3 de noviembre de 2025
Es guionista, dramaturgo, director, profesor de escritura creativa y actor. Autor del libro Invocación Queer, desde niño, su fascinación por el cine lo llevó a recrear historias en su imaginación, lo que eventualmente lo impulsó a estudiar dramaturgia. En su taller, @rosapurpuraescritura, promueve la escritura como una herramienta de exploración y autoexpresión.
Por Laura Méndez
De la Redacción de El Tiempo
El recorrido de Federico Minervini (@fede.minervini) es un ejemplo inspirador de cómo la escritura, el cine y la actuación pueden entrelazarse para crear obras significativas y auténticas. Desde su infancia, cuando su imaginación transformaba las historias que veía en la pantalla en narrativas propias, hasta su decisión de estudiar dramaturgia para dar vida a sus propias obras de teatro, Minervini ha demostrado que la creatividad no tiene límites.
Su enfoque en la escritura creativa como filosofía artística y como medio de exploración y autoexpresión es fundamental. En su taller, @rosapurpuraescritura, promueve la escritura no solo como técnica, sino como un vehículo para profundizar en el pensamiento y la creación, indagando en autores clásicos como Shakespeare, Lorca, Copi entre otros y brindando entrenamiento tanto para la escritura de cuentos como de poesía y dramaturgia. Este enfoque permite que sus talleristas descubran sus propias voces, del mismo modo que él transformó sus pasiones en arte.
La influencia de las obras clásicas en su narrativa refleja su habilidad para reinventar historias, lo que lo llevó a escribir de manera lúdica, experimentando con los límites de la narración. Y lo impulsó a abrazar otras formas de expresión, como la actuación, la música y la dramaturgia.
La escritura de Invocación Queer representa la culminación de su viaje creativo, donde su deseo de escribir y actuar se entrelazan, reflejando su compromiso con la autoexpresión y la exploración de temas relevantes en la sociedad actual. En última instancia, la experiencia de Minervini resalta la importancia del juego en el proceso de creación, un recordatorio de que el arte puede -y debe- ser una forma de interacción dinámica y personal con el mundo.
Regresa a Azul con un unipersonal "Cuando te vas", un melodrama queer que estará en La Criba el sábado 8 de noviembre en dos funciones: a las 20.30 y a las 22.
Inicios en el teatro de un azuleño
-Cuenteme o recuérdeme cuándo fue la última vez que vino a Azul
-La última vez que actué en Azul fue en 2018, una obra que se llamaba Vil Metal.
-¿Cómo se siente volver a tu ciudad natal para presentar tu unipersonal?
-Conocí la actuación en el taller de Pato Farias en la escuela de Estética, tenía más o menos 8. Él fue el primer profe que me marcó y me enseñó a confiar en mi actor. Me gustó actuar y me divertía mucho hacerlo pero en la adolescencia lo dejé. Muchos años después en el año 2009, viviendo en La Plata y desarrollando mis estudios de Artes Audiovisuales volví por un año a vivir en Azul. Ese año pasé por La Criba y me reencontré con él justamente en ese espacio que ahora me recibe para interpretar mi unipersonal. Por eso, volver a actuar en Azul en este caso para mi es muy especial, es saldar una cuenta pendiente que tiene mi actor. También volver como autor compartiendo mi primer libro Invocación Queer (Editorial Azul, 2024) es una oportunidad para mí de ocupar ese espacio desde otro lugar. Un reencuentro desde otra perspectiva, otra mirada.
-¿Hay alguna sensación especial al actuar aquí?
-Cuando era chico tanto en la Escuela de Estética como en la Escuela Dos y más tarde en el Colegio San Cayetano tuve la oportunidad de visitar el Teatro Español y conocer grupos de teatro que venían desde Buenos Aires a visitar Azul. Me recuerdo maravillado por esas personas que vivían el arte como una manera de habitar el mundo. Imaginar cómo era vivir haciendo teatro me intrigaba. Hoy tengo la suerte de que ese recuerdo sea un reencuentro conmigo mismo, desde otro lugar, sintiéndome orgulloso de las decisiones que me trajeron hasta acá. Es una emoción muy linda volver a los espacios que me formaron como persona. Acabo de transitar algo así en la ciudad de La Plata donde también tuve un recorrido como actor mientras estudiaba cine y donde empecé el mes pasado esta gira de mi unipersonal.
-¿De qué manera tu experiencia en esta ciudad ha influido en tu carrera y en el contenido de tu unipersonal?
-En Azul viví hasta los dieciocho años y como te comentaba volví a vivir un año en dos mil nueve. Como influencias puedo decirte que me llaman los colores; las variaciones del verde que tiene en la primavera del Parque, los recorridos del marrón en el otoño, las estaciones que se viven como un tránsito de gamas con muchos contrastes y texturas. Cada vez que vuelvo me reencuentro con ese valor que tienen los silencios, los espacios abiertos, la naturaleza tan presente en la vida de la ciudad y sus tiempos, sus distancias, sus momentos de la luz. Algo que sin pensar fui adoptando en mi infancia y adolescencia habitando; esa apertura del cielo cuando es diáfano y de muchos rosas y rojos en el atardecer o en la noche negrisimo y estrellado; las tormentas gigantes que se arman con sus relámpagos. Para mi esas temperaturas de la mañana para ir al colegio cuando todavía era de noche, ese aire perfumado como de barro cuando está por llover o ese cambio de la saturación de los colores cuando se despeja el otoño son el corazón de la Provincia, metafórica y literalmente. Son parte de mi manera de mirar y de sentir el mundo.
Cuando te vas celebra, en una escapada a La Plata desde la Capital, los paisajes de la provincia frente a la gran ciudad donde el personaje se siente encerrado. Todas esas experiencias sin dudas cargaron la lapicera y yo escribo desde ahí. Tanto en Cuando te vas como en Invocación Queer las imágenes son principalmente visuales y sonoras y le deben mucho la inspiración a la ciudad donde me crié. También al ser un relato muy personal, aparecen referencias concretas a Azul como la marcha del orgullo que desde hace algunos años organiza y sostiene APOCA en nuestra ciudad. Cosas que son parte de mi sentido de pertenencia y del orgullo que siento por ser azuleño.
"Que disfrutemos las funciónes juntxs me genera expectativas"
-¿Hay alguna anécdota o recuerdo de tu infancia que le inspire en este espectáculo?
-En una de las primeras obras que protagonicé de chico en la escuela de estética interpretaba a un joven que esperaba el amor en el banco de una plaza. Recibía visitas de distintos personajes que le preguntaban qué estaba haciendo y él le respondía: espero. Hasta que al final llegaba ella, su amor, y mi personaje le decía: te espero. Pasó mucho tiempo y volver a mi ciudad a interpretar un unipersonal que empieza con un personaje esperando a un hombre que ama es una suerte de justicia poética que me encanta. Cambió el género del amor, cambió el marco en que voy a actuar y sobre todo cambió el carácter de la escena, pero está el banco de plaza y estoy yo actuando. Esa es la primera anécdota que me viene a la cabeza.
También por supuesto la ausencia total de representación de mi sentir en los relatos hegemónicos de la época. El pueblo chico infierno grande que nos toca a quienes tenemos un sentir disidente. Los primeros besos con chicos en alguna noche de fiesta. Son algunas imágenes que vuelven a darme vuelta por la cabeza en estas funciones. Historias de la represión y autocensura que en la obra reaparecen desde el orgullo. Y muchas cosas que pueden quedar en el aire para que quien lo lea venga a revivirlas conmigo en las funciones del sábado.
-¿Cómo surgió la idea de este unipersonal?, ¿qué temas principales explora en él?. Expectativas del público: ¿qué esperas que el público local sienta al ver tu actuación?
-La idea del unipersonal surgió de una escena que escribí para un taller de escritura autobiográfica. Para escribir trabajo, en general, como haciendo collage: compongo cruzando dos cosas que primero parece que no tienen nada que ver. Las uno como revolviendo el engrudo para que al final no se distingan y entre sí y armen una tercera cosa. Este juego maravilloso del arte donde uno más uno es tres. En este caso crucé una noche de fiesta en La Plata con una versión acústica de Tebas, la canción de Dani Umpi. La imagen central es la de morir de amor y bailar mientras tanto; la negación como impulso de supervivencia para afrontar el duelo amoroso y la poesía como un simple y llano juego de palabras. Un juego, la poesía: ni más ni menos. Una institución a profanar, a bajar del pedestal, a llevar a la calle y a los cuerpos.
Si bien el texto es de mi autoría fue muy importante el trabajo conjunto que hice con Maxi Rofrano que es el director de la obra, además de un gran amigo con quien ya vengo trabajando hace un tiempo y que entendió perfecto la forma que pedía mi texto para contarse en el escenario.
En relación a la gente que va a venir, que disfrutemos juntxs la función me genera muchas expectativas. En la era de la segmentación y la imposición de la lógica algorítmica inmediata de la pantallita que llevamos todxs en el bolsillo, la era de la burbuja personal y del gancho de los tres segundos, para mi el teatro es un hecho revolucionario de afirmación del presente compartido. De mirarnos a los ojos, de escucharnos, de respirar y vibrar juntxs.
De todos los temas que tocamos con la obra para mí el más importante es el que más fácil llega: Cuando te vas es una historia de amor o de desamor como más nos guste verla. Creo que todos estuvimos ahí y entonces mi deseo más importante es que cada quien pueda recordar sus propias historias; y que, en una de esas las escriba, las comente, las comparta.
Desafíos
-¿Cuáles fueron los mayores desafíos al preparar este unipersonal en comparación con otros proyectos que realizó?
-La dificultad más grande está para mí en las discusiones que tengo con el texto cada vez que lo repaso para la función o a veces en la función misma. Sigo pensando que siempre se le puede reinventar algo, cambiar alguna pausa, alguna palabra a último momento, algo en mi mente que se atraviesa. Entrar en personaje tiene esa dificultad de discutir como actor con el escritor que soy. Siempre pensando qué puede ser más verdadero decir o más completo expresar en cada momento del relato. Es una dificultad muy interesante y formativa, un desafío específico de este tipo de material y lo que más disfruto en el hacer como hecho transformador. Por suerte cuento con la dirección de Maxi Rofrano que es además un gran amigo con quien resuelvo este tipo de dilemas todo el tiempo y de quien valoro mucho la mirada, también me asisten Vanina Bercovich y Noelia Galera que están en todos los detalles. Es un trabajo en equipo que hace que, aunque lo parezca, no esté para nada solo en el escenario cuando salgo a hacer la obra.
-¿Planeó interactuar con el público de alguna manera durante la función?, ¿qué papel juega la retroalimentación de la audiencia en tu actuación?
-Es una obra para público adulto por su lenguaje y sus asuntos. Está dirigida a cualquier persona que alguna vez haya sufrido una desilusión amorosa. Sobre todo me interesa la humanidad de quien ama; ame a quien ame y por supuesto mi mirada toma como principio una norma donde no solo nombramos nuestro deseo para reivindicar su existencia sino que existe con mi nombre y las palabras que uso para decirlo.
Mi personaje le habla a mi comunidad y a todo aquel que sufre o sufrió por amor, un desencuentro, una despedida o una pérdida que late como un nuevo comienzo. Se suele decir pinta tu aldea y pintarás el mundo, con esta obra me propuse darle color a mi cuerpo para desplegar el arcoiris en el imaginario compartido. Quiero que vengan todxs; y atravesar conmigo la tempestad que propone la obra, quizás despierte en cada quien un costado o una forma particular en la que se reconozca.
-Además de este unipersonal, ¿qué otros proyectos tiene en mente para el futuro?
-Cuando te vas está recién empezando su gira con este, su segundo destino por fuera de Buenos Aires donde hicimos dos temporadas hermosas. La edición y publicación de mi primer libro Invocación Queer es parte de la presentación del espectáculo y que también está a la venta en las librerías de Azul. Es parte de un tríptico sobre el amor romántico cuya segunda parte sale este año y se llama Luqui estraig. Luqui estraig es una nouvelle en verso, un relato en forma de poema largo que sucede íntegramente en Azul. El texto juega con mi etapa de estudiante en esta ciudad y mi adolescencia azuleña, mi promo 2005 y también una forma particular de amar que es el tema del tríptico. Es otro melodrama queer pero en las calles de nuestra ciudad. Estoy muy entusiasmado con ese proyecto y pronto habrá novedades. También como actor estoy trabajando en Las bingueras de Eurípides, una obra que estuvo en cartel durante todo el año en el Complejo teatral Itaca en Buenos Aires, donde hago percusión y actúo bajo la dirección de Francisco Civit. El año que viene estaremos haciendo la segunda temporada.
-¿Qué consejo le daría a los jóvenes actores de su ciudad que aspiran a seguir sus pasos?
-Actuar para mí es un trabajo que depende mucho de la capacidad del intérprete de buscar correrse de la propia zona de confort, de ser habitado por la duda, la incertidumbre para que se manifieste su energía creativa de improvisar. Esto es lo que creo más importante de todo: prepararse para cambiar, para dejarse transformar por el presente y creer en la propia intuición. Estar conectado con lo que pasa a través de los sentidos, del cuerpo y la respiración. Estudiar mucho, pero también despojarse y brindarse con humildad cada vez. Saber que uno no sabe nada pero intuye un montón y esa fe es el combustible de la actuación. Para ir cada vez a intentar de nuevo. Me refiero principalmente a estar en permanente búsqueda y a no quedarse quieto. Acostumbrarse a que nadie te llame para actuar, que no te ofrezcan el papel que te gusta, no quedar en los castings que hacés para entender que el trabajo no es que te elijan, sino elegir actuar, elegirte, elegir a tu actor por encima de todas las demás posibilidades que hay. Porque hay algo que podés hacer hoy, ahora: leer mucho, probar mucho, escribir mucho. Eso me parece lo más importante para cualquiera que quiera actuar. Tanto como no dejar nunca de imaginar, de soñar despierto, de jugar. Parece un eslogan pero para creo que es lo básico, lo real, lo que hay. Lo que le traemos al trabajo y que después necesita muchísimo oficio, estudio y dedicación, pero también ganas entusiasmo, ese motor primigenio que para mi es fundamental.
Reflexiones sobre la carrera
-Mirando hacia atrás en tu carrera, ¿hay algo que desearía haber hecho de manera diferente?
-Mirar para atrás en el propio recorrido como artista es muy importante para entender desde donde avanzo, qué pretendo, qué puedo esperar. En mi caso es corroborar lo que te comentaba antes, que mi encuentro con la actuación me permitió estar despierto y permeable para construirme un camino que me llevó por un lado hacia la escritura y por otro desde lo académico al trabajo y el entrenamiento de la creatividad. Hoy por hoy además de actuar la obra que escribí y de proyectarme como autor, dirijo mi espacio de formación en escritura creativa algo que no hubiese imaginado cuando empecé a estudiar artes audiovisuales, pero que me hace muy feliz, además de permitirme sostenerme y crear mi propia tribu de artistas aliadxs. Alimenta mi arte con procesos que puedo acompañar y de los que aprendo todos los días.
Me parecen muy importantes los equipos de trabajo, lxs aliadxs que fui encontrando para mi artista, las personas a las que le confiamos nuestras palabras, nuestras interpretaciones, nuestra mirada. Y creo mucho en el fracaso como motor, en romper las expectativas y estar abierto a nuevas posibilidades.
El fracaso no en su acepción social, sino etimológica: el fracaso como quiebre, como ruptura posible, como insight. Esa es mi meta más importante como artista. Si escribo para crear, vivir y entender, actúo para crecer, creer y fracasar. Sin riesgo, no hay fracaso; sin fracaso no hay quiebre, no hay aprendizaje, no hay novedad. Y el teatro es para mí ese territorio de la novedad, del misterio, del arte como filosofía viva, como forma de conocimiento. No el adorno de la vida sino el quiebre que la cuestiona y la renueva. Vamos a hacer doble función en Azul porque queremos que venga todo el mundo y que sea un éxito en términos de producción. Pero también, cuando empieza la función lo que busco como intérprete es brindarme a la posibilidad de un nuevo fracaso poético, un quiebre que en ese encuentro, en el presente con el público, potencie mi expresión y me permita entender algo nuevo de lo que hago, reconocerme el mismo pero diferente. Para eso es muy importante mirar el pasado, hacer balance; para transgredir la idea de seguridad, de zona de confort, que deja planteada la sensación de haber llegado a algún lugar, de lograr alguna cosa en la conclusión de la obra.
En definitiva es eso para mi lo importante del encuentro con el público en las funciones, porque cada platea es distinta y cada función sucede una obra ligeramente diferente. Cuando te vas para mi es siempre una fiesta. La misma obra, pero en tránsito; repetida, pero viva. Sobre todo en esta oportunidad que tengo de compartirla con gente muy querida, en mi ciudad. Y ni más ni menos que en La Criba, ese lugar que, como te comentaba, tiene para mí una gran carga mítica.
EL DATO
El proceso creativo de Federico incluye interpretar obras dramáticas, como Las Bingueras de Eurípides (versión moderna de la tragedia griega Las Bacantes), donde hace música en vivo y actúa; la escritura de obras de comedia, como Las chicas Rocatagliatta, estrenada este año en Microteatro Buenos Aires bajo su dirección; y la construcción narrativa como escritor de un tríptico sobre el amor romántico. Que tiene en Invocación Queer su primer libro y tendrá este año la edición de su segunda parte, Luqui Estraig. Desarrollando a partir del género melodramático y su vínculo con la provincia de Buenos Aires un estilo personal. Federico Minervini combina sus pasiones por la actuación, la música y la escritura en su obra Cuando te vas, reflejando su compromiso con la creatividad y la autoexpresión. Estará en la ciudad haciendo doble función de éste, su primer unipersonal.
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