La Cámara de Transportadores por Automotor de Pasajeros del Interior Bonaerense sesionó ayer en Azul. Se trató de un encuentro de importancia que hacía mucho tiempo no se realizaba –así lo indicó uno de los referentes que participó-, y que tuvo como escenario el salón de eventos de un céntrico hotel de esta ciudad.

La presentación de la jornada contó con la visita del intendente municipal Hernán Bertellys, quien tomó la palabra para darle la bienvenida a los integrantes de la CATABIP, retirándose luego del recinto para continuar con su agenda de actividades.

EL TIEMPO conversó en el lugar, previo al inicio de la sesión, con el presidente de la Cámara, Abel Sarratea, quien sostuvo que “la idea es escuchar a todos los socios de la cámara del interior de la provincia”.

“Somos empresas subsidio-dependientes desde hace diez o doce años. El subsidio que reciben nuestras empresas es el único ingreso, sin contar lo que se recauda por el corte de boleto”, explicó.

El dirigente, quien es oriundo de Necochea, indicó que “a eso se le suma que en 2019, después de una meseta de aproximadamente diez años, estamos también en una caída de cantidad de boletos”.

“Ahora hay una quita de subsidios que hace que se note el doble o el triple la crisis que estamos atravesando. Hay que ver qué sale de la idea de cada uno de los que estamos acá para participar de una reunión como hacía años no se daba. Hay que ver también qué es lo que se llevan las autoridades”, manifestó.

Suma de problemáticas 

Sarratea enumeró que no son pocas las problemáticas que enfrentan las empresas de transporte urbano de pasajeros en el interior bonaerense.

Son cuestiones similares en todas las ciudades: aumento del costo de los insumos, inflación, la baja del corte del boleto, fluctuación del dólar, lo insuficiente del subsidio que reciben, y el cese de la posibilidad de comprar gasoil a precio subsidiado.

“En 2018 pagábamos 11 pesos el litro. Ahora se liberó y lo tenemos que ir a pagar ‘a plaza’. De ahí que la economía de las empresas se encuentre en estado crítico. Hay socios que me están diciendo que están muy mal. Yo, que soy de Necochea, puedo decir que la situación es muy delicada. En mi ciudad hay mucho procedimiento de crisis y se avecina la fecha de pago del aguinaldo. Durante la temporada, en Necochea perdimos 80.000 pasajeros”, expresó.

El dirigente transportista advirtió que “queremos saber qué es lo que va a pasar a partir de 2020, teniendo en cuenta que estos subsidios antes salían de la Nación y desde hace un tiempo esa responsabilidad le fue traducida a la provincia. Nosotros tenemos que tener previsibilidad porque la cuestión no termina en el mes de diciembre”.

Una visión moderadamente optimista 

Germán Bastos es socio gerente de Transportes La Unión S.R.L., una de las empresas que participó del encuentro y que aglutinó a una nutrida representación de la Cámara de Transportadores por Automotor de Pasajeros del Interior Bonaerense.

“Creemos que va a ser positivo y que se va a ir encaminando para que nosotros podamos mínimamente ir encaminando y manteniendo las cosas como era hasta ahora. Básicamente lo que se hizo fue darle toda la información posible al subsecretario de Transporte de provincia para que lo transmita”, indicó Bastos cuando se lo consultó sobre el balance que podía hacer de la actividad.

Dentro de un moderado optimismo, el empresario transportista y a la vez chofer de La Unión trazó un panorama de situación que permite certificar que, efectivamente, las empresas del rubro no están pasando por el mejor momento y que, si en este caso la Provincia no toma cartas en el asunto, más de una firma estará con serios inconvenientes para continuar operando.

Una cubierta de colectivo vale cerca de 20.000 pesos; el 40% de lo que recaudan es por corte de boleto y, el 60%, del subsidio, cuyo monto está congelado desde el pasado mes de diciembre. Teniendo en cuenta los efectos de la inflación y del aumento de costos básicos, el transporte urbano ha quedado en “la cuerda floja” y urge un “salvavidas” para resguardar un servicio público crucial y una importante cantidad de fuentes de trabajo.

Por ejemplo, La Unión cuenta con unos 37 empleados bajo relación de dependencia (aproximadamente 60.000 pesos por mes se requieren para hacer frente al salario, aportes y cargas sociales de cada trabajador); un micro insume unos 40 litros diarios de gasoil; hay gastos en repuestos y mano de obra, tanto gomeros como mecánicos, además de seguro, patente y la VTV, que se realizada cada cuatro meses y en Olavarría.

“Encima, en todos lados la tendencia de corte de boleto es a menos”, aseveró Bastos y agregó: “Cuando empezás a sumar (los recursos que requiere una firma como La Unión) es tremendo”.

Distribución poco equitativa 

Respondiendo al modelo que el FMI le planteó al gobierno central, la Nación le trasladó a la provincia la responsabilidad de la distribución de los subsidios al transporte urbano de pasajeros. El problema surge inicialmente cuando desde la administración de María Eugenia Vidal no se hace un reparto más equitativo de los recursos con los que se cuentan. De los 25.000 millones de pesos con los que cuenta, 23.000 millones quedan en el Cornurbano y sólo 2.000 millones se remiten a las ciudades del interior.

De acuerdo con lo conversado entre referentes transportistas bonaerenses en Azul, la posibilidad de aumentar el precio del boleto –más allá de un perjuicio para la población que hace uso del servicio- no permite equilibrar los ingresos con los egresos.

No le mueve el amperímetro, básicamente, al defasaje que tienen las empresas en la actualidad.

“El tema es repartir bien el subsidio para que nos sirva a todos. Hoy por hoy es un tema muy fino”, definió uno de los dirigentes que estuvo debatiendo en Azul.

Abel Sarratea.