23 de julio de 2023

SEGUNDA PARTE

SEGUNDA PARTE . Avenamar Peralta, toda una leyenda del boxeo azuleño

En una nueva entrega del especialista Juan José Zurro, recordaremos más peleas del hermano del inolvidable "Goyo": un pugilista que "iba al frente" dentro y fuera del ring.

Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO

En los '60 se vivieron grandes momentos dentro del boxeo local. En gran parte, la popularidad del mismo se debe a los hermanos Peralta, sobre todo a Gregorio y a Avenamar, quienes lograron gritar campeón en sus respectivas categorías.

Ya conocida la historia de "Goyo" (publicadas en ediciones anteriores), la popularidad de su hermano también continuó a fines de dicha década y de los '70, años que empezó a viajar al exterior para demostrar y medir su jerarquía.

Precisamente, Avenamar en febrero de 1969, sin título en juego, cayó derrotado en fallo dividido ante un viejo conocido José Menno en el Club Atenas, de La Plata. En mayo se tomó revancha, ahora sí exponiendo su título de campeón argentino semipesado, derrotando a Menno en una velada llevada a cabo en el Luna Park, de las recordadas "Noches de los miércoles".

Durante ese año, el hermano de "Goyo" ya alternaba sus entrenamientos en Azul, más precisamente en el gimnasio de Alumni Azuleño y en La Cotay, con los que hacía en Capital Federal, en el Luna Park. Ese año terminó con varias victorias y la coronación como campeón Sudamericano por la Federación Argentina de Box, pero sin pelear, ya que su rival Miguel Ángel Páez no dio el peso. Avenamar se presentó a la FAB, se subió a la báscula y se coronó campeón sin pelear por reglamento. En esos instantes el periodista Ricardo Arias lo entrevistó, y entre otras cosas, contó el hermoso momento que atravesaba no solo por coronarse campeón Sudamericano medio pesado y tener chances de pelear en Estados Unidos o en Europa, sino porque unos días antes había nacido su primera hija, María María.

Aquel gran año, en el que logró conquistar los cinturones argentino y sudamericano, lo cerró con una derrota, sin títulos en juego, en el Luna Park el 6 de diciembre, frente al venezolano Vicente Rondón, "el Muchachote de Barlovento", quien tenía un récord de veintitrés peleas ganadas y cinco perdidas, en las cuales se había enfrentado, entre otros, a Bernie Biscoe (ganó y perdió con el futuro rival de Carlos Monzón).

En 1970, Avenamar sumó seis victorias y una derrota. Los triunfos fueron resonantes, ya que en Mendoza le ganó por nocaut técnico a Juan "Mendoza" Aguilar, destacado boxeador mendocino, y luego cerró el año exponiendo el título argentino y venciendo a su futuro gran rival Víctor Emilio Galíndez, "el Leopardo de Morón". La derrota fue en el mes de julio ante Eddie Jones por puntos en el Luna Park, en la pelea de fondo.

Fue durísimo el comienzo al año siguiente: tres derrotas seguidas. En enero frente a Galíndez, en marzo ante Jorge "Aconcagua" Ahumada y en junio ante "Mendoza" Aguilar. Esta última fue la más dolorosa, ya que, en la revancha ante el mendocino, Avenamar expuso y perdió su título argentino por puntos. A barajar y dar de nuevo. Se tomó unos días de descanso. Se fue a Azul, donde su amigo "Bebe" Ciappina lo esperaba para poder abrazarlo, como también sus familiares y amigos.

El relanzamiento

En un momento tan duro a nivel deportivo, en el cual merodeó en su cabeza la idea de dejar el boxeo, ya que pensó que su ciclo estaba concluido, es donde aparece la figura de "Tito" Lectoure, quien le aconsejó seguir adelante, demostrar lo que valía. No solo fueron consejos los de "Tito", sino también acciones: puso a las órdenes de Avenamar un nuevo equipo conformado por el mánager Bruno Alcalá y el doctor Helou, y también le aseguró una estadía con todo pago en Capital Federal para él y su familia en pos de relanzar su carrera y recuperar el prestigio perdido.

Avenamar se instaló en Buenos Aires y comenzó arduamente a entrenar. Redobló los esfuerzos, se separó de don Alfredo Porzio y recuperó confianza y tranquilidad. Empezó a trabajar más con la cabeza que con el físico. Después de tantos años de combates, había llegado la hora de absorber todo lo vivido y madurar: convertirse en un boxeador que aprovechara los defectos del rival, que anticipara movimientos y, por sobre todo, que expusiera su confianza en las futuras peleas.

A mediados de año, la empresa Luna Park, en homenaje al fallecido periodista Félix Frascara, de la revista El Gráfico, organizó un torneo en su nombre con los mejores semipesados argentinos. Este tuvo la modalidad de ronda de ganadores y ronda de perdedores, enfrentándose los ganadores de cada ronda en una final entre sí. El torneo se disputó en el Luna Park, entre agosto y diciembre de 1971, y los participantes fueron: el chaqueño afincado en Tandil, Pedro "el Gitano" Rimovsky, Avenamar Peralta, Víctor Emilio Galíndez, Juan "Mendoza" Aguilar y Jorge Víctor "Aconcagua" Ahumada.

Avenamar se consagró campeón de dicho torneo derrotando a su amigo Rimovsky por nocaut en agosto; a Galíndez por nocaut técnico en septiembre; a Juan Aguilar por puntos en octubre y en la final, el 18 de diciembre, a Galíndez por puntos. Gran momento boxístico de Avenamar, quien, junto con su compañera en ese entonces, Nilda Beatriz "Chiche", y con su hija María María, declaró para la revista El Gráfico: "La primera pelea fue la más dramática. Tuve que enfrentar nada menos que a mi mejor amigo: Pedro Rimovsky. Les juro que era como pelear contra uno mismo. Cuando pensé que se caía, lo agarré, no quería verlo en el suelo. No podía. Cuando llegué a mi camarín..., lloré. Somos amigos hace diez años. No quisiera tener que volver a pelear con él. La pelea con Galíndez también tuvo sus cositas. Me dio un cabezazo, se pidieron las tarjetas y gané por puntos, cuando según la mayoría debió ser por descalificación. Después él declaró que no había existido la infracción, a pesar de haberlo reconocido al principio. Con Aguilar fue un triunfo justo. Es un gran muchacho y un buen boxeador. A este torneo le debo una gran satisfacción. La de haberle podido hacer un lindo regalo a mi hija. El Gráfico me entregó un trofeo y yo se lo había prometido a la nena. La medalla del torneo fue para 'Chiche'. Es costumbre mía hacerle un regalo a cada una después de una pelea. En la anteúltima, con Aguilar, les regalé una perra bóxer que se llama Juana, en honor a él".

Por último, Avenamar agregaba: "El boxeo me ha dejado hasta el momento cosas importantísimas, es algo maravilloso. Abre puertas que uno ni en sueños podría ver abiertas. El trato con gente importante, gente de la cual uno puede aprender mucho. Y eso hay que respetarlo. Por eso es que cada vez me entreno con más ganas: por el boxeo y por la gente. Porque tengo un compromiso con el público, con mi familia y conmigo mismo. Porque pienso que llegar es difícil, pero no imposible. Lo que no es fácil es mantenerse. Y eso se logra poniendo cada vez más empeño. Trabajando cada vez con más ganas".

Para el año siguiente siguieron los triunfos, primero ante su compañero de gimnasio en Azul, Carlos Pouyannes, luego frente a Roberto Aguilar. En abril se tomó revancha y venció a Eddie Jones en Mar del Plata y luego a Juan "Mendoza" Aguilar, exponiendo todos sus títulos, y a Jorge "Aconcagua" Ahumada, ambos en el Luna Park, y a Rubén Macario González en Rosario. Parecía que la senda victoriosa de Avenamar no tenía fin, pero sufrió cuatro derrotas seguidas en sus próximos combates.

Víctor Galíndez le ganó en las dos siguientes; en la primera le arrebató la corona de campeón argentino y un mes más tarde le sacó la sudamericana. Fueron dos combates encarnizados en el mítico estadio de Buenos Aires, el "Luna". Un mes más tarde, se fue a Tucumán para enfrentarse a "Aconcagua" Ahumada: perdió por nocaut.

Intentó recuperarse en los primeros días de 1973, enfrentando a Raúl Arturo Loyola en el Luna, pero volvió a caer. Esta vez por puntos.

La mala racha le hizo replantear su carrera, en ese momento el almanaque ya empezaba a pesar. La proyección de Galíndez como el mejor semipesado argentino dejó al margen a Avenamar. Si bien la relación con el Luna Park siempre fue buena, ahora había llegado el momento de Galíndez.

Analizó la oportunidad de continuar su vida y su campaña en Europa. En ese entonces, su hermano "Goyo" ya había barrido a más de una decena de rivales en España y se encontraba realizando peleas en Alemania contratado por el empresario Fritz Winner.

De esta manera, la tercera parte de la historia de Avenamar Peralta, continuará en la próxima edición.


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