 años en liviano y Juan Fredes en medio pesado. De todas estas actuaciones se empiezan a pedir entre el público peleas a realizarse; por ejemplo, se pedía Maringola vs. Spadavecchia en modo revancha, Musso vs. Villarreal, y Fredes vs. Villa (Saladillo).
Terminando la década '30, finalmente pelean en el Teatro Español Musso y Villarreal. Fue empate en un combate plagado de golpes y emoción. Las barriadas empezaron a seguir a sus boxeadores y le daban un clima de mucho calor y euforia. Todo dentro de la legalidad y sin incidentes.
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