10 de septiembre de 2023
En una nueva entrega del especialista Juan José Zurro, recordamos la carrera de este pugilista azuleño, quien al igual que Adolfo Cejas, Carlos Pouyannes y otros, supo pelear de manera profesional.
Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO
La vida de Norberto Antonio Oliveto tiene marcas muy fuertes desde sus orígenes. Nacido en 1953 en una familia humilde de Azul, Oliveto perdió a su mamá cuando solo tenía 11 años. Su padre, a los 14 años, lo llevó hasta el famoso gimnasio de Alumni Azuleño para que practique boxeo y deje de pelear en la calle.
Este protagonista, como muchos boxeadores iniciados en la década del '60 y del '70, llegó a las manos del puntano Octavio Andrada, gran maestro y reconocido director técnico de la zona, exrival y amigo de Gregorio "Goyo" Peralta. Arrancó ahí, pasó por La Cotay y después por Vélez Sarsfield, todos reductos activos y de grandes valores del boxeo azuleño en aquellos tiempos.
Oliveto supo lo que era trabajar y entrenar. Para ganar tiempo se calzaba los botines a las seis de la mañana y se iba corriendo a trabajar a la fábrica de ladrillos San Lorenzo, en Azul. Todos los días era "aire puro, los botines en aquella época pesaban bastante, después andaba hecho una pluma", comentó.
A los 19 años se casó con su actual esposa, quien por entonces tenía 15 años. Tuvieron cinco hijos; una mujer y cuatro varones, dos de ellos futuros boxeadores.
Su carrera amateur es destacada, boxeaba en la categoría ligero (62,1 kg) y logró combatir en toda la zona, con más de noventa peleas. Debutó con un triunfo en Tandil.
Un salto hacia las grandes ligas
Muy observado por los ojos de Juan Carlos "Tito" Lectoure, Oliveto debutó profesionalmente en el Club Vélez Sarsfield de Azul y luego se dio el gusto de presentarse en el mítico estadio Luna Park en 1976, ganándole a Hugo Castellano.
Formar parte de un programa en los '70 en el Luna Park significaba lo máximo para un boxeador. Eran épocas de Carlos Monzón, Víctor Galíndez, Horacio Saldaño y otros grandes que se presentaban en el estadio estelar del boxeo sudamericano.
En aquellos meses de septiembre, noviembre y diciembre de 1976, Oliveto se presentó en tres ocasiones en el Luna, en las que perdió, empató y ganó, y dejó siempre en cada combate muestras de su boxeo clásico, físico y aguerrido.
El primer triunfo de su carrera profesional se dio, precisamente, en dicho escenario el 11 de diciembre de 1976 frente a Ramón Villalba.
En aquel verano, durante los meses de enero y febrero, se presentó en Azul en las instalaciones de la entidad velezana. Lo siguió mucha gente y derrotó al marplatense pupilo de Ubaldo Sacco, Oscar Silva, y luego, en febrero, al santiagueño Hugo Díaz. En ambos festivales hubo presentaciones azuleñas de gran nivel en las preliminares: Julio Vázquez, Néstor Vivas, Hugo Collova, Ismael Correa, Domingo Coronel, Alfredo Peralta y el chileno radicado en esta ciudad, Erwin Silva Molina.
Eran tantos los espectadores que asistieron a aquellos festivales que la dirigencia velezana, encabezada por Osan, luego de la victoria de Oliveto contra Silva, optaron por invertir la recaudación en materiales para completar la edificación del gimnasio.
También en aquella jornada, mediante los altavoces que dirigía Oscar Correger, se hizo anuncio de que el club haría llegar un porcentaje a los familiares del boxeador fallecido Carlos Jesús Sosa. De esta manera, los espectadores acompañaron la iniciativa con una importante suma.
En crecimiento
Siempre bien entrenado, el zurdo Oliveto no esquivaba rivales y se anotaba en cada ocasión que se le presentaba. Así boxeó en Azul, en Olavarría y de nuevo en el Luna Park, donde obtuvo una victoria sobre José Calixto Rueda. Luego, un par de presentaciones con victorias en Azul y de nuevo al estadio porteño, con una victoria frente a Miguel Ángel Barraza. Así construyó su campaña Oliveto hasta mediados de 1979, cuando sufrió dos derrotas consecutivas frente a Carlos Villanueva y Rubén Stimuli.
Las complicaciones obvias de un boxeador profesional que también tiene que trabajar: Oliveto nunca dejó de trabajar en la fábrica, y eso complicaba cada presentación. Para remontar su carrera, aceptó el desafío y viajó hasta Rosario para enfrentar a Juan Domingo Saucedo en el Club Sportivo América. Oliveto contó las peripecias de ese viaje y así lo recordó: "Cuando peleé en Rosario fui a trabajar como todos los días, me tomé el colectivo a Buenos Aires a la una y llegué a Retiro (Terminal) a las cinco. Allí me tomo otro colectivo a Rosario, a donde llegué a las once, y ese mismo día hice el pesaje y peleé a la noche. Me fue bien porque estaba muy entrenado".
El rival más difícil
El 16 de septiembre de 1977 se realizó en Azul tal vez el combate más difícil para Oliveto, ya que las autoridades del Club Vélez Sarsfield trajeron a la ciudad al jujeño Jesús Romero. El púgil norteño venía en meteórico ascenso, con nueve victorias, invicto y habiendo debutado en el Luna. El pleito generó las expectativas pertinentes, ya que chocaban dos primeras líneas en el plano nacional. Oliveto fue derrotado por puntos, y su rival, luego de una extensa campaña, fue campeón argentino, sudamericano y paseó su boxeo por Brasil, Australia e Italia, y culminó su carrera con un récord de 84 peleas en total, con 64 ganadas y solo 10 perdidas. Explica esto la jerarquía del rival elegido para enfrentar al azuleño.
Con trece peleas como profesional, Oliveto enfrentó el viernes 13 de febrero de 1979 a Ramón Britos en el gimnasio de la entidad velezana. Aquella noche, Jorge Ordoñez (59,200 kilos), de Azul, venció a Mario Rodríguez, de Tandil; Zorzoli, de Olavarría, en 67 kilos, le ganó a Herrera, de Tandil, y Erwin Silva Molina empató frente a Rubén Pendas, de Olavarría. Cuando llegó el turno de la pelea de Fondo, en un muy duro combate, Oliveto venció a Brito, quien durante varios pasajes de la pelea imitó a Nicolino Locche con aquellos movimientos de cintura y esquive de "el Intocable".
En 1979 en Posadas, empató frente al invicto, con siete peleas ganadas en seguidilla, Rubén Oscar Verdún.
Otro empate fue contra el prospecto Faustino Barrios, en una pelea realizada en el Luna Park el 10 de noviembre de 1979, en la que, según Oliveto, Barrios recibió protección de "Tito" Lectoure, ya que se sintió ganador. En ese sentido, pidió la revancha frente a Barrios, pero no lo logró. Quería enfrentarlo en Azul, pero los planes en la carrera de Barrios eran otros.
El notable boxeador chaqueño, instalado en Ezeiza, fue barriendo rivales hasta enfrentar en París por el título del mundo a la leyenda mexicana Julio César Chávez, contra el que perdió por nocaut.
Así las cosas, Oliveto fue perdiendo cada vez más peleas, a lo que se sumó un accidente laboral en las vértebras cuarta y quinta que casi lo deja en sillas de ruedas. El ruego de su esposa, "No pelees más, te van a estropear", lo hizo razonar y colgó los guantes el 6 de noviembre de 1982, cuando perdió en Bolívar frente a Osmar Ávila.
Oliveto fue un buen boxeador, profesional ciento por ciento, zurdo, de mucho aguante, ya que nunca lo noquearon en más de cien peleas, contando como amateur y profesional. Dejó el legado a sus hijos, a quienes formó y acompañó en la continuación de su camino: Ariel y Pablo. Este último tuvo una gran campaña como amateur. Integró la Selección Nacional y ganó una medalla de plata en los Juegos Odesur. Luego se separaron, porque Pablo pasó a formar parte del equipo Martinetti-Córdoba en su gimnasio de Córdoba y Suipacha en Capital Federal.
Tras su retiro, Norberto Antonio Oliveto entrenó a sus hijos, como así también Angel Panario y Juan Peralta (ambos posan en esta imagen), quienes se animaron al cuadrilátero.
Le dedicó más tiempo a su familia hasta que le picó el bichito nuevamente y comenzó a entrenar a chicos. Lo hizo en una especie de galpón a medio armar en el barrio de San Francisco, de Azul. En ese pequeño lugar todos los días lo pasaban a buscar, y colgaban las pocas bolsas los jóvenes Carlos Olivera, Angel Panario y Juan Peralta.
Eran los primeros años del nuevo siglo, Oliveto hacía cumplir el ejercicio principal, que era hacer 1000 abdominales por día y correr 7 km diarios por el barrio.
Una bocha de recuerdos
Su testimonio en el año 2019 dejaba las siguientes declaraciones: "Cuando empecé, 'Goyo' Peralta no estaba más. Quedó Avenamar, que entrenaba en La Cotay. Yo arranqué en Alumni, pasé por La Cotay y terminé en Vélez. Entrené con Avenamar y Alberto, el más chico de los Peralta".
"Con (Adolfo) Cejas y (Carlos) Pouyannes también entrenamos, todos con Octavio (por Andrada). Yo empecé a entrenar porque me gustaba pelear en la calle. Debuté en Tandil. Como amateur tengo noventa y pico de peleas. En total son, aproximadamente, 140, contando las de profesional también", detalló.
"Me presenté mucho en la zona; como amateur, mi gran rival fue Jorge Luis de Olavarría. Yo no tenía pegada, era zurdo, nunca perdí por nocaut, nunca me tiraron. Siempre estaba muy bien entrenado", sostuvo y agregó que "en los gimnasios de boxeo éramos como veinte personas, había mucho entusiasmo".
"Estuve cerca de pelear con (Juan Martín "el Látigo) Coggi y con (Hugo Ariel) 'Pajarito' Hernández, pero tuve un accidente y eso me dejó afuera de esas peleas. El tema era que, además de entrenar y pelear, yo trabajaba. Yo me iba corriendo a las seis de la mañana a trabajar con los botines puestos. Después andaba muy livianito", detalló el pugilista local.
La tenacidad de Oliveto, más el espíritu guerrero de sus pupilos, hizo que Azul contara en esos años con prospectos activos y batalladores en festivales amateurs. Olivera, Panario y Peralta siguieron su camino.
Oliveto, hoy ya jubilado, se rearma luego de sufrir en 2017 un incendio que destruyó la totalidad de su vivienda. Todos sus recuerdos, artículos y guantes quedaron bajo el fuego. Lo que queda es reconstruir también su destacada campaña. Y en esto último, agradece especialmente a su esposa Ofelia Frontalini, porque gracias a su apoyo, lo ayudó en su carrera como boxeador.
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