29 de agosto de 2023
A través de diferentes señales que fueron apareciendo en sus respectivas vidas, ambas intuían desde chicas que serían abogadas. Tras haberse graduado las dos en la Facultad de Derecho de la UNICEN, una de ellas desempeña tareas en el Poder Judicial. Y la otra, que también es docente en la casa de altos estudios con sede en Azul, desarrolla la profesión de manera particular. En su caso, formando parte de un estudio y asesorando a una empresa local.
Tan sólo alcanza con escucharlas hablar un poco de la actividad que desarrollan para advertir que Mariana Cogliatti y Ailén Seoane, las protagonistas de esta nota, están ligadas al Derecho de una manera que va mucho más allá de lo que han sido sus respectivas formaciones profesionales en la casa de altos estudios perteneciente a la UNICEN que tiene su sede en Azul.
Nacidas en esta ciudad, Cogliatti tiene 27 años y Seoane, 23. Y a modo de denominador común, dejan en evidencia con lo que cuentan desde sus experiencias que esa profesión que escogieron para sus vidas implica que sienten una enorme pasión por lo que hacen.
Las historias más recientes de cada una de estas jóvenes señalan que Mariana se recibió en agosto de 2020, en plena vigencia de la pandemia y del consecuente aislamiento social impuesto desde el Estado; y que Ailén lo hizo en febrero de este año, ya cuando la emergencia sanitaria a causa del Covid formaba parte del pasado.
"Por un lado, ejerzo la profesión de manera liberal", cuenta a modo de presentación Cogliatti, quien además de ser socia en un estudio es asesora legal en una empresa local. "Y también soy docente en la facultad, de la materia Argumentación Jurídica, un taller que se dicta en segundo año de la carrera de Derecho", agrega.
En el caso de Ailén Seoane, su presente la tiene en la función pública, ya que integra el staff del Juzgado de Garantías 1 con asiento en el Palacio de Justicia de Azul, al que ingresó -luego de que también allí hiciera una pasantía mientras cursaba la carrera de Derecho- cuando todavía estaba como su titular Magdalena Forbes, quien se jubilara el año pasado.
"Actualmente tengo un cargo administrativo", cuenta sobre lo que es su trabajo. Pero por sobre todas las cosas, deja bien en claro que tiene previsto hacer carrera y que se ve siendo una funcionaria en el Poder Judicial local.
Febrero de este año y una foto que quedará guardada para siempre en el recuerdo de Ailén Seoane. Fue cuando rindió su última materia como abogada y se recibió. La caravana para celebrar ese logró incluyó una escala en los tribunales de Azul, el lugar donde ahora trabaja.
Cuando sea grande
En el caso de ambas, ser abogadas no tuvo nada que ver con cuestiones surgidas de mandatos o legados familiares.
"En mi caso es una historia extraña", refiere Mariana. "Mis abuelos y mis papás cuentan que cuando era chiquita y me retaban o no me dejaban hacer algo que quería, yo les decía que estaban incumpliendo el código de convivencia, los derechos del niño o cosas así".
"Yo supe desde bastante chica que quería ser abogada, más o menos desde que tenía 12 años. Siempre tuve esa idea, a tal punto que no hice test vocacional alguno. Cuando terminé la Secundaria -tanto ella como Ailén fueron al Colegio Sagrada Familia- veía que todos mis compañeros estaban con dudas sobre qué estudiar. Pero yo no, porque tuve clarísimo siempre que iba a seguir Derecho".
Ailén Seoane recuerda que siendo también una niña era alguien de "discutir o cuestionar" las cosas. Y que "siempre me gustó preguntar y debatir sobre determinados temas", dando a entender que desde su infancia ya asomaba en ella ese costado litigante que suele sintonizar de una forma muy adecuada con la profesión de abogado.
Además, evoca que durante su paso por la Secundaria de SAFA "esto de debatir y discutir en la escuela se fue incrementando"; y que "ya en los últimos tres años de la carrera tuve Derecho". Algo que le gustó, teniendo en cuenta que la profesora que daba esa materia les hacía hacer simulacros de juicios. "Ahí fue donde dije: esto definitivamente es lo que quiero hacer".
Ailén advirtió ya en ese entonces que su incursión en la abogacía iba a estar ligada a lo estrictamente penal, tal como actualmente lo viene haciendo desde su labor en el Juzgado de Garantías 1.
"Yo sabía que quería ser abogada, pero que quería ser abogada para trabajar en tribunales. Cuando arranqué la carrera fue porque quería ser abogada. Y cuando tuve Derecho Penal, me di cuenta que quería ejercer ese tipo de derecho. Ahora, no me veo ejerciendo otra rama del derecho que no sea ésa", confiesa.
"Mi deseo y certeza de querer trabajar en tribunales arrancó cuando yo era chiquita y mi abuelo se desempañaba como Ordenanza en el Palacio de Justicia. Me acuerdo que él me llevaba y que yo veía toda la dinámica de los abogados. Y desde ese momento siempre fue mi sueño trabajar ahí. Además, el Palacio de Justicia de Azul tiene una magia que, al menos para mí, no la tienen otros lugares", afirma.
Mientras que ya formando parte de la función pública ligada a lo penal Seoane se proyecta siendo jueza, fiscal o defensora -"sin dudas es un objetivo a cumplir", sostiene con convicción-; dentro del Derecho Cogliatti se ubica en un lado muy distinto al de su colega. Reconoce que la función pública no es lo que más le agrada y que, en contraposición, lo que más le atrae es "el ejercicio de este lado", que no es otro que ése donde actualmente está.
Sin dejar de admitir que una "residencia" que hizo, mientras estudiaba, en una de las salas de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial -donde están los jueces Lucrecia Comparato y Esteban Louge- "me encantó"; para ella es "más divertido el ejercicio de la profesión liberal".
"Yo siempre supe que me iba a dedicar al derecho privado, que es lo que hago. No te digo que a futuro puedo cambiar de idea; pero hoy me quedo donde estoy. Sinceramente me resulta mucho más divertido y mucho más satisfactorio este rol", admite sobre su papel como abogada de la matrícula y lejos de la función pública.
Mariana Cogliatti, posando para la foto en familia y con su título en mano de flamante abogada. La imagen corresponde a septiembre de 2021. La totalidad de la carrera la hizo en la Facultad de Derecho de la UNICEN, la casa de altos estudios donde ahora da clases.
Facultad y familia
Las dos comparten también un mismo ámbito de formación académica: la ya mencionada Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Centro.
Sobre cómo llegaron a esa casa de altos estudios, cada una tiene su propia historia para contar.
No bien terminó el Secundario, para Ailén Seoane surgió "como una contradicción", teniendo en cuenta que en ese momento "mis compañeros de la escuela se iban a estudiar a otras ciudades y yo me quedaba acá en Azul, sola".
Pero tanto esa profesora que le daba la materia de Derecho en SAFA como varios conocidos suyos le habían comentado "que la facultad de acá era de muy buena calidad".
"Eso hizo que me quede estudiando en Azul. Y hoy puedo decir que estoy eternamente agradecida con la universidad, con la facultad y con los docentes que he tenido. Esos docentes te permiten desenvolverte no sólo aprendiendo la profesión que uno está estudiando, sino también desempeñándote en otros ámbitos: de investigación o como, en mi caso, de Ayudante Alumna, que lo fui en la cátedra de Derecho Penal Parte Especial durante dos o tres años. Todo eso hace que uno vaya creciendo. Tal vez en una facultad más grande de otra ciudad, con una mayor cantidad de alumnos, eso no sea tan posible", contó la joven.
Mucho tuvieron que ver sus padres en que Mariana Cogliatti se formara como abogada en la Facultad de Derecho local.
Ambos son docentes. Su papá, un Ingeniero Agrónomo, da clases en la Facultad de Agronomía local. Y su mamá, además de Profesora de Inglés, actualmente se desempeña como Directora en una escuela de doble jornada perteneciente al Nivel Primario.
El enfoque y la experiencia de ambos en materia de enseñanza educativa influyeron en la decisión para que ella cursara sus estudios de abogacía en Azul.
"Yo me quería ir a estudiar a otro lado; pero ellos me dijeron que no porque la facultad que está acá, me decían también, es excelente en términos académicos", recuerda ahora.
"Vengo de familia de docentes y mi abuelo, que está jubilado, también lo fue. O sea, mis padres tenían argumentos como para convencerme de que estudiara acá, para lo cual también me decían que cómo me iba a ir a otra ciudad teniendo esta facultad acá que es excelente. Y no se equivocaron", afirma la joven abogada, quien en ese rol dedicado a la enseñanza -que tal vez si se trate de un legado familiar para ella- del Derecho en la facultad local también incorporó una importante capacitación que tiempo atrás hiciera en España durante seis meses, en la ciudad andaluza de Córdoba.
"La facultad es excelente en términos académicos y es cierto que al ser chica te permite un acercamiento mayor con los docentes", sostiene Mariana.
"Yo creo que en todo", responde Ailén Seoane a la pregunta sobre cuánto tuvo que ver su familia -su papá es Jefe de Producción en la Cerámica San Lorenzo, su mamá es odontóloga y ella es la mayor de tres hermanas- en que haya sido abogada. "Una la carrera la hace, la estudia, rinde las materias y se recibe sola. Pero todo eso no sería posible sin todo un respaldo detrás: afectivo y económico. Eso implica ser sostén de una cuando las cosas se ponen difíciles. Y si bien sé que soy abogada porque estudié y elegí serlo, no hubiese sido posible sin mi familia y sin todas las personas que me rodearon en esa etapa".
"Coincido mucho con lo que dice Ailén", agrega Mariana Cogliatti. "Por un lado, es cierto que tu familia crea en vos es importantísimo, porque las expectativas que los demás ponen en nosotros en gran medida nos determinan. Pero también es cierto que, al menos mi familia, padeció la carrera junto conmigo. Si bien, tal como ella dice, no estudiaron a la par mía, sí tuvieron que hacer un montón de sacrificios para dejarme estudiar. Es un proceso que, si bien lo hace uno, se hace en conjunto. Cuando yo me recibí, toda mi familia me dijo: 'Bueno, nos recibimos con vos'. Esto es así. Y mucho más cuando, nos pasó a las dos porque somos de Azul y estudiamos acá, uno transita la carrera en la misma casa donde vive con su familia".
Ser abogadas es...
Según Mariana Cogliatti, "el rol del abogado tiende a concretar la justicia". Y al respecto explica: "Le damos voz al resto de los ciudadanos, que de otra manera no podría hacer valer sus derechos porque no los conoce. Si bien la ley se presume conocida, no lo es. Y la realidad es que es difícil interpretarla. Hay que estudiar para eso y, también, para poder argumentar en favor de un derecho o una postura".
"El ejercicio de la abogacía busca lograr la justicia. Yo veo a la justicia como la realización para tener empatía por el otro. En definitiva, abogar es hablar por el otro, defender al otro", reflexiona Ailén Seoane en un mismo sentido.
Ambas coinciden que en esta profesión lo importante es "hacer lo correcto" más allá de "hacer lo fácil". Y que eso implica "capacitarse" de una manera permanente, ya que redundará en que "uno crezca profesionalmente" y en "brindar un mejor trabajo". Cuestiones ambas que terminan siendo "un beneficio para la comunidad" de la que ellas forman parte desde los respectivos lugares que ocupan dentro del ámbito de la abogacía.
Finalmente, al momento de hablar de la actividad que ejercen y a través de la cual hoy celebran su día, Mariana reflexionó: "Estaría bueno que la gente pueda tener la cabeza un poco más abierta con respecto a nuestra profesión y lo que implica. Entender nuestro rol y que posibilitamos un montón de cosas; y valorar la profesión por parte de la sociedad. Y como abogada litigante que soy, me interesaría recalcar el rol de un abogado, que no es solamente para intervenir en un conflicto. En realidad, tiene que ser pensado también como un rol de prevención. Es mucho más barato ir a ver un abogado para prevenir o mediar en un conflicto, para hacer las cosas bien de arranque, que ir cuando ya hay un problema".
En tanto Ailén, desde su actual lugar en el Poder Judicial, habló de los abogados en la función pública: "La realidad es que hay un montón de gente que hace las cosas bien y la sociedad debería valorar eso. En definitiva, todos en algún momento, uno nunca sabe, posiblemente necesitemos un abogado o recurrir al servicio de justicia por algo. Desde la comunidad hay que intentar modificar esa imagen negativa que se tiene de los abogados. Y también tenemos que hacerlo nosotros como tales, para no ubicarnos solamente en un rol de pedirle a la sociedad que no nos juzgue e intentando hacer las cosas como las tenemos que hacer. Hacer las cosas bien, capacitarnos, cumplir con la ley y brindar un buen servicio teniendo empatía por el otro, que es en definitiva lo que se busca con esta profesión".
Desde la actividad y en Azul
Seoane: "En el Poder Judicial todavía hay muchos más varones que mujeres ocupando cargos".
-¿Cómo viven el hecho de ser jóvenes mujeres abogadas en una ciudad como Azul? ¿Han atravesado por alguna experiencia discriminatoria?
-Hoy hemos avanzado mucho como sociedad. De hecho, en los pasillos de la facultad y en todas las comisiones y las cátedras de todas las asignaturas la mayoría de los alumnos son mujeres. Entonces, desde el ámbito de la gente de nuestra edad eso ya no se percibe. Y de hecho, las mujeres tenemos un rol predominante por esto que digo, donde en una cátedra somos prácticamente todas mujeres, menos tres o cuatro. Pero sí, yo por ahí a eso lo veo en el Poder Judicial, donde todavía hay muchos más varones que mujeres ocupando cargos; y que a las mujeres nos ponen más palos en la rueda y más dificultades para llegar a esos cargos. Pero creo y tengo la esperanza de que eso se vaya revirtiendo con el tiempo (Ailén Seoane).
-En mi caso, quizás me pesa más ser joven que ser mujer en mi condición de abogada. Aun así, no he tenido mayores inconvenientes con colegas, más allá de algún que otro abogado, pero no azuleño, hombre y grande de edad. A veces uno nota como una cierta subestimación o un trato como diferente para mal. Pero por ese motivo, por ser joven y no sé si tanto por ser mujer también. Un poco sigue existiendo todavía todo eso. Por ahí en el caso de Ailén, ella lo ve en cuestiones de ascenso. Pero en mi caso yo lo veo en cuestiones de decisión, de que una sea o no la abogada de alguna persona. A pesar de que por ahí escucho algún comentario machista o que si hay un hombre en la sala se dirigen primero a ese hombre y no a mí, más allá de eso no me ha pasado sentir que no me contratan por ser mujer. La verdad es que no. Y por ser joven, tampoco. Por ahí al principio me dicen: "¡Ay, qué jovencita" y me preguntan qué edad tenía cuándo me recibí. Pero después, cuando te escuchan hablar, si te desempeñas bien en general la gente deja esos prejuicios de lado (Mariana Cogliatti).
-¿El derecho de piso lo pagaron en la profesión?
-Yo siento que no, que formo parte de un ambiente donde desde ese primer día en que ingresé como pasante y hasta ahora me dieron mi lugar. Por eso destaco siempre la importancia de cruzarse en esta profesión con gente que esté dispuesta a enseñarte desde un lugar empático para intentar darte lo mejor. La verdad es que no la pasé mal en ningún momento ni sentí que tuve que pagar derecho de piso alguno. Siento que fui una afortunada en eso. Y mucho más después, cuando me ofrecieron seguir trabajando en el Juzgado de Garantías (Ailén Seoane).
-No siento como un obstáculo para mi desarrollo profesional el hecho de que Azul sea chico, afortunadamente. También considero que he tenido suerte. Tanto por no pagar derecho de piso, porque me ha tocado siempre gente muy respetuosa, y porque nunca me ha faltado trabajo (Mariana Cogliatti).
Cogliatti: "Quizás me pesa más ser joven que ser mujer en mi condición de abogada".
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
Fabián Grillo señaló que su hijo -gravemente herido por la Policía durante una marcha el 12 de marzo- "está embalado" con el proceso de recuperación en el Hospital Ramos Mejía y destacó la "sorpresa" que se llevó la familia cuando lo vieron caminando.
8 de mayo de 2025
8 de mayo de 2025
El Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires (CVPBA) confirmó un caso de rabia felina en la localidad de Salliqueló, con seis personas afectadas. El diagnóstico fue realizado por el Instituto Malbrán, y las víctimas ya reciben seguimiento médico.
8 de mayo de 2025
8 de mayo de 2025