5 de marzo de 2023
Luego de sufrir violencia de género por parte de su pareja, se instaló en nuestra ciudad. Debido a la falta de empleo ya no pudo alquilar y se instaló en un terreno. La vivienda familiar es sumamente precaria. "Esta vez toqué fondo", admitió la mujer.
"Llegué a Azul por un tema de violencia. Un juez me recomendó retirarme de la ciudad donde vivía. Yo había estado internada y después de eso también él me seguía acosando", detalló ayer a este diario la mujer que, con sus tres hijos, vive en una precaria vivienda en cercanías del barrio Ceramista.
Por tratarse de un caso de violencia de género, se omiten en este artículo los nombres y la ubicación precisa del grupo familiar. La mujer explicó que "una vez que me recuperé, me fui de la ciudad sin que él se entere. Ahí me vine para Azul. Estoy acá desde hace seis años y siempre trabajé para subsistir. El primer año de pandemia la pasé muy mal, porque estando sola con los chicos fue muy difícil".
Por entonces, "yo alquilaba, pero ya no hay trabajo como antes y mi cuerpo me pasó factura". Añadió que "al no poder alquilar, me encontré con que no tenía recursos y la realidad es que no tengo recursos. Estuve de casa en casa; a medida que me fui mudando fui perdiendo todo, me quedó la cama y la ropa".
Con respecto a las gestiones realizadas, señaló que "en el municipio me dijeron que lo único que podían hacer es un subsidio por alquiler, pero no nos sirve porque hoy un alquiler está de 50 mil pesos para arriba; piden adelanto, mes de depósito, y el subsidio es la mitad del alquiler, además de ser solamente unos meses. ¿Y después cómo hago?".
"En el municipio -continuó- me dijeron que no podían darme un lugar dónde vivir, no podían ayudarme con la vivienda. Así, me vine a este terreno. Al principio estaba lleno de pasto, basura. Lo primero que hice fue un ranchito, con cuatro palos y un nylon. Si esto no es para vivir, eso otro mucho menos. Una pareja vecina me ayudó con esto, con los tirantes del galpón, con el techo con un poco más de caída, porque el rancho que había hecho se me inundó, traté de tapar con más nylon el techo mientras llovía. Me fui arreglando sola. Me ayudaron personas de afuera, dentro de lo que se podía. No quiero que me saquen los chicos, porque yo siempre me hice cargo de ellos".
La mujer manifestó que "tengo mi oficio. Sé coser, sé moldear, tizar. Es más, había empezado a hacer un curso en el SUMAC para emprendedores, pero no lo pude seguir porque piden que uno tenga un lugar físico para instalar máquinas o lo que el taller requiera. Lo que me pasó es no solamente no tener el lugar dónde instalar el taller, sino que no tenía dónde vivir. No quise recibir esa plata, para usarla en otra cosa en la desesperación. No quise sacar provecho de eso".
En tanto, "el MTE me censó, porque justamente aquí en el barrio hay una chica que se encarga de censar, pero el tema es la luz. Para que llegue la luz acá, tanto para mí como para otros en el barrio, hay que esperar a que abran la calle. Para Catastro, esta calle no existe", aunque otros vecinos tienen las columnas instaladas en sus domicilios. "Desde el MTE iban a venir a ver, pero hasta ahora no lo hicieron. En ese sentido se pasan la pelota unos a otros, y así estamos".
Por otra parte, "instalar la luz acá nos saldría entre 300 y 500 mil pesos, algo que no podemos pagar ni siquiera entre vecinos. Nos dicen desde Catastro que esta cuadra se tiene que poblar más para que se pueda abrir la calle. La CEAL nos dice que, al no tener la numeración de la casa, no pueden poner el pilar".
Admitió, en un visible estado de desesperación, que "estamos en una situación en la que puede pasar una catástrofe, pero es lo que tenemos nosotros para vivir".
"Hace unas tres semanas me comuniqué con el intendente Bertellys, me pidieron el número de teléfono, pero quedó ahí", explicó, en tanto indicó que "tengo un hijo de un año y cuatro meses, uno de seis y el que tiene dieciocho. Él es el que ahora está trabajando, pero él está haciendo un sacrificio que me correspondería a mí, pero la verdad es que no se abren puertas de trabajo".
Con un trabajo "yo puedo ir edificando de a poco, como siempre hice, voy subsistiendo. Yo soy una persona humilde y esta vez toqué fondo. Mi hijo mayor tiene muchas ganas de estudiar el Profesorado de Historia y esta necesidad que sufrimos nos está matando, nos juega en contra. Si él viene de trabajar muchas horas, no le queda tiempo para poder estudiar".
Al observarse la precariedad de la vivienda, dijo que "con unas planchas empezamos a hacer un baño, porque no teníamos. Nos enfermamos, tuvimos gastroenteritis por el agua, los chicos empezaron con diarrea y vómitos. También pudimos hacer el pozo, después está todo cerrado con chapas, pero acá se pasa mucho calor. Las planchas fueron el primer sueldo de mi hijo".
Para quienes puedan hacerlo y coordinar entrega de ayuda a esta familia -principalmente agua mineral, alimentos no perecederos y ropa para un niño de seis años-, se deben comunicar al número 2281-504088.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
La entidad municipal busca talleres autogestivos para el próximo ciclo. Requisitos e inscripción abierta.
24 de marzo de 2025
24 de marzo de 2025
24 de marzo de 2025
La actividad se estará desarrollando el próximo 6 de abril en el circo hípico local. El Jockey Club Azul estableció nueve condiciones para este programa, entre ella un Especial, que será la competencia más importante de la jornada.
24 de marzo de 2025
24 de marzo de 2025