ENTREVISTA A GABRIEL LÓPEZ MARTI
No se considera un artista aunque -asegura- crea un clima en un pub o en una cervecería y lo hace con discos de vinilo. Es coleccionista de este formato y un gran conocedor de música. A los 14 años comenzó a ser DJ, y ya nunca abandonó las bandejas. En una distendida charla con EL TIEMPO, Gaby habló de sus comienzos con la música, de cómo fue cambiando todo, desde los espacios para bailar hasta las composiciones que se escuchan actualmente. Una experiencia sensitiva en forma de reportaje.
Por: Laura Méndez
12 de agosto de 2024
Podemos profundizar en las razones por las que Gabriel López Marti prefiere los vinilos, resaltando la experiencia sensorial única que ofrecen: el sonido cálido, el tacto del disco, la ritualidad de colocarlo en el tocadiscos.
Gabriel no sólo es un coleccionista de discos de vinilo, sino un auténtico apasionado de este formato analógico. Para él, escuchar un vinilo es mucho más que reproducir música: es sumergirse en una experiencia sensorial única. El cálido crepitar de la púa al rozarse con el vinilo, la sensación de tener en las manos un objeto tangible, son detalles que hacen de cada escucha un momento especial.
Esta pasión por los vinilos lo conecta con una rica historia que se remonta a mediados del siglo XX, cuando Columbia Records introdujo este formato en el mercado estadounidense. Gabriel forma parte de una comunidad de coleccionistas que valora la calidez y la autenticidad del sonido analógico, y que se reúne para compartir su pasión y descubrir nuevas joyas musicales.
Es importante mencionar los diferentes estilos musicales que Gabriel colecciona y cómo adapta su selección a los ámbitos donde es convocado, desde una cervecería a un pub, de cumpleaños a otro tipo de fiesta.
Gabriel López Marti es un verdadero maestro del vinilo. Su colección no es sólo una acumulación de discos, sino una muestra de su profundo conocimiento y respeto por este formato. Cada vinilo que pasa por sus manos recibe un cuidado especial: limpieza meticulosa, almacenamiento adecuado y una puesta a punto en sus bandejas de alta fidelidad. La habilidad de Gabriel para seleccionar los discos adecuados y mezclarlos de manera fluida lo convierte en un artista.
EL TIEMPO dialogó con López Marti, quien recordó cómo fueron sus primeros pasos con la música y el proceso de desarrollo que lo llevó a ser tan conocedor del rock nacional e internacional, abordó el auge de los artistas del 2000, y opinó sobre las bandas actuales, entre tantas otras cuestiones que analiza meticulosamente, con criterio, inteligencia y un profundo respeto y razonamiento por los músicos y DJs.
"En la familia se compraba el disco que disfrutábamos todos"
En primer lugar Gabriel comenzó la charla recordando que "a las 9 años tuve mi primer tocadiscos; en realidad le usaba los discos a mis hermanos mayores. Fue mi primer tocadiscos con dos discos, uno de ABBA y uno de Los Iracundos, un regalo de cumpleaños de mis padres. A partir de ahí empecé, no sé si se le llamaba así, a coleccionar".
"Yo vivía en un pueblo de campo y la radio y el tocadiscos, hasta esa edad, era la manera de acceder a la música. También estaba el cassette, pero en mi casa no había, sí lo hubo después. Entonces en la familia se compraba el disco que disfrutábamos todos. Después, mis padres vieron que me gustaba y en vez de un juguete, yo tenía discos".
Trabajar fue una manera de profundizar el vínculo con el formato: "El cassette lo pasé de largo porque comencé a trabajar como DJ de vinilos cuando tenia 14 años, porque era lo que se usaba: pasar música en fiestas, como le decíamos nosotros 'en sociales', con este formato. Ahí fue cuando hice mis primeras armas también, ver cómo 'manejar' la gente. Escuchaba mucha música. De hecho tenía que estar al tanto de todo lo que se escuchaba. Tenía 14 ó 15 años, es decir era contemporáneo a lo que yo disfrutaba en ese momento".
Ejemplificó que "en un cumpleaños de 15 no era tan complicado pasar música. Lo complejo venía cuando tenías gente grande, satisfacer todos los públicos, como una fiesta de un casamiento u otro evento". Consultado sobre si en esa discografía, con 15 años, se encontraba un disco de Carlos Gardel, recordó que "tenía que tener los discos que se escuchaban en ese momento: pop nacional o pop internacional: Los Abuelos, Cyndi Lauper, Michael Jackson, Madonna y demás. Y no faltaba el disco de D' Arienzo, que tenía que estar porque en un momento del casamiento o de un evento, ciertamente había un momento para dedicárselo a la gente grande que también era partícipe".
Trabajar no sólo aportaba experiencia en ese joven DJ, sino que además le permitía reinvertir en discos. La colección comenzaba a crecer: "Con lo que ganaba compraba vinilos. Aunque después trabajé muchísimo tiempo con otra gente y la inversión la hacían otros, yo trabajaba con esos discos. Pero no obstante, como me gustaba tanto, compraba para mí y eventualmente si la gente con la que yo trabajaba tenía un disco X, también lo compraba para mí".
Siguió "cuando estábamos en los 90 y tenía 20 años, apareció el compacto y como mucha gente -aquí en la Argentina porque el compacto ya existía desde el año 83-, me enamoré del nuevo formato: El no ruido y yo caí ante los encantos de la música digital. Pero me duró poco porque fue en el año 94 cuando ya se dejaron de prensar vinilos en la Argentina. Esto no quiere decir que a nivel mundial no se siguiera prensando y me duró hasta el 98/ 99. En el entremedio cada tanto picoteaba alguna disquería donde encontraba algún disco de vinilo que no tenía, me lo compraba porque tenía reproductor, porque tenía una bandeja giradiscos y demás".
Gabriel asegura que puede establecer con relativa precisión, en esa línea de tiempo que comenzó a sus 14, el año en que selló su vínculo con el formato y con las emociones que el mismo le produce aun hoy: "A partir de los 2000 dije: 'me gusta el vinilo'. Es decir viajaba a Buenos Aires a comprar -principios del 2000- cuando todavía no estaba el auge. Eso empezó a verse en 2009, 2010 en Buenos Aires. Pero la realidad era esa: conseguía muy buen material no tan costoso".
"El vinilo puede sonar mejor con ciertas condiciones"
En segundo término, con relación al sonido del vinilo, el artista señaló que "es una sucesión de cosas: el vinilo puede sonar mejor con ciertas condiciones que tienen que ver con que tengas un muy buen equipo, una muy buena púa, una buena bandeja giradiscos, un buen amplificador y un buen bafle".
Precisó que "para hacer el trabajo de disc jockey con vinilos, necesitas dos bandejas giradiscos y un mixer, que es lo que permite hacer los enganches, o sea la continuación de una canción con otra, y con todo hacer un set. Después es tener el conocimiento para manejar la gente. En mi caso trabajé mucho tiempo en eventos y en boliches bailables, y son distintos públicos. Uno tiene que ir haciendo como una especie de lectura de estos receptores, prestando atención a lo que les puede llegar a gustar. En definitiva, uno aprende a buscar el pináculo de un evento o de una noche en un boliche aunque ya el boliche bailable como boliche no existe, pero sí existe un bar o un resto bar que tienen un apartado en el cual la gente baila, se divierte y lo pasa bien. A ese público hay que saber manejarlo, divertirlo a través de la música".
Él mismo se preguntó: ¿Por qué la cuestión vinilo? "Porque fue con lo que crecí, porque fue con lo que aprendí y porque me parece que es la forma en la cual yo puedo manifestar el poder de hacer divertir ¿Se puede hacer con otros medios?: no cabe la menor duda. De hecho existe, hoy por hoy una gran mayoría de los DJs trabaja con un controlador y no por ello es menos la cuestión, simplemente es distinto, es otra forma y no tiene que ver con solamente pasar la música de los 80, sino que tiene que ver con cómo se crea un clima dentro de un evento en el cual hay que hacer divertir a la gente".
Gaby entiende que es una decisión con matices estéticos, una definición del sonido más allá de las canciones, sus géneros y lo que evocan: "En mi caso son los vinilos porque a mí me gusta, porque es lo que conocí, con lo que aprendí y con lo que me siento a gusto. Y porque el sonido no es el mismo, sobre todo sin son ediciones de época o grabaciones que se piensan para editar en el formato. Pero hay otra tanta cantidad de gente que lo hace con otros medios y se puede lograr las mismas emociones en el público".
"Hago lo que me gusta brindara la gente"
Sobre la manera de hacer divertir al público actual ya que los DJs no usan el formato vinilo, especificó que "ocurre que no todos los artistas están editados en vinilos, hay muchos de esta nueva generación que tienen sus discos de vinilos, como Wos y María Becerra. Pero no podría armar un set con esa música porque hay otra tanta cantidad de cosas que me faltan. Por eso que yo empecé a buscar el nicho que mi me gusta y eventualmente hay gente que también lo disfruta".
Gabriel no lo mencionó, pero se entiende que cuenta con menos herramientas a la hora de entretener, es decir le juega a favor el ingenio. Aunque casi como una declaración, afirmó que "tiene que ver con los eventos que hago, yo ya no hago bailar. Si lo tuviera que hacer lo hago, pero a mí me gusta mucho estar en un lugar -como se ha dado recientemente en una cervecería o en un resto bar y acompañar una cena y si hay humor- hacer un pequeño set para que la gente se divierta con música que pueden ser clásicos de los 80, de los 90 e inclusive hasta de los 2000".
Puntualizó que "hago lo que me gusta, brindarme a la gente y la persona que te contrata sabe lo que estás ofreciendo. Es decir, sabe que te enmarcas en algo al igual que los DJs 'nuevos'".
Claramente López Marti no está haciendo un juicio de valor.
Incluso enunció que "no está mal, cada cual tiene su estilo, hay DJs de música electrónica, pero dentro de la música electrónica hay distintas variantes. O DJs de música latina y hay distintas variantes y así sucesivamente. Entonces uno busca su lugar dentro de esas variantes".
Destaca que es importante que "quien te quiera convocar, sepa a priori de qué va lo que hacés. En otras ciudades hay mucha más comunidad, ni hablemos de Buenos Aires donde hay ya una marca creada; me contenta que así sea y que haya gente que responda a un evento así. Acá es cuando puedo hablar del concepto de boliche (bailable, confitería) donde la gente va a bailar, a divertirse y el lugar está preparado para eso".
Sobre si frecuenta fiestas electrónicas y en algunas le sangraron los oídos, afirmó que "sí, me ha pasado porque uno no se puede evadir. Pero también saco como conclusión que las épocas fueron cambiando, entonces uno tiene que ubicarse en eso. Esto es una anécdota meramente personal: estar con un grupo de amigos compartiendo una fiesta y darme cuenta que el DJ no está a tono con lo que está sucediendo. Entonces yo les digo, 'no me miren a mí, fíjense lo que está haciendo con la pista'. Porque si la pista le es funcional ya está, cumplió su objetivo, independientemente de que esté haciendo cualquier barrabasada. Pero si la pista le es funcional ya está".
Al hablar de variantes e "identidades" musicales de los DJs, Gabriel
se refirió al DJ de "sociales": "Tiene que ser muy bueno porque no hay posibilidad de error, tiene que estar muy atento a lo que sucede en la fiesta, y crear un clima, recordar cuándo estaba de moda tal canción y esa canción la puso cuando explotaba la pista".
Acerca de que si le gustaría ser DJ con otro formato, contó que "no, ciertamente no, porque el social es distinto, cambiaron las reglas del juego, y no me vería en un social. Me gustan Hernán Cattáneo, David Getta, locales como Sebastián Alonso, Hernán Teppa a quienes me da gusto escuchar porque hay una investigación, porque se preocupan por una pista o se preocupan por hacerte bailar y que haya una correlación entre la música que me despierta en un clima que llega a ese pináculo y después lógicamente se mantiene y en algún momento decae, porque la fiesta se tiene que terminar".
"El rock te abre la cabeza"
En otro tramo de la charla con este diario, Gaby fue consultado sobre si le preocupa que el rock esté desapareciendo y opinó que "sí porque creo que el rock te abre la cabeza, no sólo desde el punto de vista musical, sino desde el punto de vista hasta la intelectualidad. Que te haga conocer una filosofía, que te haga conocer una forma de escribir, una forma de describir. También hay un cambio de códigos, de paradigmas y demás con estas nuevas generaciones. Hoy te nombraba a Wos o Duki, que no necesariamente se manejen dentro del estilo del rock, pero sí que son rock en actitud y sus letras no se pierden de vista".
Acerca de Bad Bunny consideró que "puede no caer simpático lo que digo, simplemente a mí no me gusta lo vulgar y ahí hay mucha vulgaridad musicalmente hablando".
En ese sentido, López Marti es muy claro respecto de lo que observa: "Lo que me preocupa es que no haya reposición de esos grandes popes y no es que uno siempre esté mirando los 70, los 80, los 90 y demás. No hay reposición, ese es el problema. Es decir dentro de 20 ó 30 ó 40 años, estemos hablando de esa gente. No considero que de acá a 40 años la gente esté hablando, en el caso de Argentina, de un Dárgelos, un Solari, un Cerati; hay cosas que terminan siendo efímeras".
Acerca de qué disco le vuela la cabeza, detalló "Queen, Coldplay, que son discos que disfruto. También podría nombrar a Bruno Mars, más allá de que lo quieran comparar con Michael Jackson; no tiene nada que ver, es otra cosa, me parece un tipo excepcional como compositor y como cantante. En cuanto a mujeres, Taylor Swift me parece que hace cosas muy buenas, aunque en este caso opino que hay demasiada información, mucho disco, uno detrás del otro, entonces no alcanzas a conocer un disco que ya está teniendo un disco nuevo y a veces cuesta. Hay muchos artistas pop que tuvieron un par de discos muy buenos pero no se mantuvieron en el tiempo, cayeron, como Britney Spears".
"Lamentablemente otra Madonna no va a existir, no va a haber una persona que arrancó en los 80 con una imagen totalmente naif a llegar a un adultez y no viviendo del pasado, sino al contrario. Porque todo el tiempo está creando más allá de que el fanático acompañe o no, pero ella está creando siempre y está llevando todo siempre al límite, siempre al borde", describió a la reina del pop.
"Adele me parece una voz sensacional y creo que dentro de unos cuantos años probablemente vaya a seguir estando", amplió.
Retomó a Madonna considerando que "fue durante distintas épocas muy hábil, se rodeó de los productores que estaban con el sonido actualizado, tuvo aciertos muy importantes otros no tanto pero siempre llevando los límites para adelante, nunca volviendo para atrás. Casualmente leía que está 'envejeciendo', es una mujer de 60 años, hoy decir que una mujer de 60 años envejecer.... la verdad que creo que le queda mucha tela por cortar pero a lo que voy es que nunca miró para atrás desde el punto de vista 'vivo del éxito de aquellos años'. Siempre está haciendo algo, inquieta, con nuevas tendencias. En la celebración que hizo de sus 40 años de carrera, que está más que merecido, cualquiera lo hace, los Rolling Stones tienen discos nuevos, maravillosos, pero siguen tocando temas que tocaban en los 70. A Madonna la fui a ver tres veces y siempre que presentaba su disco nuevo y mechaba clásicos".
Música del recuerdo: "Hay un públicoen Azul que si le ofreces lo quevivió lo va a apreciar"
Para terminar, acerca de qué artistas le hubiese gustado ver en vivo, Gabriel nombró a "Queen y Joe Cocker, de los que ya no están. De los que aún están, sólo Coldplay. Ví a Keane, Bon Jovi, entre tantos otros. Estuve en Creamfields y verlo a Getta en vivo, siendo que uno tiene el corazoncito del DJ...Manejó maravillosamente bien una multitud que estaba enardecida por él, fue majestuoso. Cattáneo me parece un tipo excelente, una correlación musical, desconocido y maravilloso a la vez, porque tiene una capacidad tremenda para volcar y hacer sentir bien a la gente. La gran mayoría de los que estábamos ahí probablemente no sabíamos de qué artista se trataba el que él estaba difundiendo, pero era tan buena la selección que me llegaba. Esa misma noche vi a un DJ muy conocido y la selección fue diferente, era más agresivo en llevar el empalme".
Sobre si le gustaría que regresen las fiestas del recuerdo, respondió que "se hacen, ocurre que cuando uno iba a bailar a un boliche bailable, no se terminaba bailando cumbia y está todo bien con la cumbia, la cuestión es que la cumbia se bailaba en otros lugares. No se bailaba en el boliche bailable. Fiestas de rock de los '80, de los '90 en adelante, no se hacen. Creo que hay un público en Azul que si le ofreces lo que vivió lo va a apreciar, va a costar, pero lo va a apreciar".
"Conozco gente de Buenos Aires que ha hecho una marca de eso, que la gente esté saltando, bailando Depeche Mode o bailando Camuflage, New Order, Erasure, ni hablemos del rock nacional: Charly, Virus, Soda, Abuelos. También tienen otra cosa no es el hecho de estar sobre un escenario con dos bandejas giradiscos, entonces ahí no existe controlador para poner María Becerra... sin desmerecer. Sino que tratan de es rescatar la esencia de estar en un boliche bailable".
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