1 de mayo de 2025

FALTA DE OPORTUNIDADES

FALTA DE OPORTUNIDADES . La situación laboral de los jóvenes en Argentina: una preocupación creciente

En este país, la principal preocupación de los jóvenes respecto al trabajo es la falta de oportunidades y la dificultad para acceder a empleos formales. El 72% identifica la falta de experiencia como el mayor obstáculo, lo que genera un círculo vicioso que impide su inserción laboral. El desempleo juvenil triplica la media nacional, y las mujeres jóvenes enfrentan mayores barreras. La situación demanda políticas públicas que fomenten la inclusión laboral juvenil, con foco en la formación, la equidad de género y el acompañamiento en el ingreso al mercado laboral.

Por Laura Méndez

De la Redacción de El Tiempo

La principal preocupación en torno al vínculo entre los jóvenes y el mundo del trabajo en Argentina es la marcada falta de oportunidades laborales, especialmente en lo que respecta al acceso a empleos formales y de calidad.

Esta problemática no solo afecta sus posibilidades económicas presentes, sino que también compromete sus proyecciones a futuro y su desarrollo profesional.

Según diversas encuestas y estudios recientes, aproximadamente el 72% de los jóvenes considera que la falta de experiencia es el principal obstáculo para conseguir un empleo. Esta situación genera un círculo vicioso: no consiguen trabajo porque no tienen experiencia, y no pueden adquirir experiencia porque no acceden a un primer empleo. Este fenómeno se ve agravado por la escasa oferta de programas de inserción laboral y pasantías formales que permitan a los jóvenes dar sus primeros pasos en el mundo laboral de manera acompañada.

El desempleo juvenil en Argentina es alarmantemente alto: triplica o incluso cuadruplica la tasa general de desempleo nacional, lo que evidencia una exclusión estructural de los jóvenes del mercado de trabajo. Esta situación impacta negativamente tanto en términos económicos como sociales, ya que incrementa la sensación de frustración, inseguridad y falta de futuro entre las nuevas generaciones.

Además, las desigualdades de género también se hacen presentes en este escenario. Las mujeres jóvenes enfrentan mayores barreras para acceder a empleos, y cuando lo hacen, suelen encontrarse en situaciones de informalidad, precariedad o en sectores tradicionalmente feminizados que tienden a ofrecer peores condiciones laborales y salarios más bajos.

Frente a este panorama, se vuelve fundamental el diseño e implementación de políticas públicas que promuevan la inclusión laboral juvenil, con especial énfasis en la equidad de género y la reducción de las brechas estructurales. Esto incluye no solo programas de capacitación y formación profesional, sino también incentivos para las empresas que contraten jóvenes, mejoras en la educación secundaria y terciaria, y un sistema de acompañamiento para quienes buscan insertarse por primera vez en el mundo del trabajo.

EL TIEMPO dialogó con la Lic. en psicología María Scaglia quien se refirió en principio a por qué, según su perspectiva, no hay trabajo para los jóvenes; además de cómo los afecta emocionalmente y el complejo acceso a la educación, entre otras cuestiones de sumo interés.


"El trabajo tiene mucha influencia en la dignidad de la persona"

Con relación a por qué ocurre esta problemática que afecta a los jóvenes, especificó que "creo que el gran problema de por qué los jóvenes no consiguen trabajo es debido a que muchas veces el mercado laboral es muy exigente con el tema de la experiencia previa. Se supone que un joven que está dando sus primeros pasos en el mundo laboral, no cuenta con un gran currículum. Es decir, que muchas veces el empleador parte del prejuicio de que si no tiene un largo camino laboral no va a rendir bien. Y la mayoría de las veces no es así. Además, para especializarse se necesita dinero, porque la mayoría de las capacitaciones son pagas, pero como el joven no cuenta con recursos económicos no puede formarse; entonces se genera un círculo vicioso del que es difícil salir".

Sobre cómo los afecta emocionalmente, sostuvo que "los afecta muchísimo, porque el trabajo tiene mucha influencia en la dignidad de la persona. Deambular de un lado a otro sin conseguir nada, o el hecho de acceder a sueldos bajísimos que no alcanzan para vivir, los estresa y los frustra, sintiendo que no son capaces de conseguir algo por sus propios medios, y generando muchas veces cuadros de depresión o ansiedad por sentirse excluidos. Y no hay que olvidarse de aquellos jóvenes que además necesitan ser sostén de sus familias".

El complejo acceso a la educación

En segundo lugar sobre el complejo acceso a la educación, especificó que "es una lamentable realidad. Antes, a los jóvenes del interior, los ayudaba su familia a emigrar a otras provincias para que sigan formándose luego del secundario. Y eso implicaba solventar gastos de alojamiento, comida, traslados, material de estudio, etc. Hoy en día, con la situación económica tan preocupante, es muy difícil (y para algunos imposible) poder sostener todo lo que implica que un joven estudie en otro lugar. Aunque hay becas que se otorgan, no todos tienen acceso a ellas.

Algunos optan por oficios que son más accesibles.

Es lógico que así lo hagan, porque suelen tener menor costo económico y además suelen contar con una rápida salida laboral, lo cual les permite a la mayoría de los jóvenes contar con su propio dinero".

Para terminar, acerca de que si el país se quedará sin profesionales si seguimos en esta "crisis", opinó que

"no creo que eso suceda, pero si se ve claramente que estudiar una carrera universitaria es cada vez más difícil. Y también suele pasar que aumenta la edad en que las personas pueden acceder a la universidad: antes la carrera solía empezarse al finalizar la escuela secundaria. En cambio ahora, justamente por las dificultades económicas, los jóvenes que quieren estudiar primero se dedican laboralmente a aquello que consiguen o a oficios, y luego de unos años, una vez que consiguen ahorrar algo o llegar a ganar un buen sueldo, incursionan en la Facultad".

Reflexión

Más allá de la realidad económica que, desde ya, no puede negarse, creo que todos debemos comprometernos como sociedad a darle su lugar a los jóvenes. Esto implica apostar a ellos, despojarnos de nuestros prejuicios, estar abiertos a nuevas ideas, mirar a estas nuevas generaciones con más cariño y brindarles contención. Y ayudarlos a sentirse dignos dándoles posibilidades de trabajo y educación. Ellos son el futuro, y qué mejor que allanarles el camino para que logren cumplir sus sueños.

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