EL TIEMPO, Nuestro

EL TIEMPO, Nuestro

Ochenta y siete años de historias locales por trabajadores locales

"Sin otra pretensión que la de ser útil, aparece EL TIEMPO. Un sentimiento localista ha de guiar nuestros pasos en la áspera senda periodística que hoy iniciamos. Sin compromisos y sin banderías, una absoluta independencia será nuestra norma". Así arranca "Nuestros propósitos", la primera editorial de este matutino, publicada el 9 de julio de 1933. Como cada historia que se reflejó en nuestras páginas, dejó un legado para nuestra posteridad. También trazó una línea que hasta hoy guía nuestros pasos.

9 de julio de 2020

Aun en condiciones difíciles y atravesando muchas y variadas crisis, ejercer el periodismo con independencia y pensándolo como un bien público, al servicio de nuestros vecinos, fue y es nuestra forma de contribuir al desarrollo de la comunidad de la que somos parte.

No hubiera sido posible sin el apoyo de esa misma comunidad, que a lo largo de los años pagó por nuestros servicios y nos ayudó con su compromiso a que nadie se sienta dueño de condicionar nuestros contenidos.

Una nueva crisis, a la que se suma el cambio en los hábitos de consumo de las noticias, nos obligan a buscar alternativas para renovar ese acuerdo tácito con nuestros lectores: Nosotros nos comprometemos a que las historias locales sigan siendo contadas por periodistas locales; y le pedimos a nuestros lectores que nos ayuden a financiar nuestro trabajo.

Un valor que no tiene precio

El modelo de negocios de los medios de comunicación tradicional está cambiando en el mundo. Afecta fundamentalmente a los más pequeños, como nosotros, que no sólo informamos lo que acontece en nuestra realidad cercana sino que además cumplimos un rol social en las comunidades donde nos desarrollamos.

La Hemeroteca de Azul, que atesora notables colecciones de los diarios locales -entre ellas la de EL TIEMPO, desde 1933 a la fecha- es acaso la evidencia más clara de la importancia de un diario impreso en el devenir de un pueblo. La institución, no es casualidad, lleva el nombre de Juan Miguel Oyhanarte, un periodista emblemático de nuestra casa. Sus responsables, señalan que el lugar se ha vuelto un sitio de referencia donde investigadores e historiadores pueden indagar sobre acontecimientos locales de su interés, e inclusive recordar su propio pasado, el de su familia y amigos.

Nuestra historia contada día a día, la de nuestras instituciones y personajes, es un valor que no tiene precio. Y es algo que no podemos dejar en manos de los llamados "medios nacionales", que en realidad son porteños y no conocen ni les interesa nuestra realidad local.

"EL TIEMPO, nuestro", se resumía la idea en una campaña que impulsamos hace algunos años.

Sin ingresos genuinos, el periodismo no es sustentable

No es cierto que ya a nadie le interese los que escribimos, por el contrario tenemos niveles de audiencia que superan a los valores históricos. Sí han cambiado los hábitos y las plataformas a través de las que muchos consumen las noticias. El problema radica en que esos nuevos hábitos o plataformas no contribuyen a financiar a los medios de comunicación.

Digámoslo claro, sin ingresos genuinos, el periodismo no es sustentable. El periodismo lo ejercen y es posible por personas, trabajadores, a los que corresponde retribuir por su tarea.

Históricamente, los medios se financiaron a través de dos vías. Una de ellas es la publicidad. Como en otras industrias, el mundo digital irrumpió y cambió abrupta y repentinamente las reglas del juego en ese sentido.

Por un lado, dos gigantes tecnológicos han hecho un uso abusivo de sus algoritmos para acaparar el 95 % de la inversión publicitaria mundial. No generan contenido, pero conformaron un oligopolio que desborda migajas a quienes sí lo hacemos.

Si bien el tema se ha denunciado en tribunales y parlamentos internacionales, y algunas marcas están dejando de invertir en esas plataformas, no pareciera que se vaya a encontrar una solución de fondo en el corto plazo.

Por otro lado, la publicidad digital se mueve al ritmo que marcan los clicks. Ese territorio, también es hostil para los medios locales. Se torna difícil para grandes estructuras mediáticas, que llegan a decenas de millones de usuarios. Mucho más para las pequeñas pymes periodísticas que nos focalizamos en brindar un servicio esencial a comunidades de algunos pocos miles de habitantes.

Emprender en Pandemia

Nos queda, entonces, la más legítima y fiel fuente de financiamiento: los auspiciantes locales, que valoran llegar en forma directa a sus vecinos cercanos; y ustedes, nuestros lectores.

Sabemos que hoy eligen distintas formas de acceder a nuestros contenidos y que también la frecuencia va cambiando en función de múltiples motivos. Se informan adquiriendo un ejemplar en papel, leyendo la Web, a través de nuestro programa radial o, al pasar, a través de algún posteo en nuestras redes sociales. A veces, una o varias veces al día o a la semana; otras, quizás ocasionalmente a lo largo del mes o del año.

Aun con muchas dificultades económicas y financieras, siempre hicimos el esfuerzo de estar ahí cuando cualquiera de nuestros vecinos ha requerido de EL TIEMPO. Y no es casual el "hicimos". En este punto hay que destacar el compromiso y la vocación de todos y cada uno de quienes integramos la "familia tiempista": desde sus dueños hasta el último de los empleados. Todos damos más de lo que recibimos, porque -volviendo al inicio- estamos convencidos de que brindamos un servicio esencial para sostener nuestra identidad local y de que es nuestra forma de contribuir al desarrollo de la comunidad de la que somos parte.

Como sea, la voluntad tiene un límite. Una vez más: sin ingresos genuinos, el periodismo no es sustentable. Una vez más: el periodismo lo ejercen y es posible por personas, trabajadores, a los que corresponde retribuir por su tarea.

Se torna muy difícil, sino imposible, seguir adelante sin renovar el apoyo y el compromiso de nuestra comunidad, que siempre ha respondido. Por eso, hemos habilitado una nueva forma de contribuir a sostener nuestro trabajo en el tiempo, y en EL TIEMPO. Creamos y hoy presentamos EN COMUNIDAD. Una red que iremos tejiendo juntos, apoyándonos y brindándonos unos a otros. Somos optimistas, creemos que nuestros vecinos, nuestros lectores, nos quieren seguir teniendo a su lado y que hoy les estamos facilitando una herramienta para demostrarlo en forma tangible.

Estamos convencidos de que EN COMUNIDAD podemos hacer grandes cosas.


Si llegaste hasta acá es porque buscás historias locales, ayudanos a seguir contándotelas.

SUMATE A EN|COMUNIDAD.

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