Por Laura Méndez de la

Redacción de EL TIEMPO

Es increíble que una persona con 35 años haya logrado tanto en la vida. Emmanuel Espina es algo tímido, tiene objetivos claros, se frustra, pero sigue... él mismo se define como introvertido. Pero además su perfil es bajísimo. Me contacté con él por otro "azuleño destacado" y cuando le plantee esta entrevista me respondió "espero que sea interesante lo que pueda contestar", ¡parecía que no tenía nada para decir!. Pero sí tuvo, y mucho.

En principio, es azuleño, se crió y atravesó su adolescencia en el escenario local, siempre rodeados de amigos -la mayoría los conserva- lo cual es algo que destaca a lo largo del artículo: el valor de la amistad. Vive en Vancouver en Canadá, una ciudad llena de bosques, alces y osos. Según menciona "un paraíso para la gente que le gustan las actividades al aire libre".

Es Ingeniero en Sistemas recibido en la UBA, otra de las cuestiones que subraya, la importancia de haberse recibido en una universidad pública con un excelente nivel educativo. Trabaja en Amazon proveyendo servicios para la nube. Es decir desarrolla sistemas que administran servidores. Cómo llegó a trabajar a este país y cuáles son las sugerencias para con los jóvenes y no tanto, vale la pena leerlas. Es el personaje que presentamos este miércoles.

El inicio de un largo viaje

-Nombre completo y edad

-Emmanuel Eduardo Espina. 35.

-¿Cuándo te fuiste de Azul y que sueños te llevaste en la valija?

-Me fui en el 2003 luego de terminar la escuela y me fui a Buenos Aires. Tuve la suerte de que mis viejos siempre entendieron que la forma de "mejorar" en la vida iba a ser la universidad.

Mi sueño era ser médico y 10 años después me recibí de ingeniero. Supongo que lo de la medicina fue porque era la profesión más conocida (todos vamos al médico y vemos de qué trabaja, y sabemos que el médico salió de una universidad). Durante el primer año, en el CBC, vi que no era lo mío y me cambié de carrera. Quizás esa fue una de las decisiones más importantes de mi vida. Siempre recomiendo a los chicos que están empezando que consideren cambiarse de carrera si ven que la que empezaron no les gusta.

Soy hijo único y para mi familia mi mudanza también era un gran motivo de estrés. Pero al irme fui oportunamente reemplazado por un gato y creo que eso soluciono el síndrome del nido vacío en mis padres.

-¿Cómo "pegas" el salto para estar en Cánadá?

-Apunté a Estados Unidos y le erré por unos kilómetros (risas). En realidad, inmigrar legalmente a Estados Unidos es bastante difícil. Inclusive con una oferta laboral que es lo que yo tenía uno tiene que entrar en un sorteo que se hace una vez por año y la probabilidad de quedar elegido para obtener una visa se estima en 20% aproximadamente. La empresa que me había ofrecido el trabajo (y en la que aún estoy ahora) es Amazon (la que vende libros... y todo lo demás). Como ellos son una empresa transnacional, tienen oficinas por todos lados, y si bien la principal está en Seattle (Estados Unidos) al no quedar seleccionado para la visa me ofrecieron ir a Vancouver (Canadá) donde las leyes inmigratorias son mucho más laxas. Además ambas ciudades están como de Azul a Mar del Plata, así que si tenía una reunión era fácil tomarme un colectivo, tren o auto para ir a la oficina por el día. Así que en Enero de 2016 me vine para acá.

Con sus amigos mencionados en varias partes de la nota. De izquierda a derecha: Bruno Zaffora, Juan Canosa, Emmanuel, Pepe Valicenti, Sergio Wagner y el Colo Zubiri.

"Argentina no será Finlandia pero por lo menos la universidad es gratis"

-¿Sos Ingeniero en Sistemas?. ¿Dónde estudiaste?

-Tuve la suerte de estudiar en la UBA. No por el supuesto "prestigio" de la UBA sino porque no gasté un centavo y me recibí con lo que acá llaman "Master 's Degree". Conseguir ese título acá hubiera sido caro, y yo viniendo de una clase media (tirando a baja) no lo hubiera podido hacer. La universidad en Argentina es gratis y eso es algo que no se debería tomar como una obviedad. Tengo amigos americanos que tienen títulos similares al mío y también una enorme deuda de plata que pagarle a la universidad. Argentina no será Finlandia pero por lo menos la universidad es gratis para todos (igual que en Finlandia).

-Sos extremadamente inteligente. ¿Qué función desarrollás en Amazon?

-Más allá de la exageración, a nosotros, los ingenieros en sistemas, la gente siempre nos toma como magos que dominamos un lenguaje secreto. Y la realidad es que cualquiera que tenga interés, dedicación y tiempo, puede aprender a programar computadoras. Hay abundante información disponible en internet y, además, como hobby es bastante barato porque solo se necesita una computadora, cosa que la mayoría de la gente ya tiene.

Mi trabajo está íntimamente relacionado con el funcionamiento de Internet. Conectarse desde el celular o la computadora parece magia, pero al final todo termina ejecutándose en computadoras (servidores) que están instaladas de a miles en grandes galpones llamados datacenters. Las empresas grandes (Amazon, Google y Microsoft) son dueñas de gran cantidad de estos data centers que están geográficamente distribuidos por todo el mundo. Estas empresas le alquilan esos servidores a otras empresas más chicas (o no tanto) para que desarrollen aplicaciones. ¿Por qué hay tantas Apps disponibles para bajarse en el teléfono? porque el costo de mantenimiento es muy bajo ya que el desarrollador de la App no necesita construir su propio galpón lleno de computadoras, sino que alquila y paga mes a mes a Amazon (o Google, o Microsoft) para que se la aloje. Y si la app no ride, deja de pagar y esos servidores se usan para otras cosas.

En este momento estoy trabajando en la parte de Amazon que provee esas computadoras. Es decir, soy un proveedor de servicios para la nube. Desarrollamos sistemas que administran estos servidores. Y los que nos alquilan son por ejemplo Airbnb, Netflix. Nosotros le proveemos la plataforma y ellos instalan parte de sus sistemas.

-Sos introvertido, pero tenés muy buen sentido del humor. Decime si es cierto o ¿cómo te definís vos?

-Soy bastante introvertido. Nunca fui el que disfrutaba de las fiestas o los boliches, y cuando ya estaba ahí siempre pensaba lo tranquilo que podría estar en mi casa leyendo algo o mirando una película. Pero medio que esa introversión ayuda para trabajar en ciencia o en ingeniería, o cualquier otra disciplina que requiere pararse a pensar cómo solucionar problemas difíciles.

Y el sentido del humor supongo que viene "de fábrica". Admito que a los introvertidos nos viene bien para evitar exponer lo que realmente nos pasa por la cabeza. Con chistes zafamos en las conversaciones.

-¿Te costó la adaptación a otro país? A su cultura, a la gente. Me da la sensación que es "fría"...

-Es difícil definir a los canadienses porque no hay un canadiense "estándar". Éste es un país muy joven que aún no ha definido una personalidad propia. La mitad de la gente más o menos son de origen Europeo, históricamente británicos y también franceses (pero estos últimos están mayoritariamente en Quebec). Los inmigrantes contemporáneos son asiáticos (chinos, coreanos, japoneses, etc.). En particular, en Vancouver la población es un 30% asiática, que ya de por sí son una cultura introvertida, y se combinaron con los canadienses lo que los hace bastante inaccesibles.

Los de origen británico, que en su mayoría son nativos nacidos acá, son muy educados pero muy poco amigueros en el sentido que somos nosotros o la mayoría de los otros países latinoamericanos. Entre ellos no es muy común juntarse en casas o solo a "tomar mate" (o lo que sea que los canadienses tomen en lugar de mate). Es su cultura, pero para nosotros eso es un shock cultural grande. En general es difícil hacerse amigo de los locales y lo que termina pasando es que los argentinos se juntan con otros argentinos, los brasileños se juntan con otros brasileños, y así, cada uno formando su isla cultural. Yo en las películas veo que muestran que Nueva York era así a principios de siglo cuando la inmigración era importante. Existía el barrio italiano, el barrio chino, etc. Así que supongo que es algo normal en países con inmigración reciente (por lo menos en los anglosajones).

"La influencia de la cultura americana en nuestras vidas fue grande"

-Además te gustaba de chico la informática. De hecho armaste una de las primeras páginas web de Azul. ¿Cómo es que un chico en la adolescencia se interesa por estas cuestiones?. ¿Tuviste referentes? ¿Los tenes ahora?.

-Es que cuando uno es chico, no está tan condicionado y encasillado en "lo de uno". Los chicos tienen más libertad para hacer lo que les interesa en el momento, experimentar y jugar. Los adultos en general no saben dibujar, pero todos los chicos sí. ¿Cómo puede ser eso?: Bueno con Bruno Zaffora (que apareció en esta sección hace unas semanas) "dibujamos" una página web porque se nos ocurrió que sería divertido. No es mucho más profunda que esa la razón. Además vimos que los otros sitios web de la ciudad eran bastante espantosos en el 2000 y dijimos "nosotros podemos hacer algo mejor".

En Vancouver, "en una de las pocas nevadas que hubo (suele nevar 3 días por año acá)".

Introvertidos como éramos, fuimos criados por la tele de los 90s. La influencia de la cultura americana en nuestras vidas fue grande. Cuando éramos chicos HBO era gratis, Sony tenía un canal de televisión donde pasaban sitcoms todo el día, y Los Simpsons nos definieron el sentido del humor a toda la generación de "los millennials".

Localmente, admiramos mucho las cosas de Buenos Aires. La tele estaba llena de basura pero había notables excepciones. En algún momento nos interesamos por distintas cosas que hacía la productora de Pergolini. Además de la imagen de "rebelde" que vendían, muy atractiva para nosotros pre-adolescentes, la calidad de los productos era claramente superior, similar a la de los Estados Unidos. Nosotros queríamos eso. La página web era una copia-homenaje de un portal que se llamaba Datafull que esta productora hizo.

-Todo lo que haces también se relaciona con el arte aunque parezcan cuestiones diferentes. Hiciste radio o por lo menos estuviste en el rubro. ¿Cómo fusionas estas dos cosas?

-Habíamos escuchado que "las promos" (de las escuelas) tenían un programa de radio donde hablaban de distintas cuestiones estudiantiles. Y recuerdo que fue Zaffora quién dijo "¿qué onda? ¿Si pedís un espacio en una radio te lo dan? ¡Por qué no hicimos eso antes!".

Y lo pedimos y nos lo dieron. Hicimos un programa de humor junto a Bruno y además con Juan Canosa (quien ahora es músico), el Colo Zubiri (que ahora es productor e ingeniero de sonido), Pepe Valicenti (abogado y conocido en Azul por su trabajo en la facultad de derecho). Ya veníamos jugando con otras "cuestiones artísticas". Habíamos hecho una revista para la escuela Normal, y también hacíamos videos e inclusive participamos una vez en los Torneos Juveniles Bonaerenses (y a mucha honra, perdimos).

El video de la competencia estaba bastante bien, pero los que hicimos antes como hobby se veían muy amateur (espero no ofender sensibilidades de mis colegas artísticos). Lo visual es muy complicado, requiere conocimientos técnicos y mucho tiempo. Pero cuando le sacamos esa dimensión visual y nuestro "arte" fue solo el audio que transmitimos por la radio la calidad aumentó considerablemente. Aún tenemos las grabaciones y más allá de los defectos técnicos, la radio te permite zafar infinidad de cosas. Un radioteatro sobre una familia de campo (cosa que de hecho hicimos en el programa) hubiera quedado sumamente berreta si lo tratábamos de hacer en video, con decorados de cartón y, principalmente, con nuestras caras de adolescente de quinto año. Unos efectos de sonido bajados de internet y la imaginación de los oyentes se encarga de completar las imágenes que tratábamos de transmitir.

Yo tímido como era, me dedicaba principalmente a editar. O sea que siempre estuve con las computadoras cerca desde hace rato. Algunas veces inventé algunos sketches e ideas pero no escribíamos guiones ni nada. Era todo un juego. Esos juegos te terminan definiendo la vida.

Yo considero que ese programa, que hicimos en el último verano antes de empezar la universidad fue la síntesis de mi adolescencia con mis amigos. Después de eso nos separamos en distintas ciudades y si bien nos seguimos viendo cada uno hizo su vida. Y ya que es el tema de esta entrevista, por ser el último proyecto que hice en Azul antes de irme, es quizás el recuerdo más fuerte que tengo de mi vida en la ciudad.

-¿Sufriste desarraigo?

-Al principio no pero después si. Los primeros meses son "la luna de miel" en donde uno es básicamente un turista en el nuevo lugar. Pero a medida que pasa el tiempo se empiezan a notar más las diferencias culturales que, como ya dije, son bastantes en Canadá. La primera vez que volví a Argentina me acuerdo del entusiasmo que tenía al volver. Me sentía Gardel cantando "Volver" en la baranda del barco (aunque vine en avión). Más allá de todos los beneficios y comodidades que el primer mundo te ofrece Buenos Aires tiene un "alma" que Vancouver no tiene.

Si bien no soy el argentino más típico que puedan entrevistar (no me gusta el fútbol ni el mate), estos shocks culturales ponen en evidencia que no es posible renunciar a la nacionalidad de uno y que uno siempre mantiene un vínculo especial con el país y la ciudad natal.

-¿Cómo es tu vida en Canadá?

-Esta ciudad es extremadamente linda. El clima acá es muy bueno para el estándar Canadiense (aunque llueve mucho). British Columbia (la provincia en la que estoy) es la típica postal canadiense, llena de bosques, alces y osos (que yo solamente vi una vez, desde el auto). Es un paraíso para la gente que le gustan las actividades al aire libre como las caminatas, camping, cabañas y deportes de invierno, por supuesto, como ski y snowboard (a una hora queda Whistler que es una de las mejores montañas del mundo para esas actividades).

Vancouver es una ciudad relativamente chica y tranquila y a mi me gustan las ciudades grandes (Nueva York, París y por supuesto Buenos Aires). Como bien me dijo mi primer jefe en Amazon, para la gente joven Londres es una excelente ciudad (él era originario de ahí) y para tener familia Vancouver es ideal. Eso te da idea del ritmo que tiene este lugar.

-Formaste familia?

-No. Esa es una de las cosas que aún tengo pendientes.

Su lugar: Azul

-¿Qué es Azul para vos?

-Esta entrevista me sirvió para rebobinar un poco y reflexionar sobre la importancia de las experiencias en la juventud, y en Azul más precisamente. Azul a pesar de ser chico y no tener esos negocios especializados que se encuentran en Buenos Aires o grandes teatros o conciertos, es el lugar donde tuve la suerte de conocer al grupo de gente que me ayudó a potenciar esos intereses que luego se convirtieron en hobbies o inclusive en mi profesión actual.

-¿Qué recuerdos tenés más presentes?

-Durante este año de COVID, al haberse naturalizado tanto el tema de las videollamadas hicimos algunas con mis viejos amigos de Azul. Hicimos el ejercicio de recordar la radio, la página web, la revista de la escuela. No sé por qué no hicimos eso antes si la tecnología ya existía antes de la pandemia.

Azul además es una ciudad linda. Cuando voy me gusta salir a caminar. La inmensidad que percibía cuando era chico ahora parece chica y puedo recorrer casi todo en un día. Está bueno encontrarse con los lugares ya conocidos y notar el paso del tiempo. Pero independientemente de donde sea (la plaza, el parque, el balneario, etc) el lugar físico siempre es secundario, y el recuerdo de la gente con la que compartí experiencias ahí es predominante.

Junto a su papá en Whistler, BC.

-¿Te gustaría volver definitivamente y con qué proyecto?

-Me gustan estas apps que usan ahora los que corren maratones, donde queda marcado en rojo en el mapa el recorrido que hicieron. Me gustaría marcar mi trayectoria donde salgo de Azul y la línea roja pasa por Buenos Aires, después Vancouver, muy probablemente otros lugares (California? España?) y después termina elegantemente cerrando un círculo al volver a Azul.

Pero por ahora creo que los proyectos están afuera y el número de oportunidades en mi profesión es mucho más vasto afuera que en Azul. ¡Además soy joven y tengo tiempo para volver! (risas).

-¿Querés mandarle saludos a alguien en particular?

-Bueno por supuesto a mi viejo y a Sandra que siempre me han apoyado y motivado en todas estas aventuras. Y en igual medida y a modo de dedicatoria porque ya no está, a mi vieja.

A los amigos de Azul que ya mencione antes (Pepe, Zaffo, Canosa y Colo) con los que nos potenciamos mutuamente para transformarnos en lo que somos hoy. Y gente a la que nunca se lo he expresado en persona pero ya que estamos saliendo en el diario qué mejor oportunidad para dejar un registro escrito: a mis mentores. Rucho Zaffora (el padre de Bruno) me dio mi primer trabajo (¡a cambio de dinero!) haciendo el sitio web del centro IDEB Azul que lideraba, y cuando me iba a cambiar de carrera me dijo que "uno tiene que trabajar de lo que uno hace bien" (y después de 15 años aun tengo presente ese consejo). En ese trabajo también conocí a Diego Santillán con el que trabajaba día a día y fue básicamente mi primer "compañero de trabajo" y que además me dio mi primer "bono de vacaciones", sacando creo que 100 pesos, o probablemente menos de una caja de lata que tenía en la oficina. Y finalmente a Stella Petruccelli, que fue mi "entrenadora" (y motivadora) cuando empecé a participar en las Olimpiadas Matemáticas, que fue lo que por un lado me hizo entender que yo era bueno para las cuestiones lógicas (y eso desembocó en que estudié ingeniería), pero más significativamente que era bueno en algo en general! Necesitaba a alguien que me mostrara que yo era una persona valiosa y ella lo hizo.

-¿Qué les dirías a los jóvenes que se quieren embarcar en un proyecto como el tuyo al principio: conocer otros mundos...?

-Irse a vivir a otro lugar es una experiencia cultural muy rica. Pero el que se va que no se vaya con la actitud de "no aguanto más este país". Nada bueno puede salir de esa negatividad. Que se vaya tratando de extender los horizontes y van a ver que la naturaleza humana es bastante universal. Los chinos, indios y rusos también se quejan de sus jefes, se preocupan porque no llegan a fin de mes y se enamoran de una chica o chico que no les da bola.

Para el que ya tiene recursos para viajar no hay mucho más consejo que darle más que lo haga porque vale la pena. Pero la gran mayoría de la población no tiene plata para viajar. De ese grupo hay algunos afortunados que son jóvenes y estos tienen la solución: tienen tiempo. Usen ese tiempo en la universidad aprovechando que es gratis. Si eligen programación, el que aprenda a hacer eso bien, va a viajar. Casi que se podría garantizar. Pero esa es mi experiencia, hay otros caminos. La universidad y viajar literalmente te cambia la vida y la forma de ver el mundo. Y si piensan que es una exageración, prueben, y en diez años me cuentan.