ALEJANDRO ESTEBAN MESSINEO

ALEJANDRO ESTEBAN MESSINEO

"Buscar el equilibrio entre la vida profesional y la personal es algo que tengo siempre presente"

Es azuleño por adopción y abogado. Forma parte del Comité Ejecutivo de Bomchil desde hace cinco años, aunque hace 20 que se desempeña en esa firma, una de las más prestigiosas del país. Vive en City Bell, tiene tres hijos, una de ellas reside en Buenos Aires. Se trata del personaje que presentamos este miércoles.

14 de enero de 2021

Por Laura Méndez de la Redacción de EL TIEMPO

Alejandro Esteban Messineo es azuleño por adopción ya que vivió la mayor parte de su infancia y adolescencia en esta ciudad. Es abogado tributario, uno de los mejores del país. Es parte del Comité Ejecutivo de la prestigiosa firma corporativa Bomchil hace 5 años, aunque hace 20 que está allí. Vivió en Holanda, en Amsterdam, con su esposa María Laura Del Buono con quien tuvo tres hijos. Cuando regresaron al país decidieron mudarse a City Bell, según él porque "para vivir en una casa con un poco de verde en las afueras, y que los chicos tuvieran algo más parecido a la niñez que vivimos nosotros en Azul".

En 2018 su esposa falleció.

El estudio tiene como principales clientes empresas multinacionales, empresas regionales medianas y grandes, bancos, instituciones financieras y fondos, gobiernos, embajadas y ONGs.

Se trata del Azuleño Destacado, un hombre con ímpetu, con una gran vocación, con importantes valores, golpeado por la vida pero que insiste en continuar su lucha y así lo transmite en las siguientes líneas.

"Siempre digo que soy de Azul"

-Sos azuleño. ¿Nombre completo y edad?

-Soy azuleño de corazón. Azul fue la ciudad donde viví la mayor parte de mi infancia y toda mi adolescencia. Por ello, a pesar de no haber nacido allí, siempre digo que soy de Azul. Mi edad: 53 años.

-¿A qué edad te fuiste de Azul y que sueños te llevaste en la valija?

Me fui a los 18 años a estudiar a La Plata. Como todo joven idealista los sueños eran muchos, pero principalmente estudiar una carrera que en ese momento me entusiasmaba mucho -y aún lo sigue haciendo- y vivir la vida de estudiante de la que tanto uno escucha a esa edad.

Claro que en esa valija fueron también los valores de esfuerzo, dedicación, perseverancia y honestidad que me inculcaron mis padres Héctor "Egui" Messineo y Susana Kozyra, dos grandes personas que me transmitieron, tal su propia experiencia de vida, que con esos valores es posible hacer una buena carrera. Seguir jugando al rugby también fue un sueño y lo hice durante toda mi etapa universitaria en un gran club como es Los Tilos, formador de buenas personas ante todo y un ámbito donde me hice amigos de toda la vida. Hoy Augusto sigue la tradición, juega en el club.

-Sos abogado. Director el socio a cargo del depto. de impuestos Bomchil. Contame ¿qué desarrolla el estudio? ¿Cómo llegaste ahí?

-Soy abogado egresado de la Universidad Nacional de La Plata en 1989. Hace 24 años que pertenezco al estudio jurídico Bomchil y soy socio desde 2001 -¡uh, ya 20 años!-, a cargo del departamento de impuestos. Luego de recibirme en La Plata me fui a trabajar a Buenos Aires. Allí me formé inicialmente en la materia tributaria en un estudio de contadores, Harteneck y López - Coopers & Lybrand, que actualmente es Price Waterhouse Coopers. Luego de dos años pasé a trabajar al estudio jurídico Basílico, Fernández Madero & Duggan. Con 26 años en ese momento tenía que ocuparme de todos los temas de impuestos de ese estudio -top ten de aquel entonces-, lo que implicó un gran desafío porque tenía que suplir con estudio la falta de experiencia. Luego, me surgió una oportunidad para ir a trabajar a Amsterdam, Holanda, al International Bureau of Fiscal Documentation ("IBFD"), una institución que se ocupa de investigar, producir publicaciones, dar cursos y asistir a gobiernos y a entidades privadas en toda la temática de la tributación de todo el mundo. Yo tenía que trabajar con 17 países de América Latina, aprendiendo, analizando y escribiendo sobre los sistemas tributarios de esos países, interactuando permanentemente con profesionales de cada país y de otros países del mundo que quisieran saber temas de la tributación en América Latina.

Allí también me formé en toda la problemática de la tributación internacional. Miguel Ángel Caballero fue mi mentor y padrino en el IBFD. Hoy día sigo en buen contacto con él. Nos apreciamos mucho.

Luego de estar más de dos años en Amsterdam con María Laura Del Buono, mi querida esposa -con quien tuve tres hermosos hijos Sol, Augusto y Octavio- que falleció en junio de 2018. Azuleña por cierto y con quien compartí maravillosamente 26 años de mi vida, decidimos volver a la Argentina. En ese momento, con 30 años y una buena formación, el desafío fue desarrollar el departamento de impuestos de M. & M. Bomchil (hoy "Bomchil"), una de las grandes firmas de abogados de Buenos Aires que no tenía en ese entonces un área en ese campo del derecho y que me contrató al efecto. Pues bien, desarrollé el área de impuestos y en enero de 2001 me nombraron socio. Actualmente además formo parte del Comité Ejecutivo de la firma, posición que ejerzo desde hace cinco años.

Bomchil es una de las firmas de abogados corporativos más prestigiosas de la Argentina. Es lo que se llama un estudio "full service" en el sentido que se atienden todos los asuntos legales que involucran a las empresas como, societarios, contractuales, regulatorios, tributarios, laborales, defensa de la competencia, arbitraje internacional, litigiosos, servicios financieros y mercado de capitales, fusiones y adquisiciones, minería, propiedad intelectual y también petróleo y gas, área que incorporamos desde noviembre de 2020 al unirse a nosotros Pablo Alliani, un gran referente en el país, junto con su equipo. Bomchil inició sus actividades en 1923 y tiene un muy completo staff de abogados con el cual llevar adelante complejas transacciones y litigios. Nuestros principales clientes son empresas multinacionales, empresas regionales medianas y grandes, bancos, instituciones financieras y fondos, gobiernos, embajadas y ONGs.

"Mi vocación por la justicia fueron claves en mi decisión por seguir abogacía"

-¿Recordas algún momento de tu vida que hayas decidido ser abogado? ¿que alguien te haya orientado en tu profesión y por qué decidiste serlo?

-Si bien en el Colegio Nacional Esteban Echeverría pasé por distintos momentos de vocación, fue en quinto año donde me perfilé decididamente hacia el derecho. Francisco "Chulo" Tourné fue mi profesor en varias materias y puedo decir que sus clases y orientación fueron decisivas en ese momento para que yo emprendiera mi carrera. También Totó Granada, mi gran profesora de historia durante tres años fue una gran mentora; ella siempre me decía que iba a ser abogado.

Mis actividades de índole gremial estudiantil de aquellos momentos y mi vocación por la justicia fueron claves en mi decisión por seguir abogacía. La orientación vocacional que me hice en aquel momento con el Dr. D'Alfonso confirmó la misma.

-La firma es una de las más prestigiosas del país. ¿Qué casos son los más difíciles? ¿Desafiantes? ¿Cómo es litigar contra el Estado?

-La realidad es que lidiamos con tantos y distintos casos que son muchos los difíciles. Esto me recuerda una anécdota de mis primeros años en Bomchil. Analizando un caso con Máximo Bomchil, actual Presidente Honorario de la firma y quien le dio un gran impulso a la misma, le digo: "Que difícil este tema Máximo". Me responde: "si fuera fácil no nos llaman Alejandro".

Existen innumerables situaciones y circunstancias que pueden hacer que un caso sea complejo. Quizás los más difíciles se presentan cuando enfrente tenemos a alguien sin sentido común o que aún arbitrariamente y sin razón quiere llevar adelante su posición. Por "caso" no solo me refiero a casos judiciales o contenciosos. Nosotros trabajamos mucho en el asesoramiento en los negocios donde se presentan muchas dificultades de diversa índole; por ejemplo, cuando se trata de compra-ventas de importantes empresas o grupos empresarios donde son muchas las aristas legales del negocio que hay que cubrir y las responsabilidades, riesgos y costos para nuestros clientes que tenemos que tener en cuenta.

Nosotros litigamos contra el Estado en distintas áreas. En mi caso, dedicándome al derecho tributario, tenemos una actividad diaria en esa materia, ya sea en el ámbito administrativo como judicial. Llevamos adelante la defensa de muchos clientes en cuestiones fiscales. El derecho tributario es una rama muy interesante y compleja a la vez. Difícil y desafiante. Siempre cambiante. Conlleva mucho esfuerzo de interpretación y la búsqueda del sentido final de las normas. Lo más difícil es cuando las decisiones de los jueces no están fundadas en el derecho exclusivamente sino en algún componente político o en el impacto económico que la decisión puede implicar para el Estado. Allí se genera el desequilibrio y la inequidad. La seguridad jurídica es un valor fundamental en el Estado de derecho y siempre debe ser respetado.

-Trabajas con políticos. ¿Contame como te sentís con eso?

-Mi mayor interacción con políticos se ha dado institucionalmente en los eventos organizados por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, del cual fui director por cuatro años, o cuando los invitamos a dar una charla en los eventos que organizamos en la Comisión Legal y Fiscal de la Cámara de Comercio Franco Argentina, que presido hace más de 15 años. Siempre es una experiencia enriquecedora escuchar la versión de los dirigentes de nuestro país. Claro que a veces se generan opiniones encontradas entre los asistentes y hay que moderar la charla de la mejor manera.

-Has recibido distinciones, pero sos profesor también. ¿Qué es lo que más te gusta ejercer el derecho o la docencia? Cualidades de cada una.

-Soy profesor de la Maestría en Derecho Tributario de la Universidad Austral. Mi especialidad académica es la tributación internacional que la he ejercicio tanto dando clases en la Universidad o conferencias en jornadas y congresos como escribiendo artículos, capítulos de libros o relatos. Mi actividad académica es un complemento de mi profesión. Claro que a lo que más dedico mi tiempo y lo que más me gusta es ejercer la abogacía. Ser docente con una buena experiencia profesional genera que uno puede transmitir no sólo cuestiones ideales sino también prácticas, es decir experiencias de situaciones vividas y, de esa manera, los temas son mejor recibidos por los alumnos. Por otro lado, la vida académica, que implica estudiar mucho e investigar, enriquece la labor profesional.

"La experiencia ayuda a llevar adelante situaciones complejas"

-¿Cómo te llevas con tanta presión?

-Ya son muchos años haciendo lo que hago. Como todo en la vida, la experiencia ayuda a llevar adelante situaciones complejas, máxime cuando te gusta lo que hacés y cuando trabajás con un muy buen equipo como el que yo tengo. Esto es clave.

-¿Qué haces en tus momentos libres?. Cómo está conformada tu familia.

-Hace unos años que vivo en City Bell, en las afueras de La Plata. Las actividades deportivas de los chicos -rugby y hockey- e inclusive su colegio hicieron que nos mudáramos aquí. En Buenos Aires vivimos sólo algunos años al regresar de Holanda y, al tiempo que nació Augusto, decidimos con Laura salir de la gran ciudad para vivir en una casa con un poco de verde en las afueras, y que los chicos tuvieran algo más parecido a la niñez que vivimos nosotros en Azul. Como mencioné, tengo tres hijos y estoy muy encima de ellos, dos de ellos ya en la Universidad y el chiquitín que está en el último año del secundario. Mi hija ya está haciendo su experiencia de vida en Buenos Aires.

Siempre practiqué deportes -rugby y tenis en el Club de Remo de Azul y atletismo y básquet en el colegio y en Fanazul-. Luego de mi paso por el club de rugby Los Tilos en la ciudad de La Plata en mi etapa universitaria comencé a jugar al squash, deporte que todavía practico - pandemia mediante- en un buen club en Buenos Aires donde tengo muchos amigos y compartimos buenos momentos y hasta grandes giras.

Mi otro hobby es la gastronomía que me ha llevado inclusive a formar parte de "Roux" desde sus inicios en 2014. Es un restaurant que está en Barrio Norte en Buenos Aires, es de cocina de autor mediterránea donde se come muy rico y que lleva adelante mi socio Martín Rebaudino, uno de los grandes chef de la Argentina. Mi aporte inicial que fue preparar la primera carta de vinos hoy está limitado a acompañar a Martín puntualmente cuando me necesita. Este hobby también me llevó a concretar un proyecto que diseñamos con Laura y que fue plantar un pequeño viñedo en Cafayate, Salta, al pie del cerro San Isidro. Hoy los primeros vinos, elaborados por Marcos Etchart, que junto a Michel Rolland produce grandes vinos como Yacochuya, están en unas barricas esperando pacientemente que pase el tiempo justo para embotellarlos. Varios amigos azuleños los están esperando ansiosamente.

-¿Has preparado gente en el Derecho? Más allá de la docencia. Digo, ¿prácticas, pasantías? ¿Cómo te fue ahí? ¿Te sentís un mentor?

-A lo largo de mi carrera he contribuido a preparar a muchos abogados que han sido o son parte del departamento de impuestos de Bomchil, incluyendo a quien hoy es mi socia Ariadna Artopoulos. Creo que mi formación académica ayudó a eso también. Claro que soy bastante exigente y el ritmo es bravo, pero creo que el resultado a la larga es bueno. Bomchil tiene una bien ganada fama de ser formador de sólidos abogados con muy buenas herramientas para desempeñarse en el ámbito profesional, aún si deciden continuar su carrera fuera del estudio.

-¿Sentís que has logrado todo a nivel profesional y/o personal? ¿Por qué?

-He logrado desarrollar una buena carrera profesional que me ha dado muchas satisfacciones. Espero seguir creciendo a nivel profesional por muchos años. El esfuerzo y la dedicación son clave para ello. A nivel personal mi gran logro fue la familia que formamos con Laura. Tengo tres hijos maravillosos que disfruto mucho, todo ello con el gran pesar que Laura ya no está con nosotros. También me siento afortunado de tener muchos amigos. La búsqueda del equilibrio entre la vida profesional y la personal es algo que está siempre presente. A veces se logra.

Azul, mucho para agradecer

-¿Qué es Azul para vos?; ¿Qué recuerdos tenés? Por lo menos más presentes.

-Azul es el lugar de mis orígenes, donde me crié, donde di mis primeros pasos en muchos aspectos y donde tuve una niñez y una adolescencia maravillosa. La ciudad que me dio grandes amigos que hoy perduran, luego de más de 40 años. El olor de Los Tilos de la Avenida 25 de Mayo, mis veranos en el Club de Remo, las competencias en la pista de atletismo, las idas al Parque Sarmiento a correr o jugar al básquet con el profesor Ladirat e innumerables anécdotas del Colegio Nacional. La ciudad que también es de Laura, mi mujer, con quien compartí tantas cosas lindas y grandes momentos.

-¿Tenés Flia. acá?; Venís con frecuencia?

-En Azul están Juan Luis (Coquito) Del Buono y Susana Vecchi, los papás de Laura, grandes personas y mejores abuelos. También está Ercilia Ponce, que es como de mi familia, mamá de Luigi, Flavio y Cristian Galli, mis grandes amigos o mejor dicho hermanos que me dio Azul. Después de 2018 voy menos. Igualmente cada tanto nos encontramos en el campo de amigos cerca de Azul donde, asado mediante, volvemos a repetir las anécdotas de siempre.

-¿Te gustaría volver a Azul definitivamente?. ¿Con que proyecto?

-Es muy difícil pensar en volver definitivamente a Azul dadas las vueltas de la vida, mis incursiones en la viña Cafayateña y mis hijos que están volando por otros lugares. Pero siempre que hay una oportunidad vuelvo y cuando hay alguna excusa para acercar de alguna manera a Azul y su gente con mis actividades lo hago.

-¿Querés saludar a alguien aprovechando esta oportunidad?

-A los amigos de mi barra de siempre Federico Sarramone, Marcos Comparato y Gabriel Bigalli que están en Azul. El otro integrante, Luis Galli vive en Buenos Aires y lo veo seguido. A Flavio Galli, Rodolfo Venter y Julio Vélez, entrañables amigos de muchos años además de compañeros del deporte. A mis compañeros del Colegio y, en especial, a Julio Diab y Pipo Campagnolle, a mi gran amiga Inés Wallace que ya no vive en Azul pero vuelve seguido por su actividad profesional y, por supuesto, a Coquito, Susana y Ercilia.

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