El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, a través de la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario, inspeccionó molinos con problemas en los controladores electrónicos de molienda de trigo (CEMT), y con ingresos de granos equivalentes a 90 camiones de 30 toneladas cada uno, que no contaban con ninguna documentación de respaldo, por lo que se pusieron bajo interdicción más de 2.700 toneladas de cereal.

En la localidad de San Nicolás, en un molino que a su vez se dedica a la compraventa de cereales, se constataron algunas faltas a nivel del CEMT como el faltante de una cámara que apuntara al banco de primera rotura. Una vez indicadas las correcciones, el personal actuante se abocó a la supervisión técnico administrativa de la actividad cerealera. Del cubicaje técnico efectuado surgió que 120 toneladas de soja y más de 2200 de maíz no contaban con ningún respaldo de trazabilidad, de titularidad, origen ni procedencia.

En la localidad bonaerense de Laprida, tras un exhaustivo control del CEMT, se detectó que se hacía rebalsar la balanza que controla los pesajes fugando 20 kilogramos de trigo cada 205 segundos, el equivalente a unos 270 kilos de harina no registrada.

Mientras que en Arias, provincia de Córdoba, se instruyeron reformas en el CEMT de un importante molino de la zona, porque el equipo no garantizaba la inviolabilidad que establece la Resolución 84/18. Asimismo, se retuvieron 270 toneladas de trigo que no contaban con ningún amparo documental.

A partir de estas constataciones, se procedió a la interdicción del total de la mercadería descripta y, de no mediar un descargo consistente, las firmas corren riesgo de que le sean suspendidas las matrículas del Registro Único de Operadores de la Cadena Agroindustrial (RUCA) por la gravedad de la falta cometida.