El 22 de marzo de este año, en horas de la tarde, los dos hombres que están acusados de haber intentado robar placas en el Cementerio Municipal de esta ciudad resultaron aprehendidos por policías del Comando de Patrullas de Azul instantes después a que ese hecho que se les atribuye sucediera.

Fuentes policiales habían identificado a ambos como Ernesto Fabián Agüero y Gustavo Alberto Perrone.

El primero de ellos tiene 55 años de edad. Se trata de un changarín oriundo de La Plata que actualmente está radicado en Azul. El otro -tal vez el más conocido teniendo en cuenta varias entrevistas que diera días atrás en diferentes medios de Azul denunciando supuestas irregularidades en la necrópolis local a propósito de ese hecho que lo involucra- es un albañil que nació en Bolívar, tiene 52 años y también vive en esta ciudad.

Ese sumario penal que involucra a los dos hombres -tal lo que EL TIEMPO informara y también dieran a conocer en una rueda de prensa ediles de diferentes bancadas del Deliberante- ya está radicado en el Juzgado Correccional 2 con sede en el Palacio de Justicia local.

De todas las causas iniciadas por robos y hurtos que han venido sucediendo en el Cementerio Municipal de Azul, la que involucra a esos hombres es la que más avanzó en el ámbito judicial si se tiene en cuenta que los dos presuntos autores de uno de los varios episodios delictivos ocurridos en la necrópolis local pudieron ser identificados.

Además, en el juzgado que conduce el magistrado Héctor Torrens -en una fecha próxima- Agüero y Perrone serán juzgados por aquel hecho sucedido en marzo pasado y que finalizara con sus aprehensiones, medidas que después no implicaron que quedaran detenidos.

El ilícito que se les imputa en carácter de coautores es el de robo simple en grado de tentativa.

Si bien ese delito no contempla una elevada escala penal en caso de que los hombres resulten condenados en ese futuro debate al que tienen que ser sometidos, las situaciones de ambos son distintas con relación a esa circunstancia.

Mientras que Agüero no registra antecedente penal computable alguno, lo cual implica que de resultar condenado en ese juicio es muy probable que la sanción que se le imponga no sea de efectivo cumplimiento; no sucede lo mismo en el caso de Perrone.

De acuerdo con lo señalado por voceros judiciales a EL TIEMPO, ese hombre ya registra -por una "estafa"- una sanción. Y de resultar nuevamente condenado, eso implicará que indefectiblemente la pena que tenga que purgar por ese hecho ocurrido en el cementerio en marzo pasado, independientemente del monto de la misma, sea de efectivo cumplimiento.

Requisitoria

El 14 de junio pasado, luego de que las actuaciones iniciadas por aquel hecho sucedido tres meses antes quedaran radicadas en la UFI 9 que en los tribunales de Azul conduce la fiscal Laura Margaretic, interviniendo de manera subrogante en ese sumario había sido el también fiscal Adrián Peiretti quien formulara el pedido para que ese sumario penal se convirtiera en materia de un juicio.

Teniendo en cuenta la fecha en que el ilícito que les imputan a Agüero y Perrone sucediera, aquel escrito el actual titular de la UFI 13 lo presentó ante el Juzgado de Garantías 2 que está a cargo de Federico Barberena.

Con los elementos valorados desde la Acusación, ese magistrado dio lugar a la elevación a juicio de la causa, quedando las actuaciones -tal lo ya señalado- radicadas en el Juzgado Correccional 2 para la realización del debate.

Con las evidencias que formaron parte de esta Investigación Penal Preparatoria, en esa requisitoria se refería -en cuanto a la existencia del hecho- que alrededor de la hora 16.30 de aquel 22 de marzo pasado Ernesto Fabián Agüero y Gustavo Alberto Perrone, "previo forzar con una barreta de un metro de longitud nichos y bóvedas", habían querido robar cinco placas que después, cuando resultaron ambos aprehendidos, personal policial recuperó.

Desde el mismo cementerio había sido un empleado quien ese día avisó a la Policía, mediante un llamado al 911, lo que estaba sucediendo. Y eso se tradujo en que instantes después ambos hombres fueran arrestados y trasladados a la Seccional Primera, donde permanecieron hasta que al día siguiente fueron indagados en los tribunales, audiencias después de las cuales quedaron en libertad.

"La actitud sospechosa asumida por los encartados" -se sostenía desde la Acusación- había derivado en las aprehensiones de ambos, ocasión durante la cual se recuperaron las placas y se recogió en poder de uno de ellos el elemento utilizado para removerlas de esas bóvedas y nichos donde estaban colocadas.

El encargado de mantenimiento de las galerías de SASMA había sido uno de los testigos que observó aquel día a ambos acusados "deambulando con un carro por el interior del cementerio". Y también, cuando "estaban forzando y sustrayendo placas de los nichos", según se mencionaba en la requisitoria de elevación a juicio de esta causa.

En un principio, cuando agentes policiales del CPA se entrevistaron en el cementerio con ellos, Agüero y Perrone afirmaron que trabajaban como personal de mantenimiento en la necrópolis.

Pero después, funcionarios municipales que también declararon en esta causa penal señalaron que ambos no pertenecían a la planta de trabajadores de la comuna.

Posteriormente, al no poder justificar ambos investigados las procedencias de las placas que tenían dentro de una bolsa, los efectivos de seguridad los arrestaron.

De acuerdo con lo referido por un testigo, hasta la llegada de la Policía al cementerio los acusados "aprovecharon para seguir sustrayendo placas" aquel día en que después serían aprehendidos.

A ambos, con anterioridad, se los había visto en la necrópolis pintando tumbas. Al respecto, una ex funcionaria municipal declaró en la causa que aquel día en que resultaron arrestados Perrone le había dicho que estaba trabajando en la galería de SASMA. Algo que -según luego se comprobaría- tampoco era cierto.

Declaró

En la previa a que Agüero y Perrone recuperaran la libertad, el segundo de los imputados mencionados había declarado cuando -junto con su consorte de causa- fue llevado a tribunales para ser indagado, lo cual sucedió al día siguiente de que los dos resultaran arrestados por el intento de robo de placas en el Cementerio Municipal de Azul.

En aquella audiencia, Gustavo Alberto Perrone negó haber sido el autor de ese hecho por el que deberá ser juzgado. Y también dijo que hacía alrededor de nueve años que trabajaba en la necrópolis local "para propietarios de nichos y bóvedas". Una versión que -al parecer- no es cierta.

Ni tampoco lo sería aquella otra a través de la cual dijera que contaba con una "autorización escrita para arreglar los nichos de SASMA", situación que en el transcurso de la instrucción de este sumario penal fue desmentida por el Gerente de esa Asociación Mutual, quien negó que en alguna ocasión tanto ese acusado como Agüero hayan sido contratados.

En el escrito solicitando la elevación a juicio de esta causa, el fiscal Peiretti afirmaba que aquella declaración que brindara Perrone a tenor del Artículo 308 del CPP, además de no ser veraz, había sido hecha con "el evidente propósito de mejorar su situación procesal, brindando excusas y explicaciones que aparecen enfiladas lisa y llanamente a desvincularse de la imputación que se le dirige".

Pero la acusación todavía se mantiene para ese hombre. Y lo tendrá próximamente siendo juzgado por uno de esos tantos robos y hurtos de placas y de otros elementos que desde tiempo atrás vienen sucediendo en el Cementerio Municipal de Azul.

El dato

Uno de los damnificados por estos robos señaló, al ser citado como testigo para comparecer en esta investigación penal, que no había contratado a nadie para que realizara trabajos en la tumba donde está sepultado su hermano. De ese lugar había sido sustraída una de las placas que después serían halladas en poder de Agüero y Perrone.