26 de diciembre de 2023
"Era una necesidad sentida desde la época colonial", sostiene Solans en este artículo y expone, además, la coincidencia de Rosas con Lavalle y Viamonte, en la necesidad de establecer la frontera sur de la provincia en el Arroyo Azul.
La decisión tomada en 1832 por el comandante general de campaña Juan Manuel de Rosas, al ordenar a su compañero de armas y hacendado colega Pedro Burgos que pusiera manos a la obra de vieja data de fundar un fuerte capacitado y con éste un pueblo, en la nueva línea de frontera entre Buenos Aires y la tierra de indios maloneros, tuvo feliz cumplimiento.
Antes, en 1825, entre los lugares elegidos para fundar el nuevo fuerte figuró el del Arroyo Azul y en aquella fecha surgió el pueblo que debía convertirse en "la capital del Sur". La fundación de Azul señalaba la realidad de la nueva frontera.
Era una necesidad sentida desde la época colonial, puesta en evidencia por los jefes de varias exploraciones, como las seguidas bajo el gobierno patrio de 1810. Se imponía la nueva defensa ante los desgarradores daños causados por los indios maloneros; y como los precedentes, el lugar que indicaron era la Boca de las Sierras, haciendo "pendant" con el fortín de Tandil en 1823.
La conquista de ese objetivo tan largamente señalado, se plantea en un clima humano distinto y dispar. Era la lucha entre cristianos e infieles vista en estrategia discorde.
Su momento crítico surge en 1820 cuando el gobernador Martín Rodríguez utilizó la guerra contra los dueños de estas tierras, los indios, mientras otro sector blanco se oponía a esa táctica: era el grupo que encabezaban Juan Manuel de Rosas y Francisco Ramos Mejía. Los últimos confiaban en resolver el problema por la pacificación en acuerdos amistosos; ésta fue concretada por el gobernador Las Heras en 1825, que desde la Casa de Gobierno trató de imponerla. (1)
Ese propósito de asimilar al pampa y sus amigos a la vida de los cristianos sureños es claramente expuesta en la nota que Rosas dirige a Juan de Dios Montero, en la que indica:
"Carcarañá, febrero 18 de 1829. Mi querido amigo.
"He extrañado mucho que sabiendo usted de mis trabajos no se haya incorporado a la gente e indiada que se halla bajo su mando, sosteniendo la causa del orden. Quién sabe amigo querido, si no lo han engañado a usted... Yo le aconsejo, pues, y espero de usted que en cuanto reciba esta carta se incorporará con su indiada y la mía, que está con don Genero Cháves y el amigo Pancho y la indiada amiga". (2)
Tal ambiente de fraternidad entre blancos y bronceados, les da la unidad en el tiempo y hoy nos permite afirmar que somos dueños de esta tierra desde hace miles de años.
Lamentablemente ese paso avanzado para la unidad argentina de criollos e indios tuvo su faz adversa ofrecida por los indígenas del oeste y de Chile. Los últimos hacen todo lo contrario, como da testimonio el general Lavalle, quien, en el momento de ausentarse del país en 1829, al despedirse del gobernador Viamonte, le dice: "Hay que edificar lo que han destruido con la sublevación en masa de los indios bárbaros y de la multitud desenfrenada...". (3)
Ese aspecto bárbaro del grupo que se autotitula "defensor" de su tierra, queda en evidencia cuando los pampas amigos; según informa el gobierno de Tomás M. de Anchorena, Juan R. Balcarce y Manuel García en su mensaje a la Legislatura del 20 de mayo de 1821, "...las estancias han avanzado por el sudeste, sud y sudoeste hasta las sierras del Volcán y Tandil. En nuestra frontera habitan sobre ocho mil indígenas de ambos sexos. Los que existen en Los Cerrillos han pedido un templo, para formar un pueblo, profesando el cristianismo...". (4) Señala otras de las causas de la fundación los ataques de los "infieles".
Ingresa en esta década al movimiento político Juan Manuel de Rosas, quien define su posición de hombre ausente de todos los partidos políticos en el mensaje de 1825, donde lo expresa así: "... que jamás como hombre público ni privado, he pertenecido a nadie, sino a la autoridad, de la que siempre he sido de los primeros en sostenerla...". (5)
Coincidía Rosas con Lavalle y Viamonte, en la necesidad de establecer la frontera sur de la provincia en el Arroyo Azul, reconociendo la falta de fuerzas armadas y, en consecuencia, la necesidad de reorganizar los regimientos de línea. (6)
Y es en tal documento donde expone las causas que hacían necesaria la fundación en nuestra frontera nueva, cuando dice: "...El gobierno tenía presente la orfandad y miseria a que habían quedado reducidas numerosas familias del campo, por los efectos de la misma guerra (civil) y la imposibilidad de reparar sus quebrantos...".
Para realizar esa obra pide en el mismo mensaje, como varios de los gobernadores precedentes, las "facultades extraordinarias que le permitieran entregar en propiedad una suerte de estancia de media legua de frente y legua y media de fondo a los vecinos de la campaña, hijos de la provincia y los naturales de la república que quisieran establecerse en la nueva frontera...".
Conforme a esa resolución se encarga al comandante general de campaña (Rosas) que "...los que soliciten poblar la nueva frontera se presentarán al comandante para registrar los nombres, pobladores; antes de darles el título en forma, debía hacerse constar, por los pobladores, con un certificado del comandante general de campaña, que habían cumplido las condiciones del decreto". (7)
Dicha resolución dio a Rosas un poder ilimitado en el orden de la política del campo, pero su otorgamiento era anterior. Lo resolvió primero la Convención de Cañuelas del 24 de junio de 1828, ratificada por la siguiente de Barracas del cercano 24 de agosto.
La acepta Rosas "para implantar la población (en el desierto) y extraer la enorme riqueza potencial de la provincia era indispensable". Causa de la fundación de Azul que se lee en el mensaje de Rosas a la Legislatura de fecha 7 de mayo de 1832, momento en que ya había dado pasos avanzados para levantar el nuevo pueblo civilizador.
Una causa de trascendencia internacional se sumó al mismo objetivo. En efecto, el 22 de julio de 1828 Rosas se dirige al gobierno por carta que firmó en "Los Cerrillos", recordando que desde 1825 los portugueses intentaron apoderarse de Patagones y Bahía Blanca, si fuera posible, para "lanzar desde ambos puntos a los indios asolando campos de la provincia". Esa constancia en los mensajes de los gobernadores dice: "...debe señalarse que las autoridades habían confiado a Rosas no sólo la pacificación con los indios, sino también sustraerlos a la influencia de los portugueses".
Una causa igualmente de trascendencia fue la de haberse observado que era necesario llegar a la unidad política y económica de la ciudad (Buenos Aires) con la campaña (la bonaerense), afirmada después del fracasado proyecto del presidente Bernardino Rivadavia de dividir al estado bonaerense en dos provincias. Rosas fue imparcial. Cuando la actitud de Rivadavia le fue llevada, contestó: "No soy juez del primer magistrado de la República". (8)
Rivadavia se había anticipado, en su mensaje a la Legislatura, en el que expresa la necesidad de defender al sud (otra causa de la fundación), en el aparte que expresa: "Y aunque hasta el día de hoy no se había logrado, a pesar de los constantes desvelos del gobierno, el poner nuestras fronteras a cubierto de las súbitas incursiones de los indígenas".
Sobre la pobreza del campo, acompañamos lo expresado en el mensaje a la Legislatura: "La pobreza bonaerense era bochornosa y había que ponerle fin, porque era la fuente fundamental de la riqueza", afirmación firmada por Juan Manuel de Rosas, Victorio García Zuñiga, Juan R. Balcarce, Vicente López, Manuel Vicente Maza, José María Rozas. Su proposición fue: "Existiendo la fuente principal de nuestra riqueza en la campaña el gobierno cuida con particular esmero la garantía de seguridad y propiedad de sus habitantes". No se podía poblar sin darles tales garantías a sus pobladores. (10)
Reitérase la urgencia de esta fundación prevista por Tomás M. de Anchorena, Juan Ramón Balcarce y Manuel García, en el mensaje a la Octava Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, del 3 de mayo de 1830, al manifestar: "Poblar la nueva línea de fronteras es considerada justamente como fundamento sólido de la riqueza y prosperidad de la provincia. Esta empresa es el primer pensamiento del gobierno". (11)
Para llegar a los hechos el comandante de campaña, responsable de tales imperativos (Rosas) envió emisarios a los toldos pampas y tehuelches, valiéndose de los mismos pampas que tenía en sus estancias. Nada pudo conseguir porque los indios conservaban gran rencor contra su enemigo, el ex gobernador Martín Rodríguez.
Una causa más para fundar Azul es señalada por Viamonte en el decreto ya citado del 19 de septiembre de 1829. Dice en este documento que el capitán general de campaña (Rosas) y sus milicias, tenían una responsabilidad más: "La que le obligó a desplegar su celo para asegurar la inviolabilidad de la propiedad". (12)
Tuvo su fruto casi inmediato, la realización del proyecto desde la época colonial: Azul quedó fundado el 16 de diciembre de 1832. Sus beneficios civilizadores son subrayados por el gobernador Balcarce en su mensaje del 7 de mayo de 1834, en el cual el gobierno informa a la Legislatura después de fundado el Fuerte del Azul, con su línea complementaria formada por los anteriores Cantón de Silva, Fortín Santa Catalina, a los que se sumaron el Fortín El Perdido y el de Irene, que "...han producido resultados muy favorables las medidas adoptadas por el gobierno para contener el abigeato y asegurar la propiedad de sus habitantes de la campaña; se han disminuido considerablemente los males que en ella se sentían a este respecto". (13)
Bibliografía:
(1) "De Lavalle a Rosas", por Ricardo Levene. Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, año 1950, páginas 72 y 82.
(2) Ibídem, páginas 78 y 113.
(3) "Mensaje de los gobernadores de la Provincia de Buenos Aires", tomo 1, página 60,
(4) Ibídem, página 81.
(5) Bartolomé J. Ronco: "Los pactos de junio y agosto de 1829, desde el punto de vista de la política de fronteras". Boletín de la Junta de Historia y Numismática Americana, año 1930, volumen VII, página 47 y siguientes.
(6) "Mensajes de los gobernadores de la Provincia de Buenos Aires 1822-1849". Ministerio de Educación, tomo 1, página 117.
(7) Adolfo Saldías, "Papeles de Rosas". La Plata, año 1904, tomo 1, página 19 y siguientes.
(8) Mensaje de los gobernadores, ibídem, página 48.
(9) Ibídem, página 25.
(10) Ibídem, página 65.
(11) Ibídem, página 56.
(12) Ibídem, página 66.
(13) Ibídem, página 74.
[Referencias: artículo firmado con las iniciales G.J.S. y fechado: Azul, 1985. Título original: "Causas de la fundación de la Ciudad de Azul", publicado el publicado domingo 15 de diciembre de 1985 en El Tiempo. Archivado en la Hemeroteca Juan Miguel Oyhanarte de Azul]
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