29 de enero de 2021
A 84 años de su natalicio, un día como hoy de 1937, desde la Asociación Española de Socorros Mutuos de Azul hicieron llegar a EL TIEMPO un par de textos que ponen en valor la notable actuación del recientemente fallecido Roberto Kober en distintos ámbitos del quehacer azuleño. Una semblanza de la actual comisión directiva y el recuerdo en primera persona de Carlos Filippetti, que trabajó muchos años junto a él, lo destacan entre otras facetas como protagonista indiscutido en la reconstrucción del Teatro Español.
El pasado viernes 22 de enero falleció en nuestra ciudad el destacado dirigente Roberto Kober, a la edad de 83 años. Retirado hace ya algunos años de la actividad dirigencial, por algunas dolencias físicas, Kober fue parte de la generación de vecinos de nuestra comunidad muy comprometido con los proyectos de un Azul pujante. Varias veces se lo escuchó decir que, más allá que no había nacido en esta tierra, él se sentía "un azuleño más".
Roberto nació el 29 de enero de 1937 en Capital Federal. De padres austríacos y polacos, integró una familia conformada por cuatro hermanos que habitaban una casa en Avda. San Martín y Nogoyá de Capital Federal. De familia trabajadora, no terminó la secundaria y a los 16 años comenzó a ayudar a su padre de oficio pintor de obra. Años después, se casó con Clara Flikier y juntos tuvieron tres hijos: Guillermo, Gustavo y Andrea, que le dieron siete nietos: Iván, Kevin, Lucas, Camila, Bianca, Chiara y Martina.En el último tiempo se lo veía junto a su esposa en una de las esquinas del café del Gran Hotel Azul compartiendo la mesa con amigos que fue cosechando a lo largo de estos años. Un merecido descanso para quien durante décadas tuvo una destacada participación en la comunidad azuleña.
"El Campanazo de Librería América": Roberto Kober llega a nuestra ciudad en abril de 1966 de la mano de Guillermo Guerci y Francisco Gayani de la Firma Azcona, que en esos momentos le ofrecieron radicarse en nuestra ciudad. Luego de un año abre la conocida "Librería América", que hizo muy famoso un slogan del recordado publicista Eduardo Morino: "Ya llega el Campanazo de Librería América".
El tradicional comercio se radicó originalmente en San Martín 892, casi Castellar, para luego trasladarse en los 70' a la tradicional esquina de De Paula y Belgrano, donde funcionó por más de treinta años. También tuvo una sucursal en Olavarría, en San Martín 2843, y también desarrolló actividad gráfica con una imprenta en calle Moreno 578, por donde pasaron, entre otros, destacados trabajadores de la tinta y el papel como el "Viejo" Fittipaldi, Francisco y Walter Piccirilli, el "Oveja" Minoli, César Blanco, Pablo Zasali, Graciela Blanco, el Negro Pantaleón, Graciela Spallina, Carlitos Gérez, Julio Ramos, el Gato Altuna y Raúl Bustingorry.
El Club de Niños de Alumni Azuleño: A fines del año 1970, el Profesor Dardo Restivo es convocado por Alumni Azuleño para realizar un trabajo similar al que había venido desarrollando hasta entonces en Azul Athletic Club, el denominado "Club de Niños", con la masiva participación de niños y niñas de nuestra comunidad. Conforma un gran plantel de profesores de educación física, destacándose, entre otros a Carlos Luppi, Hilda Monti, el recordado Alfredo Samson y los profesores Edelweis Camisassa y Juan Carlos Saldaño, el mayor de los hermanos, ya fallecido, que recién llegados, hacían sus primeras armas en nuestra ciudad. En el libro "Vivencias de un docente. Sencilla historia", el Restivo destaca la labor de Roberto Kober presidiendo la subcomisión de Club de Niños de Alumni Azuleño, cuando -en el año 1977, y luego de un gran trabajo- se reanudan las olimpíadas estudiantiles con gran suceso.
Reconstrucción del Teatro Español y reapertura de Viceconsulado en Azul: Por más de 32 años Roberto Kober lideró junto a un destacado grupo de vecinos que llevaron adelante la Comisión Administradora por la Restauración del Teatro Español. "Del 78 al 2010 trabajé en esa obra fantástica y realmente ahí encontré lo que estaba buscando", expresó hace unos años en el programa "Gente de Azul" conducido por Manuel Daulerio por la señal de TV2 Azul.
Durante su gestión se promovieron muchas rifas, pero la más recordada sigue siendo la que se realizó en la Guarnición Ejército Azul para poder culminar la obra del Teatro y su posterior inauguración. En el libro "Teatro Español de Azul, testimonio de identidad, cultura y desarrollo comunitario", escrito por el contador Carlos Filippetti y que vio la luz en el año 2014, se recuerda esa gesta: "La rifa comercializada por Jorge Moyano salió a la venta el 2 de agosto de 1992 y en treinta días se reservaron los mil números para dos personas por boleta a un costo de cuatrocientos pesos (equivalentes a dólar). Se sirvió una cena fría y se contó con la presentación de Sergio Denis; no faltaron sorteos de automóviles y viajes. El servicio gastronómico ocupó a más de 250 personas y estuvo a cargo de Oscar Pugni".
La iniciativa estuvo a cargo de Roberto Kober, a la que se sumó toda la comisión directiva y la Municipalidad de Azul, especialmente en la figura de Rodolfo Ruibal. El éxito de la movida se vio reflejado en los hechos: el Teatro Español reabrió sus puertas el 10 de octubre del mismo año, con la participación del por entonces intendente Prof. Ruben César DePaula y una numerosa participación de vecinos, felices de ver nuevamente en todo su esplendor la sala de Teatro Español, orgullo de todos los azuleños.
En otro hecho que marca su incansable labor, el actual vicecónsul Vicente Peris Corts recordaba en estos días que Roberto Kober - junto al resto de la entonces comisión de la Asociación Española- fue un gran luchador para que Azul recuperara la reapertura del Viceconsulado de España en Azul, que después de 11 años de estar vacante.
La Consult Guía: Para celebrar el centenario de la primera publicación de una "Guía Comercial - Industrial de Azul" (en 1885), Roberto Kober pone manos a la obra y en el año 1986 reflota la propuesta de una nueva edición, denominada "Consult Guía", que aspiró a reflejar en sus páginas todas las potencias y calidades del Azul contemporáneo. "Hoy, como ayer, esperamos que el nombre de Azul sea leído con aplauso en el encabezamiento de la obra y que será justicia a su importancia", decía en la editorial de la mencionada publicación. En esta primera y única edición de 130 páginas vale también recordar el gran trabajo publicitario realizado por don Francisco Cullerés.
Azul Vóley Club y el Cine Universal: Un 27 de mayo de 1993 en instalaciones de la Asociación Empleados de Comercio, presidida por el histórico Cacho Ferrarello, se realizaba una multitudinaria asamblea en el cual se creaba el Azul Voley Club. En esa oportunidad un grupo de visionarios y enamorados del voleibol crearon la institución, presidida por el propio Roberto Kober (socio fundador y primer presidente de la Institución), junto a Gustavo Borghi, José María Melfi, Ruben Tornabene, José Macaluso, Marcelo Costantini, Daniel Pérez Guedes, Cacho Ferrarello, José Macaluso, Omar Violante, Jon Uriarte y Hernán Ferraro, entre otros que apoyaron la iniciativa. Tras su creación, pasó a ser el primer club del país que exclusivamente se dedicaría a la práctica del voleibol.
Fue el corolario de un proceso que había arrancado un tiempo antes con River y luego Chacarita, y que ya con Gustavo Borghi como presidente y bajo la denominación de Olympicus, derivó en el título de Azul Voley en la Liga de Voleibol Argentina, luego de una recordada victoria sobre Club de Amigos en el gimnasio de Sagrada Familia el 27 de abril del 2001.
Por aquellos años, también junto al impulso del recordado Cacho Ferrarello, Kober fue promotor de que en nuestra ciudad volvieran a proyectarse películas en formato de cine. Primero fue en la planta alta de lo que hoy se conoce como SUMAC (en la esquina de Avda. 25 de Mayo y San Martín), en lo que se llamó "Cine del Azul".
En diciembre de 1995, por pedido del recién asumido intendente Barberena, se deja ese espacio y se inician las gestiones ante el Obispado de Azul, en ese momento a cargo de Monseñor Bianchi Di Cárcano, y el Azul Voley Club se hace cargo de llevar adelante la reinauguración del Cine Universal, en calle Bolívar 416, que por varios años desarrollo un trabajo social, que permitió que muchos niños y niñas de nuestra comunidad tuvieron la oportunidad de ver por primera vez cine en una "pantalla gigante".
Sin lugar a dudas, la figura de Roberto Kober deja una importante huella en nuestra comunidad, tanto por su labor comercial como por su fructífera actividad dirigencial. Vaya nuestro reconocimiento a tan noble y basta labor.
Comisión Directiva
Asociación Española de Socorros Mutuos de Azul
"Titánico emprendedor social y cultural"
Orgullosos, los azuleños decimos que la comunidad rescató desde las cenizas al Teatro Español y por eso lo sentimos como algo propio. A esa convicción, merece adicionarse el reconocimiento a figuras como la de Roberto Kober, un verdadero TITÁN en decisiones trascendentes que permitieron a Azul contar con el coliseo reconstruido y funcionando.
A instancias de don Manuel Sánchez Trespalacios, Roberto se incorporó en 1978 al incipiente equipo formado por vecinos de múltiples extracciones de sectores representativos de la comunidad azuleña. Muchas decisiones y acciones trascendentales lo tuvieron como protagonista indiscutible. Me permitiré citar solo algunas, que durante 25 años marcaron líneas y fueron verdaderos desafíos y riesgos asumidos, sin los cuales el teatro no hubiera vuelto a existir.
Vaya ironía que plantea el destino, el Teatro, ese "faro" frente a la Plaza San Martín, se encuentra actualmente cerrado por la pandemia sanitaria y decisiones institucionales derivadas de las tristes circunstancias que vivimos. En tal sentido, invito a que hagamos votos para que las actividades del Teatro, en las múltiples formas en que hoy la tecnología permite, vuelvan pronto al ruedo y que los azuleños podamos seguir sintiéndonos orgullosos de un nuevo renacer, con la fuerza con la que seguramente Roberto hubiese enfrentado esta adversidad.
La reconstrucción del Teatro Español emprendida hace ya más de 40 años se hizo bajo un lema muy poco adecuado a los slogans políticos de turno -desde arriba hacia abajo y desde atrás hacia delante; primero los techos, último el frente- y demandó 25 años para la finalización de las obras. Hubo errores y demoras pero nunca claudicación y Roberto tuvo siempre mucho que ver con estas actitudes de avanzar siempre asumiendo riesgos, cultivando la paciencia, respetando el pasado, delineando estrategias y teniendo claro que la honestidad y los esfuerzos debían encaminarse a tener un coliseo con el esplendor con el que había sido concebido en el siglo XIX y el confort que requería el siglo XXI.
Entre sus mayores talentos rescato dos: primero, el de plantear proyectos provocadores, a priori irrealizables, que nos sacaban a todos de nuestra zona de confort y eran destinados a recaudar fondos para el objetivo; y luego, el de delinear tácticas y estrategias para lograr los apoyos necesarios de instituciones (nacionales y extranjeras) públicas, privadas y vecinos que se sumaran para concretar esos logros. Entre sus mayores aportes de recursos: en primer orden, lo ya dicho, su talento, y en segundo orden, todas las impresiones gratuitas que se hicieron en la sede de su Imprenta América de miles de folletos de difusión de la obra, algunas rifas y de espectáculos durante la etapa de reconstrucción.
Es innumerable la cantidad de anécdotas y decisiones trascendentales en las que Roberto tuvo protagonismo relevante e insustituible participación. Limitaciones de espacio me impiden explayarme al respecto.
·Negociación con distintas administraciones municipales de convenios de alquiler y usufructo del Teatro Español desde 1978 y hasta 1992; promoción y gestión de estacionamiento medido a beneficio de las obras de reconstrucción del Teatro; debate interno para que en el contexto de la crisis económica de 1989 y pese a ciertas presiones sociales al respecto no se renunciara a un subsidio municipal que permitió mantener viva la llama de la reconstrucción; en 1990 encabezó el grupo de integrantes de la Asociación Española que se reunió con el Intendente De Paula y que luego de una autocrítica por la paralización de las obras propuso diez puntos para lograr la reinauguración de la sala en 1992, algo que parecía irrealizable pero que resultó suficiente motivación para alcanzar el objetivo; lideró la realización de eventos, rifas y gestión de subsidios locales provinciales y ante el Gobierno Español para que las obras fueran tomando impulso (Ej.: Cena Show de 1990, con la asistencia de 450 personas, realizada en el Salón del CEDA, en conjunto con el Rotary Club de Azul, se recibieron subsidios de España por los contactos realizados, y se realizó la rifa de un automóvil Peugeot 504); fue el ideólogo y junto a otros integrantes de la Asociación Española firmó avales personales ante bancos privados y organismos oficiales por más de u$s 500 mil para la realización del mayor evento gastronómico realizado en la historia de la ciudad de Azul: 2 mil asistentes a una Cena Show con la participación de Sergio Denis y la rifa de cuatro automóviles y seis viajes que permitió cerrar el año 1992 con la sala finalizada y sin deuda alguna; la estrategia delineada por él permitió obtener consensos que unificaron la posición del Concejo Deliberante para la concesión de la confitería del teatro, que adicionalmente permitió la recuperación del mobiliario original de la misma; reacción de la Asociación Española proponiendo el cierre de la Sala Teatral ante las intimaciones recibidas por el Defensor del Pueblo de la Nación a instancias de la recurrente denuncia de un vecino de nuestra comunidad y que derivó en el apoyo de la comunidad para la firma con el Obispado de Azul de un convenio de servidumbre que permite el acceso al Teatro por una rampa lindera; firme, desafiante y tesonera actitud que revirtió la decisión de la Embajada de España en Argentina y que permitió que la reinauguración del Teatro Español contase con la presencia del Cónsul de España en Buenos Aires, don Santiago García Durán Gárate; en 2004 tomó a su cargo la responsabilidad de gestión y contratación del operativo de seguridad que se llevó a cabo para el traslado de los libros desde la Casa Ronco hasta el Teatro Español, la seguridad durante los días de la Exposición Cervantes 2004 "del la Mancha...a la pampa" y para su posterior traslado a Cajas de Seguridad del Nuevo Banco de Azul de algunos libros y demás piezas valiosas de la Colección Cervantina.
Roberto Kober recibió en 1990 el premio Quijote del Año otorgado a instancias de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Azul por la Federación de Sociedades Españolas de la Provincia de Buenos Aires por su entrega y dedicación a las obras de reconstrucción del Teatro Español. Quizá ese premio fue un adelanto del futuro que deparaba a nuestra comunidad un nuevo proyecto que cambiaría la historia y multiplicaría la identidad de nuestra comunidad al ser distinguida como la Ciudad Cervantina de la Argentina.
Siempre decía Roberto que el único reconocimiento que quería era que su nombre quede grabado en un lugar en el Teatro y su voluntad por suerte se cumplió en vida al finalizar las obras de reconstrucción del Teatro en 2003, cuando, por gestión del entonces Director de Cultura Prof. Jorge Ridao, el Intendente Municipal de Azul, Dr. Omar Duclós, destacó el accionar virtuoso de él y de otros vecinos mediante una gran placa de bronce que luce como silencioso testimonio para la posteridad en los muros del Hall de Acceso al Teatro Español.
En lo personal y como dirigente institucional y comunitario Roberto fue el maestro que me inspiró en muchas ocasiones, que germinó la idea de entrega a un sueño aunque parezca irrealizable; que con voluntad, paciencia, entusiasmo y firmes y férreas decisiones pueden alcanzarse metas insospechadas; que no debemos temerle a nada ni a nadie ni doblegarnos antes los obstáculos mientras nuestras intenciones sean nobles, nuestro métodos transparentes, nuestras estrategias arriesgadas y hasta a veces parezcan temerarias si nuestro objetivo final es el bien común.
Por ello, y por todo lo que significó la presencia y actuación de este Titán, verdadero emprendedor social y cultural de nuestra comunidad, me honra escribir este artículo para recordarlo, expresar mi admiración hacia sus realizaciones y para intentar que su nombre quede en lo más alto de la memoria grande de la comunidad de Azul e ilumine a muchos dirigentes actuales y del porvenir.
Gracias por todo Roberto, descansa en paz!
Carlos W. Filippetti
Ex Presidente
Asociación Española de Socorros Mutuos de Azul
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