9 de abril de 2023

MEMORÍAS DE BOXEO

MEMORÍAS DE BOXEO . Los detalles del emotivo encuentro de los hermanos Suárez con el azuleño Lino Páez

Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO

A mediados de enero de 1929, Azul se vio movilizada por la visita de una figura rutilante del boxeo nacional: con motivo de su estadía en Olavarría y acompañado por Antonio Scipioni, reconocido boxeador de esa ciudad, se hizo presente en la redacción del Diario del Pueblo Justo Suárez, "el Torito de Mataderos".

La grata visita del ídolo porteño a esta ciudad tenía como motivo entrevistarse con las autoridades del Azul Boxing Club para que su hermano Gregorio se enfrentara con Lino Páez. A su vez, "el Torito" prometía hacer una exhibición con Scipioni para deleite del público. Las noticias sobre los importantes triunfos de Lino Páez llegaron a oídos de Suárez, quien no dudó en acercarse hasta Azul para arreglar una pelea entre su hermano y la estrella azuleña.

Gran rival para Lino, Gregorio Suárez poseía una larga trayectoria en los rings porteños. Los hermanos Suárez en ese entonces eran todo un ejemplo de competencia y entrega. Eran admirados por el público y por sus colegas. Justo peleó varias veces en Estados Unidos y enfrentó en la Argentina a estrellas rutilantes como Julio Mocoroa y Luis Rayo.

Alojados en el Hotel América, los hermanos Suárez tuvieron un primer acercamiento a Lino Páez. Los boxeadores se hicieron una revisión médica y el pesaje el día anterior a la velada, por los doctores Boutron y Miranda. Páez, de 22 años, pesó 60,500 kg, y Suárez, de 21, pesó 61,700 kg.

La velada se realizó en el Circo Méndez. La carpa estaba llena de gente, no había un lugar sin ocupar, y en primera fila se encontraba el intendente municipal Eduardo Berdiñas. La primera pelea de la noche fue un triunfo del novicio Battafarano. Luego le tocó entrar a Justo Suárez, quien recibió su merecido homenaje una vez que subió al ring para hacer una exhibición con Antonio Scipioni. Dicha pelea fue a cuatro rounds, y en cada descanso los boxeadores recibían una ovación. Antes de bajar del ring, "el Torito de Mataderos" bailó charlestón para la algarabía del público.

La pelea entre Gregorio Suárez y Lino Páez fue violenta y muy dinámica. Ambos tiraron todo lo que tenían. En un cruce, Lino Páez recibió un golpe en la nuca, lo que hizo peligrar la continuación de la pelea por descalificación. Con el pasar de los rounds se vieron ambas cejas de Suárez cortadas ante la andanada de golpes propiciados por Páez. Finalmente, el referí y los jueces de la pelea dictaminaron que hubo empate, lo que dio lugar a que esa noche se hablara de revancha, pero eso fue un detalle menor. Se había vivido la velada más importante del boxeo azuleño desde la llegada de Firpo al Teatro Español.

La carrera de Lino fue sumando una derrota frente a Barzola y un empate ante Scipioni en Olavarría. Mientras tanto, el joven Battafarano sumaba victorias en sus primeros combates y, aprovechando la oportunidad, se instaló en Mataderos para ponerse a las órdenes de los hermanos Suárez. Por esos meses, Justo Suárez se anotaba una de las victorias más importantes de su corta carrera; fue contra el español y conocido por los azuleños Luis Rayo. Dicha pelea se realizó en el estadio de River Plate.

El español, después de esa derrota, visitó Azul acompañado por "Kid" Nigro. El motivo fue enfrentarse en una exhibición con Lino Páez en el Teatro Español, en otro evento organizado por el Azul Boxing Club. La velada se completó con el combate entre "Kid" Nigro y Simón Díaz. Rayo aprovechó su estadía en la ciudad para recorrerla. Visitó el parque, el Club de Remo y el hipódromo, y paseó por el centro, lo que lo dejó fascinado por el progreso de Azul.

La cita deportiva tuvo lugar en el Teatro Español, y el escenario se vistió de banderas argentinas y españolas, con el objetivo de celebrar la confraternidad hispano-argentina.

Poco público se presentó en el teatro para una velada tan importante, teniendo en cuenta la figura que visitaba Azul. Se lucieron los novicios Perafán y "Pancho Villa", quien provocó admiración en Rayo, que seguía las acciones desde el ringside. Cuando le tocó su turno de subirse al ring para realizar la exhibición con Páez, el español demostró sus dotes y su alta escuela de boxeo. Fue una clase magistral, ya que, casi sin tirar golpes, se dedicó a bloquear, esquivar y salir frente a los ataques del azuleño. Cuando terminaron la exhibición, el poco público los ovacionó. Simón Díaz y "Kid" Nigro empataron para cerrar la jornada. Una vez terminada la exhibición, Rayo deslizó una opinión sobre Lino Páez: "Se ve que tiene buenas condiciones, pero observo deficiencias que ellas solas se podrían evitar, poniéndose bajo la dirección de un experto. Le conviene ir a Buenos Aires y empezar la carrera con preliminares, luego algunos semifondos y con la experiencia que adquiera podrá ser una revelación y un orgullo para Azul".

La mala noticia de la noche fue el escaso público presente. Aquellos festivales se financiaban puramente con las recaudaciones, y el Azul Boxing Club, en una muy buena política para difundir al boxeo, se dedicó a traer figuras importantes de esa época. El poco sustento económico obtenido en los últimos festivales hacía peligrar futuras veladas en la ciudad.

Dos combates más hizo Lino en los meses siguientes, ambos en el Teatro Español (con cada vez menos público): derrotó a Roldán en pelea revancha y le ganó a Leonardo Sesé.

A modo de resurgir el boxeo, el Azul Boxing Club apostó fuerte e invirtió una gran cantidad de dinero en organizar un gran festival de boxeo. Así y luego de varias negociaciones, volvieron a la ciudad los hermanos Suárez, Justo y Gregorio. Justo se presentó para realizar exhibiciones; en cambio, Gregorio iba a disputar una pelea revancha contra Lino Páez. El acontecimiento, nuevamente, se realizó en el Teatro Español. Esta vez Lino venció a Suárez, y como en la anterior visita, Justo, "el Torito de Mataderos", deslumbró en exhibiciones y realizó dos rounds con Antonio Scipioni y tres con el porteño Pedro García.

Solo quedan registros de las actuaciones de Lino Páez en los diarios de la época; tanto el Diario del Pueblo como El Ciudadano siguieron la campaña del boxeador azuleño. Es de destacar que la gran actividad boxística registrada se realizaba en Capital Federal, donde cada club de barrio tenía su maestro, y sus pupilos se enfrentaban varias veces al año en lo que eran grandes torneos de boxeo amateur y profesional. Lugares como el Club Universitario de la calle Florida, el Club de Flores en Rivadavia 7255, el National Sporting también de la calle Florida o el famoso Luna Park (sin techo), el Parque Romano (Las Heras entre Lafinur y Malabia, frente al Botánico) o el Estadio River Plate (Alvear y Tagle). Todos los torneos eran avalados por la Federación Argentina de Box o por la Asociación Argentina de Boxeo. Vale aclarar esto ya que no hay registro oficial, peleas, peso y lugar de Lino Páez y Simón Díaz. Sí, claro está, se encuentran, como venimos contando, las notas de los diarios y sus actuaciones en las eliminatorias de los Juegos Olímpicos de París de 1924, detalladas en la grandiosa obra del doctor Jorge Antonio Demarsico, Historia del boxeo aficionado en la Argentina, tomos I al VIII.

Finalmente, y siguiendo el consejo de Luis Rayo, el azuleño Lino Páez se instaló en Buenos Aires para seguir su carrera boxística. El mánager Román Rotge se encargaría de tramitar su licencia profesional y de contactar gimnasios y rivales para Páez. Se acercaba la temporada de verano, y en el Parque Romano de Buenos Aires se organizaron varios festivales.

La ida de Lino Páez a la gran ciudad tuvo consecuencias negativas. Azul perdió un baluarte a la hora de organizar festivales, y el propio Lino no pudo afincarse nunca. Su campaña en Buenos Aires fue contra rivales de segundo o tercer orden; nunca se enfrentó contra una estrella de los rings porteños. O sea que estando en Azul sus rivales fueron más importantes: Pertuzzo, Suárez, Roldán, Olano, etcétera.

COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

COMUNICADO PASTORAL SOCIAL DE LA DIÓCESIS DE AZUL

COMUNICADO PASTORAL SOCIAL DE LA DIÓCESIS DE AZUL. Pastoral Social: Más despidos en Olavarría

17 de abril de 2025


//